10/31/2014

Blight: Capítulo 9


Me desperté cuando Cloe me sacudió por los hombros. Habíamos acabado durmiendo juntos. Cuando la vi, todas mis esperanzas de que todo lo ocurrido hubiese sido un sueño se esfumaron.
-Levanta. Hoy toca entrenamiento, y no querrás llegar tarde.
Se levantó de la cama y sentí frío. Agarré el extremo de las mantas y me cubrí la cabeza con ellas. Estaba acostumbrado a madrugar, de hecho me gustaba levantarme temprano por las mañanas e ir a visitar a Rosie antes de ir al colegio. Pero levantarme de la cama ahora para ver a todos esos niños ue intentarían matarme, no me animaba. Cloe me quito las mantas de encima y me tiro sobre la cabeza algo.
-Vistete,  o llegaremos tarde.
Entrecerré los ojos y vi que ella ya estaba lista. Llevaba un mono negro y rojo ajustado que la cubria la mayor parte del cuerpo, excepto los brazos. Ya se estaba recogiendo el pelo en una coleta alta.
-¿De dónde has sacado esto?
Miré con más detenimiento mi mono. Ella se encogió de hombros.
-Simplemente ya estaba ahí.


Desayunamos con Jara y Ray, aunque en realidad era Jara la única que nos daba consejos sobre que debíamos hacer. Pareció decepcionada al saber que ninguno de los dos había trabajado en los bosques con las hachas, ya que ese era el principal punto fuerte de nuestro Distrito. Nos ánimo diciendo que las hachas no eran difíciles de manejar, y que lograriamos tener un nivel medio en estos días de entrenamiento. También fue Jara la que nos acompañó en el ascensor hasta la sala de entrenamiento. Ray en cambio, prefirió quedarse arriba desayunando los deliciosos pastelitos de crema y el café humeante.
No habían sido los últimos en llegar. Al parecer el Distrito 12 y el 10 se habían dormido, porque ninguno de sus tributos estaba en la sala de entrenamientos. Aparecieron cinco y veinte minutos después, entonces fue cuando un hombre nos ordenó ponernos en círculo y explicó los diferentes puestos, armas que había y explicaciones para los Juegos. No me concentré mucho en el hombre que estaba hablando, ya que justo en frente de mí, estaba la chica del Distrito 1; Jade. Cuanto más la miraba, más me recordaba a Rosie, y dolía. Estaba hablando entre susurros con su compañero de Distrito, y ambos parecían haberse hecho buenos amigos de la chica del Distrito 2 que no paraba de temblar. Una vez el hombre acabó de hablar, nos dejó libres para inspeccionar la sala de entrenamiento.
-¿Armas?-Le pregunté a Cloe, intentando no pensar ni en Rosie ni en Jade.
-Armas.-Afirmó Cloe, y nos dirigimos a las hachas sin decirnos nada. Ambos parecíamos pensar lo mismo.
-La verdad es que si que se algo de como utilizarlas...-Musitó Cloe, quién jugaba peligrosamente con el hacha. La cogió por la empuñadura, la alzó en el aire, y esta giro 180 grados, cuando volvió a su mano, la había cogido otra vez por la empuñadura. Me sonrió.-Tengo muchos amigos que trabajan en los bosques, y en el orfanato nos dejan bastante sueltos hasta la hora de la cena... a veces les ayudaba.
-¿Y por qué no se lo has dich a Jara?-Le pregunté atónito.
-Porque así parecerá que habremos mejorado mucho.
-Parecerás...-La corregí, al tiempo que ella alzaba el hach y la tiraba a una diana humana, dándole justo en el estómago. Golpe mortal. Respiré hondo.
-Yo te enseñaré. También tengo buena puntería con los cuchillos, por eso le he dado, aunque la verdad es que se me ha desvíado... Mi intención era darle en el corazón. En los bosques, de niños, jugabamos a que estabamos en los Juegos. Espeluznante, ¿verdad? Bueno, la bobada sirvió para que tenga bastante buena puntería, aunque la verdad, soy bastante buena en esas cosas.
-¿Entonces si tienes puntería sabes usar cualquier tipo de arma?-Pregunté esperanzado.
-Me temo que no... Los arcos, olvídalos. Las espadas también, demasiado cerca del oponente. De la lucha cuerpo a cuerpo ya ni hablamos. Correr se me da mal, y soy astante torpe. No sé hacer ninguna tramp, ni siquiera un fuego...
-Yo tampoco... Quizá deberíamos ir al puesto de hogueras, y aprender algo.
Nos dirigimos al puesto de fogatas, donde estaba la tributo del Distrito 6, y que abandono su aprendizaje cuando nosotros llegamos.
-¿No te parece raro que todos nos evitemos excepto los Distritos del 1, del 2 y del 4?-Me preguntó Cloe.-Quizá es por eso por lo que siempre ganan, y no por sus habilidades, sino porque ellos siempre van juntos y se protegen unos de otros.
-¿Qué quieres decir?-La di un palo de madera fino, y ella lo coloco sobre un tronco, presionandolo con sus manos y dándole vueltas.
-Que unidos somos más fuertes...-Detuvo su trabajo y me dio el tronco con el palo. Intenté imitar lo que hacía ella, y aunque no lo pareciese, era un trabajo forzoso.
-¿Estas pensando en hacer aliados Cloe?
-¿Tu no?-Alzó una ceja mirándome y yo evité su mirada, depositandola en Jade.
Me sentía patético solo con verla. Estaba tumbada boca abajo en el suelo haciendo flexiones sin ninguna dificultad, con unas pesas a su lado, las cuales no tenía ninguna duda de que eran suyas. Cuando acabo con las flexiones, se levantó y corrió hacia el otro extremo de la sala de entrenamientos, subió por unos escalones un poco más altos que su cintura, y cuando llegó arriba, empezó a trepar por la pred de redes, adelantando al tributo del 12 que se había enredado el pie en una de las redes. Bajo de un salto, apartandose los mechones suelto que se le habían salido de las dos trenzas que llevaba y cogió una lanza. Volvió a trotar unos instantes y lanzó la lanza hacia una diana humana. La lanza atravsó la diana justo en el centro.
-Menuda máquina de matar... Bueno, en parte lo entiendo. Ya sabes, es hermana de un vencedor. -Suspiró Cloe.-¿Crees que nos aceptaría como aliados?
-Ni de broma... ¿La has visto? Además, está con los profesionales.
Cloe puso los ojos en blanco.
-He oído que la tributo del dos está loca.
Miré a la chica del dos. Estaba con los cuchillos, mirándolos con una siniestra mirada, mientras la temblaban los brazos.
-¿Acaso alguien que se presenta voluntario a esto no lo está?
Cloe soltó una riosotada y entonces se puso a aplaudir, porque había empezado a hacer fuego. Un hombre se nos acercó y nos dio consejos para avivar el fuego.
Cuando acabamos en el puesto, nos quedamos en el medio, mirando que podíamos hacer. Cloe miraba el puesto de trampas con muchas ganas, en cambio yo seguía mirando a Jade. Ahora estaba con los arcos junto a su compañero de Distrito. Cloe me chasqueó de nuevo los dedos en la cara.
-¿En serio no quieres tener como aliados a Jasper y a Jade? Pareces muy interesado en todo lo que hacen.
-¡No! Es solo, que me fascinan la habilidad que tienen para todo...
-Ya, claro... Bueno, ¿Entonces vamos a hacer trampas?
-¡Claro, estoy deseandolo!
Exclamé con fingido entusiasmo. Hicimos un par de trampas fáciles mientras yo le contaba mi infancia a Cloe. Entonces ella quiso hacer una trampa más difícil. Yo la seguí contando cosas de mi vida.
-Mis padres siempre pensaron que me quedaría con su imprenta, pero claro, no creo que hubiesen pensado que iba a acabar en los Juegos así que... ¿Cloe?-Había levantado la vista para mirarla, pero no estaba por allí. Me levanté dejando la trampa a medias, y entonces la vi. Estaba con Jade y Jasper, lanzando cuchillos a las dianas, y la verdad, es que se la daba realmente bien.
-¡Ey! ¡Blight, ven aquí! -Me llamó Cloe. -¡Quiero presentarte a alguien!
Arrasté los pies hacia Cloe y los dos tributos del Distrito 1.

10/30/2014

Premios Dardos

Holaaaa, bueno, hoy vengo a dejar unas respuestas del Premio Dardos, al cual me nomino el escritor del fantástico blog de: ¡Bienvenidos al cuarto vasallaje de los veinticino! , hace un tiempo y se me había olvidado que tenía estas preguntas pendientes. Así que, ahí van:


                                             1°) La frase más épica del mundo mundial
                                                  Hagamos lo que hagamos arriesgamos.

2°) Algo que querrías hacer con todas tus fuerzas pero que crees que no podrás hacer
Viajar muchísim, a todos los países del mundo.

3°) Que crees que entiendo por abracadabrante y que entiendes tu?
¿Un truco de magia?

4°) Escoge una imagen

5°) ¿Con que personaje ficticio te llevarías bien?
Con Peeta Mellark, con Ron Weasley, Newt... al menos eso creo.

6°) ¿Que canción/libro/película desearías haber inventado tu?
Hum... la verdad es que no lo sé.

7°) ¿Alguna vez has creido que era odio pero era miedo? ¿Alguna vez has creido que era odio pero era envidia?
Sí, a veces es facil confundirlas.

8°) Describete en una palabra
Indecisa

10/25/2014

Johanna: Capítulo 43

Decidí volver a casa. Lo único que podía conseguir estando en los fríos bosques después de la lluvia, solo era resfriarme. Mientras caminaba, pensaba en lo que había dicho Willow. Sabía perfectamente que la gente ya no me veía con la misma iagen tras la entrevista con Caesar, pero de eso ya me había advertido Blight. En relidad, eso no era lo que más me preocupaba, de hecho hasta me resultaba alentador. Lo que me preocupaba era si los Juegos me habían hecho cambiar a mi, a la verdadera yo. No era difícil saberlo. Los Juegos cambian a la gente. ¿Pero cuánto?


No había nadie en casa. Otra vez estaba sola. Sola casa, sola en el bosque, sola... Fui al baño y llené la bañera de agua caliente. Eché al agua unos aceites que le dieron un color púrpureo y me metí. Bajo el agua me sentía bien, y parecía que todos mis problemas desapareciesen. Hundía la cabeza y abría los ojos, viendo el mundo a traves del agua en otro calor. La espuma se amontonaba junto a mi piel, y el agua hacía que el pelo me ondease. Entonces comencé a llorar. Cojí una de las toallas y me envolví con ella. Todo parecía perfecto bajo el agua, pero en realidad el agua no disolvía los problemas. Me miré en el espejo, pero en lo que me fijé no fue en mi rostro, sino en lo que reflejaba desde atrás. Me giré para verlo por la ventana mejor. Un sinsajo. Hacia mucho que no los veía por el Distrito 7. Era precioso, y cantaba sobre la alambrada. Esa alambrada que nos mantenía a todos fuera de la libertad.  Me reí. Los sinsajos eran la prueba de que al Capitolio a veces las cosas le podían salir mal.
"El Capitolio no siempre gana." "La gente cree que eres una asesina. Una mentirosa."  "Quizá solo deberías hacerlo y ya está." "A veces los Juegos no son lo peor de las pesadillas." "Eres lista, y fuerte, sé que podrás con ello." "Sé que puedes hacerlo."
Las voces de la gente que quería empezaron a hablar en mi cabeza, y a trazar un plan. Claro que el Capitolio no siempre ganaba, y claro que podía hacerlo, pero lo haría a mi manera. Sonreí de lado. Y en el reflejo del espejo vi que no era la sonrisa de la niña tímida que fue cosechada para los Juegos, tampoco la de la Johanna rota de hacía apenas unos minutos, ni la Johanna que Blight quería que fuese. Algo había cambiado al trazar ese plan. Bajé las escaleras hasta estar en frente del teléfono y marqué los números con un pequeño temblor, pero antes de  que el´marcase el último, me llamaron a mi. Respondí.
-¿Diga?
-Señorita Mason, ¿ha decidido algo ya?
-Presidente Snow, debe saber que haré lo que me propone.
Pude ver como se le escapaba una siniestra sonrisa de placided.


...


Todo era un auténtico caos. Comenzaba la Gira de la Victoria, y mi décimo octavo cumpleaños se acercaba. Me sentía nerviosa, y no por la Gira y por todas las cámaras que estarían alrededor de mí durante estas semanas. La verdad es que ya me había acostumbrado a las cámaras. Pero lo que me ponía de los nervios es que la quedada con Snow se acercaba.
-"Tras la Gira de la Victoria, vendrás al Capitolio, y hablaremos..."
Seguía con mi plan en la cabeza. Había preferido mantener a Blight al margen. Sabía lo que diría, incluso yo lo pensaba. Lo único que me preocupaba era si las cosas salían mal... No podía creer que hubiese cambiado tanto después de los Juegos. Antes, tan solo de pensarlo me colocaría un cartel de "loca" en la frente.
Llamaron al timbre, y mi madre fue a abrir con su más cordial sonrisa. Hacía mucho que no veía a Minerva Brightness. Ya no llevaba el pelo verde. Ahora era de un color rojizo, degradándose en las puntas hasta convertirse en naranja. Iba envuelta en un abrigo largo de color blanco, con unos guantes anaranjados, a tono con su pelo. Abrazó a mi madre cuando entró en la casa, y después a mi.
-Oh, Johanna... pero si que has crecido. Estás espléndida.
Después entraron mis estilistas.
-¡Johanna! -Gritaron a la vez.
-Hola chicos...-Mascullé con un tono de dejadez y una sonrisa que hacía ver que en realidad no estaba cómoda. Blight me había advertido que debía de seguir actuando, aunque la verdad es que no necesitaba mucho esfuerzo para actuar la  sonrisa.
-¡Estas uñas esán fatal!-Suspiró Silva.
-¡Habrá que cortar tu precioso pelo!-Gritó Petra.
-¡Podrías haberte cuidado un poco, vamos a tardar horas!-Exclamó Lucius
-Creí que habrías aprendido un poco de mi sobre la moda...-Dijo Vibia, cansada.
Me separé de ellos.
-Bueno... ¡Habrá que empezar! ¡Mucho trabajo nos espera para el poco tiempo que tenemos! ¡Qué ilusón! -Dijo Minerva, y me cogió de los hombros.- Vas a estar fabulosa y espléndida, y todo el Capitolio se fijará en ti y te querrá imitar. ¿Te acuerdas del vestido que llevaste en las entrevista? Ha sido el más vendido de todo...
-Minerva...-Susurró Vibia, haciendo que ésta se callase, y cogiéndome de una mano.-Bajaremos en cuanto hayamos acabado. Chicos...
Silva, Petra y Lucius nos siguieron por las escaleras.
-Quedará espléndida. -Seguía pometiendo Minerva, esta vez, a mis padres y a Paul.
Honestamente, prefería pasar el tiempo con Minerva que con mis estilistas, que lo único que hacían era hacerme sufrir.
Me dieron un baño, me pintaron las uñas, me depilaron, me cortaron el pelo a la altura de los hombros, me maquillaron con sombras oscuras -creo que hbían pillado la indirecta- y luego me vistieron con unos pantalones verde oscuro y un abrigo largo de color negro. Las botas también ern negras, con decoraciones doradas, y según Petra, eran de piel de caballo. Solo me pude lamentar por el pobre caballo.
Cuando bajé, Minerva estaba más emocionada que yo.
-¡Estas perfecta! Veo que este año se llevrá la ropa oscura, y este corte de pelo ¡espléndido!
Suspiré de cansancio.
-¡Venga! ¡Alegra esa cara! ¡Es tu día!
-No pienso sonreír, estoy cansada...-Me quejé.
Minerva torció su sonrisa en una mueca y luego se acercó a la puert repiqueteando sus tacones por el suelo de madera.
-¿Preparada?
Me encogí de hombros.
-Tres... Dos... Uno...

10/22/2014

Blight: Capítulo 8

-¿Hermanos?  Ja, ja. Muy buena esa Cloe. -Me reí estrepitosamente sin saber por que Cloe me decía eso sin ningún motivo.
-Estoy hablando en serio.
Cloe parecía malhumorada ya que no paraba de poner los ojos en blanco y llevaba con los brazos en jarras durante un buen rato.
-Soy hijo único. Siempre he vivido con mi padre y con mi madre. Con nadie mas. Si no recuerdo mal tu eres del orfanato del Distrito así que no intentes acoplarte en mi familia y arruinarla.
Si a Cloe le daba por decir en la entrevista con Caesar que ella y yo eramos hermanos la gente del Capitolio se volvería loca pero en mi casa seria muy distinto. Mis padres no se llevaban demasiado bien últimame.
Mire a Cloe. Seguía con los brazos en jarras, pero ahora tenía los ojos acuosos y la cara roja por la ira.
-No se para que te lo he contado... Sabia que era estupido. Demasiado pronto.
-¿Demasiado pronto? Voy a morir...
Ella me miro con rabia y salio de la habitación, chocando su hombro con el mio fuertemente. Salí tras ella, pero ya no había nadie en la habitación cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad. Regresé a su habitación. No quería estar solo y sabia que volvería.
Me tumbe en la cama esperando e intentando aclarar las palabras de Cloe. La palabra "Hermanos" me repiqueteaba en la mente como un dolor de cabeza. Hermanos, hermanos, hermanos...
Era imposible, ¿no? Yo nunca antes había hablado con Cloe antes de losJuegos. Quizá solo fue de una estrategia para ganar patrocinadores. Al fin y al cabo, Cloe era lista. No me extrañaría que acabase finalista, incluso vencedora, aunque no sabia si tenia un buen dominio sobre las armas.
La puerta se abrió de nuevo cuando el reloj  marcaba las tres de la mañana. Seguramente me habria dormido sin darme cuenta, pero ahora ya estaba despierto, listo para escuchar respuestas,
-Explicamelo.
-¿Sigues aqui? Mañana hay entrenamiemto deberias irte.
-Quiero respuestas...
-¿Y que pasa si yo no quiero dartelas?
-Pero quieres...
Ella me miro, yo la mire, y acto seguido se tumbo a mi lado en la cama.
-Mama suele ir a verme todos los sábados por la mañana...
Me sonó demasiado raro que llamase "Mama" a mi madre. A... ¿nuestra madre? Ella continuó.
-Yo sé que a ti te decía que iba ha ayudar a las ancianas del orfanato, y en cierto modo era verdad pero ya de paso me visitaba. Yo me acordaba de ella de antes, de cuando vivía con papa. Luego el murió y me trasladaron al orfanato. Tenia seis años y me lo contó todo. Recuerdo que al principio me enfade muchísimo, pero ella era la única que me visitaba y me traía galletas. Me contaba que se sentía muy mal, que la resultaba imposible verme lejos de ella. Yo la sonreía diciéndola que estaba bien.
-Pero no entiendo... ¿y mi padre?
-Nuestra madre amaba a mi padre. El matrimonio de ella con tu padre fue por conveniencia, no porque ella lo quiso. Ella me lo iba contando. Me hablaba de ti. De que tenia un hermano pequeño... Muchas veces desee acercarme a ti en el colegio y abrazarte, pero no podía. Se lo había prometido.
-¿Estas diciendo que mi madre tenia un amante y era tu padre ¿Y mi padre no se dio cuenta de que estaba embarazada de ti?
-Tus padres tenían fuertes discusiones ya de aquella, así que solo hacia falta un pequeño enfado para que tu madre desapareciese un par de meses. Ella no sabia decírtelo. Y tampoco se atrevía. Cuando vino a verme me dijo que debía contartelo,. Que teníamos que saberlo los dos. Y en parte es justo. Tu has vivido con ella todo este tiempo sin saberlo, yo lo he sabido viviendo sola.
Me quede en silencio intentando asimilarlo todo.
-¿Eres mi hermana mayor?
Asintió levemente y me abrazo con fuerza. Pude oír como en un susurro me pedía perdón por todo. No estaba enfadado con ella. Cloe tan solo había mantenido su promesa. Pero mi madre debería habérmelo dicho. Hace mucho tiempo. Me sentía como si toda mi vida hubiese sido una mentira. Sabía de sobra que mis padres no se querían , es mas, casi ni se soportaban. Pero no podía imaginar a mi madre con un amante.Es mas, ¿seria mi padre de verdad mi padre?
deberíamos dormir. Mañana podrás preguntarme mas cosas si quieres durante el entrenamiento.
-Si, claro.
Asenti y me abraze a ella mas, ya que era la única persona que podía consolarme.

10/21/2014

Johanna: Capítulo 42

Nunca me hubiese imaginado que la casa de Blight fuese tan parecida a la mía. Ya podía ver a mi madre ordenando todo y suspirando cada vez que se encontraba algo fuera de su sitio. Un delicado mantel de fina tela blanca con bordados florales cubría la mesa de madera. Diferentes pinturas adornaban las paredes, pintadas de un relajante color arena. Había fotos viejas enamarcadas y colocadas por diferentes sitios de las sala. Todo parecía tan acogedor...
-¿Qué era eso tan sumamente importante de lo que tenías que hablarme?-tronó con una voz demasiado cargada de cansancio.
-Me ha llamado Snow...
Por un momento solo hubo un silencio. Las pisadas de Delia hicieron que blight volviese a la realidad.
-¿Y Snow por que querría llamarte?
Me aclaré la garganta. No era algo que me apeteciese hablar con Blight, pero no sabía a quién más recurrir. Y con Delia por ahí...
-No es la primera vez que hablamos. El día de la entrevista, antes de volver al distrito, el y yo tuvimos una pequeña charla...
Blight se debió de dar cuenta de que la presencia de Delia, me molestaba.
-Delia, ¿por qué no vas al Distrito y compras algunas cosas?
La chica hizo un rápido gesto de asentimiento, cogió un bolso y un brigo y salió. Blight apoyó sus nudillos sobre el mantel blanco que había sobre la mesa y me miró ladeando la cabeza.
-Snow me ha sugerido de una manera muy cortés que el trabjo que realiza Finnick Odair en el Capitolio sería muy bueno para mi. Blight, tu sabes cual es ese trabajo, creo que todo el mundo lo sabe. Y tengo miedo. Me ha amenzado. No a mí, a mi familia.
Pude ver que Blight lo creía. Tensó los musculos de la cara y comenzó a hacer un rugido extraño con la garganta.
-¿No hará nada verdad? No puede hacerlo. ¿Verdad?
Intentaba con todas mis fuerzas que hubiese otra salida, pero desearlo no servía de nada.
-No es la primera ve que pasa.
Su voz expresaba una tranquilidad que me ponía de los nervios.
-¿Y a mi que más me d que no sea la primera vez? ¿Has oído lo que te he dicho? -No hubo respuesta.- ¡Blight!
-Quizá solo deberías hacerlo y ya está.
-¿Qué?
-Ya me has oído...
-No puedo creer que me estes diciendo eso. Eres mi mentor, se supone que tienes que ayudarme.
-En los Juegos.
-¡Esto es por culpa de los Juegos!
Blight se separó de la mesa y se dejó caer en una silla. Noté como las lágrimas se amontonaban en mis ojos, pero no permití dejar caer ni una. Esperé por una respuesta, por un simple gesto. Una mirada. No hubo nada.
-Esta bien. Me alegra saber quién se preocupa por mi y quién no.
Salí de la casa con grandes zancadas y cerré la puerta de un golpe. Llovía mucho, y el agua empezaba a calar la ropa, y a hcer que el pelo se me pegase en la cara y me entorpeciese la vista.
Me sentía mareada. ¿Quién me podía ayudar? Blight no, eso seguro. Y no podía contarles nada ni a Paul ni a mis padres.
Empezé a correr sin motivo. Necesitaba despejarme. Hacer algo que centrase todos mis pensamientos en eso y quizá el cansancio lograse aquella tarea.
Al salir de la Aldea de los Vencedores, solo había un camino que te llevase al Distrito. Era un camino estrecho y con muchas curvas, de tierra. A ambos lados del camino se expandía un extenso bosque verde lleno de pinos, abetos... El lado de la izquierda no daba a ningún sitio, tan solo a la valle que indicaba el término del Distrito. Si te salías del camino e ibas por la derecha, podrías encontrarte con todos los trabajadores de la madera. El bosque del 7 era kilómetrico.
No sé durante cuanto tiempo corrí. Tropezé un par de veces, cayéndome al suelo. Luego paró de llover, pero yo seguí corriendo. Al oír el ruido de las hachas cortando la madera me paré. Este era mi hogar. Mi vida de antes, sin riquezas ni fama, pero mi vida. Daría cualquier cosa por volver a ella, pero ya era imposible.
-¿Johanna?
Giré la cabeza hacia la voz y vi a Willow. Mi mejor amiga. La que creyó que no volvería. No había vuelto a verla desde aquel día en el Edificio de Justicia, cuando fui escogida. Ni siquiera cuando volví en aquel tren. Tampoco en los dos meses que llevaba en la Aldea de los Vencedores. La verdad es que verla allí, me sorprendió. Seguía igual que siempre, salvo que su pelo había crecido un poco.
-¿Willow? ¿Qué haces aquí?
Me enseñó el hacha y se encogió de hombres.
-Hacía mucho que no te veía. Te ves bien...
¿Estaba bromeando? ¿Me veía bien después de todo lo que me había llovido encim?
-Sí, tu igual. -Dije, pensando que ella pensaría lo mismo que yo.
Se notaba la tensión entre las dos. No había sonrisas, solo nos mirábamos como si fuesémos dos completas desconocidas.
-No viniste a verme.
Dije al fin, sácandome el peso de encima.
-Mis padres no creían que verte tras los Juegos fuese buena idea.
"Y tu tampoco."-Pensé.
-¿Por qué? Creí que éramos amigas.
-Y lo erámos.-Éramos. Ese era el problema.- Las cosas han cambiado por aquí Jo. Y tu también.
-¿Qué cosas?
-¿No has visto las reacciones de la gente?
-Obviamente no, llevo dos meses sin salir de casa y no me considero totalmente cuerda.
-La gente piensa que eres una asesina. Una mentirosa. Al principio lloras en cada momento que sales en pantalla y luego te conviertes de la noche a la mañana en una máquina de matar. La gente habla. Y más desde que tu llegada cambiásemos repentinamente de Alcalde. Que casualidad que nadie conoce al nuevo Alcalde.
-¿Nuevo Alcalde?
Aquello era nuevo para mi. Willow apoyó el hacha en el suelo y suspiró.
-Están cambiando muchas cosas Jo. Y creo que principalmente van a cambiar para ti.
-No me hables de cambios. No me hables de nada. ¡Ni siquiera sabes por lo que estoy pasando! ¿Asesina? ¿Quhe hubieses hecho tu para salir de ahí? ¿Sabes lo que es estar allí, con gente, y pensar a cada minuto que si tu sales ellos deben morir? ¡No! ¿Y por eso las cosas cambian por mi culpa? ¿Por ser la nueva vencedora?
Willow se encogió y levantó el hacha para reposarla sobre su hombro.
-Yo solo te estoy advirtiendo...
Me miró un momento antes de caminar en la dirección opuesta a la mia.
-Willow... ¿Aún eres mi amiga?
-Solo si tu sigues siendo la misma...

10/10/2014

Blight: Capítulo 7

Hacía calor y estaba desorientado. Lo único que veía era oscuridad, y luces pasando en frente de mis ojos de aquí para allá. Podía oír el ruido que la multitud hacía gritando los nombres de sus Distritos favoritos. Casi todos aclamaban al 1, y la verdad, no era de extrañar. Me había quedado mirando a los tributos del 1 hasta que Cloe me distrajo, y de no ser por ella, los hubiese mirado hasta que su carro desapareció por la esquina.
Giré la vista para mirar a mi compañera. Era difícil adivinar su expresión. No estaba seria, pero tampoco sonreía. Podía ver en sus ojos el ansia de curiosidad, en cambio yo, no me atrevía a mirar más allá del carro. Los caballos iban bastante rápido, y a decir verdad, las alturas no me agradaban. Respiré hondo. Cloe seguía agarrada de mi mano con fuerza, pero esta vez no hice nada para zafarme de ella. Incluso me tranquilizaba. Sin Cloe, estaba solo. Y ahí, en lo alto de un carro en marcha con muchas posibilidades de perder el equilibrio y caerme, -los nervios me jugaban malas pasadas de vez en cuando.- prefería que Cloe estuviese a mi lado.
Dentro de toda la confusión y el vocerío de la gente del Capitolio, me di cuenta de que cuando paramos en frente de una gran casa, estabamos nada más y nada menos que delante de la mansión del Presidente Snow. Llevaba un traje blanco, y se había arreglado su barba rubia.
Nos dio la bienvenida tras un par de tragos a su copa, y habló sobre la importancia de los Juegos. Como siempre solía hacer el mismo discurso, cambiando un par de cosas cada año, me permití distraerme. Todos mis pensamientos se trasladaron al Distrito 7. En mis padres, mis amigos, Rosie... ¿Qué estarían haciendo? ¡Rosie!
Me giré instintivamente hacia el lugar donde el carro del Distrito 1 había parado. La chica rubia que me recordaba a Rosie demasiado-Cloe había dicho que su nombre era Jade.- y a la que no podía parar de mirar por esa razón. Me di cuenta de que la gente gritaba su nombre junto al de "Jasper" ¿Sería su compañero de Distrito?
Los carros volvieron a moverse cuando Snow terminó de hablar.
Ninguno de los dos estilistas nos esperaban cuando Cloe y yo bajamos de los carros sin ninguna ayuda. Sentía como si los pantalones estuviesen a punto de romperse así que di un salto y caí al suelo. Cloe decidió hacer lo mismo salvo que ella se quitó los zapatos antes. Caminamos hacia el ascensor mientras miraba a mi alrededor. Todos los estilistas felicitaban a sus tributos. Los deL tres llevaban un sofisticado traje envuelto en cables que llamaba bastante la atención. Los del dos lucían vestidos plateados. El Distrito 4 vestía completamente de un profundo azul.
-Chicos, esperad... -Musitó Cressa, agarrandonos a cada uno por el hombro.- Iré a hablar un momento con Nora -Señalo a ambos tributos del distrito 5, vestidos de verde y a su respectiva acompañante.- Podéis subir. Estaréis cansados, pero no cenéis sin mi.-Nos apretó el hombro y se fue. Cloe se subió en el ascensor y presionó el botón para cerrar las puertas. Me colé antes de que pasase.
-¿Me puedes explicar todo ese rollo misterioso que...?
Aún seguía con la duda de lo que Cloe quería decirme, si es que quería decirme algo.
-Ha estado bien, ¿eh? Aunque me agarrabas muy fuerte la mano.
-¡No cambies de tema!
-No lo he hecho...
Se encogió de hombros y miró hacia arriba, esperando llegar a la planta 7 por fin.
-Venga Cloe... Me dijiste algo en el tren antes de llegar. Y antes de que los carros salieran a la ciudad. Tienes algo importnte que decirme pero no quieres hablar de ello. ¿Por qué?
Las puertas se abrieron y me dedicó una mirada. Entreabrió la boca, pero luego salió dando grandes zancadas sin decir nada.
-Al menos dime por que no quieres decírmelo, pero a la vez no paras de mandar indirectas.
Se giró un momento antes de entrar a su habitación.
-Es complicado. ¿Vale?-Parecía enfadada.- Yo no debería de ser la que te lo dijese. Tu deberías de saberlo también.
Suspiró y se apoyó en la puerta. Miró el techo evitando mi mirada. Me apoyé en la pared.
-Sea lo que sea... que sea pronto. Estaré muerto cuando empiezen los Juegos.
-No digas eso. -Replicó.
-¿Por qué? No lo entiendo, eso sería mejor para ti.
-Porque te quiero Blight.-Suspiró. Ladeé la cabeza sin comprender, y luego añadió algo.- No de la forma que tu piensas.
Antes de poder reaccionar, se dio la vuelta y se encerró en una de las habitaciones. Llamé un par de veces a la puerta. No contestó.
-Cloe...
Volví a llmar. Sabía que estaba ahí. ¿Por que no me contestaba?
-Ven esta noche. ¿De acuerdo?-Susurró desde el otro lado, y yo asentí.
-Sí, claro.-Dije al darme cuenta de que no podía verme.


Cloe decidió saltarse la cena. Le dije a Cressa, a Ray, a Jara, y a los estilistas, que se sentía demasiado cansada así que se había ido a dormir, a parte de que no tenía hambre. Pude advertir como Cressa arrugaba la nariz pues nos había dicho que la esperasemos para cenar.
No comí mucho, aunque todo lo que había en la mesa parecía delicioso; langosta, cerdo, verduras gratinadas, tartas, bebidas de todos los colores y sabores... Aunque no me entraba nada en el estómago. Estaba demasiado nervioso por lo que Cloe podía decirme.
Me sentía raro. Había dicho que me quería, pero ella sabía que yo estaba con Rosie. Quizá solo lo dijo para intentar llamarme la atención, y para que después fuese a verla.


Era medianoche cuando decidí abandonar mi habitación y meterme en la de Cloe. Al principio no estaba muy seguro, por si alguien estaba vigilando, o por si se había quedado dormida ante la espera, pero no. Antes de que me diese tiempo a llamar a la puerta, ésta se entreabrió. Cloe llevaba el pelo suelto y varios mechones de pelo oscuro le caían sobre la cara. Llevaba puesto un fino camisón de tela blanca e iba descalza. Se hizo a un lado para dejarme pasar. El corazón me latía fuerte, presa de los nervios.
-Esta bien... -Entrelazó sus manos y empezó a caminar por la habitación, luego se sentó en la cama con las piernas cruzadas, y se volvió a levantar.
-¿Me quieres?
-Calla...-Dijo, con un deje de burla.-Siéntate. Quiero que me prometas algo...
-A ver...
-No te enfades con nadie. Ni conmigo por no habértelo dicho. Ni con Rosie. Ni con tus padres. Sobre todo con tu madre.
-¿Mi madre?
Otra vez mi madre. ¿Qué tenía que ver ella con todo esto?
-No sé porque...
-Calla, y dejame hablar a mi... -Se colocó en frente de mi, a unos cuantos centímetros y me cogió de las manos. Éramos más o menos de la misma altura, y por un momento pensé que iba a besarme.-Tu madre y yo...-Titubeó.- Ella me dijo que tenía que contarte lo que ella no pudo hacer, Blight. Ella... Blight. Tu y yo no somos solo compañeros de Distrito en los Juegos.
No entendí nada.
-¿Qué quieres decir? No te entiendo Cloe.
-Ella quería decírtelo pero nunca se atrevió, y cuando salimos los dos en la Cosecha...
-Cloe, ¿el que quería decirme?
Se mordió el labio con fuerza, miró al suelo y luego me miró a los ojos. Lo único que pude percibir fue tristeza.
-Tú y yo somos hermanos Blight.






Y aquí tenéis el Capítulo 7. Espero que os haya gustado y bueno, en el próximo capítulo aclararé todo esto. ¿Os a gustado? ¿Qué pensais sobre Blight y Cloe? ¡Comentad! ^^.

10/06/2014

Blight: Capítulo 6

Una vez acabado el trabajo de Albus y Didus, estos desaparecieron, dejandome solo con Atella. Ella parecía entusiasmada, agitando entre sus brazos un traje de color marrón. Distrito 7, madera. ¿Qué esperaba? 
Odiaba el traje. Era ajustado, incómodo y no podía dar un paso más largo que mi propio pie. Cuando vi a Cloe aparecer de la misma manera que yo, me sentí algo mejor. Llevaba el mismo traje ajustado que yo, salvo que el de ella era un vestido más corto de lo que lo eran mis pantalones.
-Te ves rídiculo Blight. -Me dijo Cloe, muy seria. Pero de pronto se echó a reir, algo que relajó a Cressa, ya que estaba de los nervios comparándonos con todos los tributos de años anteriores.
Cressa, Atella, y el estilista de Cloe nos llevaron hasta la planta donde se encontraban los carros con los caballos. Ya habían llegado algunos de los demás tributos, y eso no me hizo sentir nada bien. Parecía ser que a Cloe tampoco porque me agarro la mano con una fuerza sorprendente.
-Esta bien...-Dijo Cressa.- ...Estais fabulosos. ¡FA-BU-LO-SOS! La gente se fijará en vosotros... nada más os vea.-Torció la nariz y eso me hizo pensar en que mentía.
El estilista de Cloe la subió al carro, y luego a mi, ya que no podiamos casi ni movernos. Mi compañer miró todo con nerviosimo.
-Estad tranquilos... -la voz pausada de Atella intentaba ser tranquilizante, pero a mí, me ponía de los nervios.- Hum..., lo haréis bien, esto... esto... no es importante. Solo es la bienvenida, hum... Y estais muy guapos. Si, estupendos.
Entonces pasaron dos tributos, acompañados de sus estilistas. Era imposible no quedarte mirandoles. Ambos eran guapos. Intenté hacer memoria, y recordé las Cosechas. Distrito 1, Lujo. La verdad, sus trajes reflejaban bien su distrito, y su belleza. Los dos eran rubios y de piel clara. El chico llevaba el pelo despeinado, y cada mechón apuntaba a algún lugar diferente. Llevaba la camisa, los pantlones y los zapatos blancos, y una corona dorada en la cabeza. La chica, en cambio estaba enfundada en un largo vestido blanco, y parecía que iba descalza.  El pelo lo llevaba suelto, con pequeños tirabuzones dorados sobre la cara, y una tiara sobre su cabeza. Sentí un pinchazo al verla, porque me recordaba a Rosie. Aunque no podía olvidar que era profesional, y además, la hermana pequeña de un aniguo vencedor.
Cloe pasó una mano por mi cara y luego chasqueó sus dedos.
-¡Eh! ¿Recuerdas donde estamos? No vienes aqui a enamorarte de Jade.
-¿Jade?-Pregunté desconcertado.
-Jade.-Señaló a la chica rubia del Distrito 1 que cababa de pasar.-Intentará matarte mientras le recitas un poema de amor.
La miré de una forma extraña, que contenía enfado y desconcierto.
-No me gusta Jade. Además, yo ya tengo novia.
-Lo sé. -Suspiró y sonrió, cogiendome de la mano.- Anda, venga... tenemos que dar buena impresión.
Miré la mano de Cloe, junto a la mía, y luego la miré  a los ojos. Ella sabía que estaba con Rosie, ¿por qué me daba la mano?
Los carros empezaron a moverse, y el Distrito 1 salió.
Intenté deshacerme de la mano de Cloe, pero la agarró más fuerte.
Salieron el Distrito 2 y el 3.
-Cloe... no creo que...
-Rosie lo entenderá Blight.
-¿Qué? ¿El qué? Tu y yo no somos nada...
-No de la forma que tu piensas...
Salieron los carros del 4 y del 5, y ella seguía sin soltarme la mano.
-Blight, ¿tu la quieres? -Asentí rápido.- Pues eso es lo que importa. Solo te estoy dando la mano como compañeros de Distrito, como... ya lo entenderás.
-¿El que entenderé?
Entonces salió el 6.
-Es dificíl de explicar.
-Cloe, ¿el qué?
Y salimos nosotros, y Cloe no quiso responderme.








         Nick Robinson PictureHailee Steinfeld Without MakeupFile:Elle-Fanning.jpeg 
              Blight                           Cloe                           Rosie


Holaaa, os dejo el Capíulo 6 de la historia de Blight, y las fotos de quien es cada uno. Espero que os haya gustado, y comentad. ^^

10/05/2014

Capítulo 41: Johanna.

Pasó un momento en el que no me atreví a hablar. Pareció una eternidad, cuando en realidad seguramente hubiesen sido un par de segundos. No esperaba su llamada, no aún. Me aclaré la garganta, e intenté que mi voz sonase clara. Sin mucho éxito.
-Presidente Snow... -La volví a aclarar, y usé un tono de sarcasmo.- Que alegría su llamada. ¿Qué quiere?
-Ya ha pasado un tiempo desde la última vez que hablamos. ¿Qué tal estás? ¿Tu nueva casa? ¿Alguna queja?
-Nignuna queja. Todo está perfecto.
Otro silencio incómodo. A través de la línea pude escuchar un leve chasquido.
-¿Recuerdas nuestra breve charla?
-Como olvidarla... -Dije con asco. En realidad, solo lo había pensado, pero las palabras salieron de mi boca sin más.
-¿Y que has decidido al respecto...?
Otro silencio. Recordaba bastante bien la conversación que había mantenido con Snow aquel día. Recordaba la conversación que Pul y yo habíamos tenido sobre Snow.
"-Solo quieres asustarte Jo. Es él quien gana dinero contigo."
"-No quiero volver al Capitolio, ni saber nada de Snow, ni de los Juegos. Nunca más." Le dije, estúpidamente, ya que en unos meses sería la Gira de la Victoria, y me harían revivir cada momento de los Juegos.
"Si hay alguien fuerte en esta familia, eres tú. Da igual que seas la mas pequeña, y la que menos come. Si alguien lleva el peso de esta familia eres tu. Yo no hubiese salido de ese Infierno. Tu sí. Recuerdalo. Eres más fuerte que ellos."
Y eso me dio fuerzas. Paul tenía razón. Había sobrevivido a 23 personas. Había sobrevivido a los Juegos del Hambre. ´Me había matado a mi misma para convertirme en un persona distinta.
-No voy a hacerlo.
-Johanna, Johanna, Johanna... creí que eramos amigos.
Bufé, y volví a recordar la conversación con Snow poco después de ganar los Juegos. Entonces una frase empezó a retumbar en mi cabeza.
"Tienes una preciosa familia."
No iba a por mi. ¡Claro!  A mi no podía hacerme daño. A mi me querían en el Capitolio. Matar a un vencedor sería de locos. Pero su familia, era poco conocida. Blight no tenía familia, al menos que yo supiese. Tampoco Ray. ¿Y Finncik Odair, el tributo vencedor del 4? Cada vez que le sacaban en la television merodeaba solo, y podia recordar perfectamente que en sus juegos el tenía un hermano.
Mis piernas comenzaron a temblar. ¿Todos los vencedores terminaban así? Mis ojos se llenaron de lágrimas.
-¿Johanna?-Pregunto Snow. Apostaría que estaría sonriedno de lado pensando. "Yo gano. Siempre lo hago."
-Tengo que colgar Presidente. Le daré la respuesta más... más... en unos días.
-Me parece bien. Cuídate, Johanna.- Oí como la línea se cortaba y me derrumbé en el suelo. Paul no podía saber nada de esto. Mis padres tampoco. Solo me quedaba una opción.
Blight.
Nunca me había llevado bien con mi mentor. La única vez que podría haber conecetado un poco con él, fue la noche en el tren, antes de llegar al Distrito. Pero todavía era mi mentor, ¿no? Se suponía que aún debía de ayudarme.
Me levanté del suelo y me calcé las botas de cuero que me había quedado de los días en los que permanecí en el Capitolio tras los Juegos. Cojí un abrigo y salí a la calle. Eran mediados de Octubre, y cada día el termómetro marcaba menor temperatura. En el siete, las nevadas comenzaban poco después de que llegase Noviembre, y perduraban hasta principios de Abril.
Blight no vivía muy lejos de mi casa, así que en diez minutos había llegado. Me limpié el barro de las botas que se había creado en el suelo por culpa de la lluvia en el porche y llamé en la puerta de madera con los nudillos desnudos. Blight no fue quien me abrió, si no una chica rubia más o menos de mi edad. Era raro ver a gente con aquel color de pelo por el Distrito, no era muy común, tan solo en unas cuantas familias.
-Hola. -Saludó tímidamente, y se apartó, dejandome pasar.
-Hola...-La saludé, con el mismo tono de voz y busqué a Blight con la mirada.
-¿Esta...?
-¡Delia! -Se oyó rugir una voz desde otro luegar de la casa. La chica miró al suelo.- ¡Te dije que no dejases entrar a...! -Blight apareció por una puerta y de repente se calmó. Solo un poco- Ah, eres tu...
Habló sin mucho ánimo, como siempre.
-Necesito hablar contigo Blight, es urgente.
-Y yo necesito un café. Delia...
La chica me miró, luego miró a Blight, y se marchó dando pasitos cortos. Luego Blight se dio la vuelta y despareció por una esquina. Decidí seguirle.














         Os dejo una supuesta foto de Delia. ¿Quién será en verdad? Espero que os haya gustado el capítulo, y comentad. ^^.