Capítulo 19
Despertar
-¡Cliff! - Susurré, a lo que mi parecer era un grito lleno de angustia. Por su voz monótona, mi aliado no había percibido mi miedo.-¿Qué ocurre Mason?
Todo pasó demadiado rápido. Sin tiempo para despegar mis labios, ese "algo" que tenía en las piernas, hundió sus colmillos en mi piel, rasgando la tela de mi pantalón.
Grite fuerte por el dolor que atravesaba mi pierna, comenzé a notar la sangre caliente corriendo por mi pierna, y me mareé. Antes de caerme al suelo, Cliff me sujetó. Miré al cielo sin saber que pasaba, pensando que iba a morirme. Miré las estrellas que podían observarse entre las nubes y por un momento me sentí como en el Distrito 7.
-¿Qué ocurre? ¿Mason, puedes oírme? ¿Mason?
Ahora era mi aliado el que estaba angustiado. Intenté sonreír, pero seguro que me salió una mueca horrorosa por el dolor que aún sentía en la pierna. Luego, todo se volvió borroso. Me noté ligera, y vi como las estrellas y las nubes se movían. Oí voces alteradas, pero estaban lejos. Me dormí...
Cuando abrí los ojos, todo estaba oscuro. No era de noche, pues podía ver como los rayos del Sol entraban por lo que parecía ser la entrada de una cueva y dibujaban sombras en la pared de ésta.
-Ey, buenos días Johanna. -Era la primera vez que no me llamaba Mason.
Giré la cabeza hacia donde provenía la voz del tributo del 4 y le vi. Tenía muy mala pinta: La cara manchada de sangre y llena de heridas, su abrigo roto, al igual que sus pantalones.
-¿Qué ha pasado? -Intenté sentarme, pero me dolía demasiado la espalda. Decidí quedarme tumbada.
-Estábamos en un... nido de mutos. Algo parecido a las serpientes, ¿Sabes lo que son? -Asentí despacio.-Una, o varias, no lo sé exactamente, te mordieron. Llegué aquí. Estabas muy mal. Creí que no sobrevivirías.
-Pero estoy viva. Gracias. ¿Cómo pudiste...? ¿Nos enviaron algo?
-Sí, pero antes... Bueno, tenía que expulsar el veneno de tu pierna, por lo que hize un gran corte. -Señaló la parte de mi pierna sin tela por encima y la miré. Estaba llena de sangre y me faltaba piel. Era un arco invertido sin carne ni piel.- No sabía muy bien lo que hacía, lo siento... Luego mandaron esto.
Me paso un botecito que tenía un líquido negruzco dentro.
-No te disculpes... ya sabes lo que habría sucedido si no te hubieses arriesgado. -Intenté sonreír, pero el recuerdo de mi pierna ensangrentada y sin piel me lo impidió. Sentí náuseas.
-¿Y cuántos quedamos?
-Once. Llevamos siete días en la arena. Supongo que acabe todo esta semana.
-Debería alegrarme. -Aunque en realidad no lo hacía.- ¿Quiénes han caído?
-Deberías. -Rebuscó en su mochila. -Los dos del 5.
Suspiré pensando en cuando me tocaría a mi. Pensé en mi familia, y eso hizo que se me partiese el corazón poco a poco. Evité pensar en Wood, aunque algunas imágenes se me cruzasen en la mente de cuando aún estábamos en el Capitolio. Era mi amigo.
-¿No quieres saber las novedades? -Cliff interrumpió mis pensamientos. Asentí concentrándome en lo que decía. -Todo son buenas noticias. Por supuesto, es ironía. Primero, se ha acabado la comida. Bueno, queda esto, pero lo reservé para ti. Debes de tener hambre. -Me pasó una lata maltratada. -Y segundo...
Hizo una pausa demasiado larga.
-¿Segundo qué?