7/31/2014

Capítulo 3: Blight

A decir verdad, nunca antes había montado en un tren, y me pareció magnífico. Los suelos estaban cubiertos por una lujosa alfombra con hebras de hilo dorado, a lo que me pregunte si serían de oro. Las paredes estaban repletas de ventanas que te dejaban ver el precioso paisaje; bosques verdes, praderas salvajes, montañas de piedra... y la velocidad era tal, que si cerrabas por un segundo los ojos ya te habías perdido algo fantástico. No quería despegarme de la ventana. Los muebles eran de una madera rojiza bastante cara, y relucían. Desde luego ese podría haber sido el mejor día de mi vida si no fuese a donde debía de ir. Trataba de ignorar ese tema, y aunque al principio fue bastante dificíl, cuando Cloe me llamó para que mirase a través de la ventana los preciosos paisajes que había más allá del cristal, gran parte del peso se esfumó. Aunque no todo era tan fácil. De hecho, era raro. No me sentía preocupado, quizá ya hubiese aceptado mi pérdida, quizá me estuviese preparando, no lo sé, pero me sentía... vacío, como si algo faltase. Me preguntaba si aquel vacío sería por la preocupación y la tristeza de Rosie, o por la de mis padres, amigos...  No había respuesta para aquellas preguntas, tan solo, más preguntas. Asi que tamién intentaba hacer caso omiso a las preguntas para que no apareciesen más. 
La cena fue un auténtico desfase. Jamás había visto tanta comida junta en toda mi vida, y Cloe, por lo visto tampoco. Pato con una salsa líquida (y deliciosa) por encima. Varios tipos de pescado. Verduras gratinadas. Postres de todos los sabores: dulces, salados, incluso picantes...
Crassa Glist, la encargada de las papeletas en el Distrito 7 por primer año, hablaba mucho. Mucho. Al parecer nuestro Distrito era encantador, y no se lo había imaginado así nunca. Le gustaba más que el 8, ya que era menos industrial y más limpio. Dudaba de Crassa. Sus comentarios eran formidables, aunque a veces su comportamiento era tan petulante que volvía a parecerme una persona normal del Capitolio. Crassa, era difícil.
La cena fue espléndida. Los antiguos vencedores aparecieron en mitad de la cena. Sus nombres eran Ray y Jara, y con ellos se acabaron las sonrisas y nos dejaron caer al suelo, sin nada para protegernos.
-Volved a la realidad chicos. Esto no son risas y fiesta, hay que ver las Cosechas del resto de Distritos...
El resto de la cena fue silenciosa, salvo por algún que otro comentario de Cressa. Cloe no espero a que el resto terminase, se disculpó y se marcho a su habitación a descansar pese a las palabras de los antiguos vencedores, sobre todo de Jara, para ver las demás cosechas.
-Yo preferiría verlas con Cloe. Si me disculpáis...
Arrastré la silla hacia atrás para levantarme y Jara chasqueó los dedos.
-Es mejor que la veas solo y te vayas preparando. ¿Te crees que esto va a ser fácil? ¿Crees que lo es?
Me quedé con un nudo en la garganta sin saber que responder. Jara parecía entre enfadada y cansada, y le temblaba la mandíbula. No supe que responder, así que al final me fui a mi habitación también. Sinceramente, no tenía ganas de ver las Cosechas. ¿Para que? ¿Para recordar donde estaba? ¿Para ver que mis oponentes eran más temibles que yo? No...
No dormí. No porque estuviese nervioso, ni asustado, que en parte lo estaba, pero el paisaje seguía siendo precioso. Algo me distrajo, un toque en la puerta. Me levanté del suelo para abrir y Cloe pasó a mi habitación sin preguntar.

7/24/2014

Johanna: Capítulo 38

El viaje de vuelta al Distrito 7 fue largo y tedioso. No podía dormir, así que me dediqué a pasear por los vagones del tren mientras todo estaba en silencio. En el viaje de ida, Wood había estado a mi lado. Pero ya no. Ahora estaba sola. Aún por el día, rodeada de gente, me sentía sola. ¿Era eso posible? Que todos te halagasen y estuviesen detrás de ti todo el día ¿Y a la vez sentirse sola? Parecía ser que sí. Me senté en uno de los sillones de la cafetería. Era muy cómodo. Cerré los ojos e intenté pensar para no quedarme dormirda. Si dormía, las pesadillas aparecían. Pensé en mis padres, en Paul. Les vería dentro de tan poco. ¡Cuanto les echaba de menos! Y como dolía pensar en ellos... Debieron de haber sufrido mucho.
 Los pensamientos se me fueron apagando poco a poco, así que meneé la cabeza un par de veces para despejarme.
-Mantente despierta Johanna...
Sabía que estar despierta para siempre era imposible, pero me permitía echar pequeñas cabezadas durante el día, ya que Minerva estaría sobre mi como un halcón sobre su presa, nada más que me viera.
-¿Es tan dificíl estar despierta durante 24 horas?
Seguía hablando en voz alta, ya que eso quizá me hiciese despertar más.
-Tengo tantas ganas de llegar a casa. Si, es lo que más deseo. Seguramente seamos ricos y no tendremos que volver a trabajar nunca más.
Entonces pensé en Snow. Maldito Presidente Snow. ¿Que me había dicho? ¿Conoces el trabajo de Finnick Odair? Le hubiese escupido en la cara, pero claro, no me apetecía quedarme sin lengua por... ¿accidente?
Apoyé la cabeza en mis brazos. ¿Cuánto quedaba para el amanecer? ¿Cuatro horas? Podía aguantar... Por desgracia tenía totalmente prohibida la entrada en el vagón bar. Mis quejas y algún que otro comentario grosero dirigidos a Minerva y a los agentes de la paz no habían servido de nada.
-Eres una niña que acaba de salir de los Juegos, Johanna. No es correcto que bebas ni comas nada entre horas, puede hacerte mal.- Me había advertido Minerva on su habitual y elegante acento del Capitolio.
Conté las veces que cerraba los ojos, las veces que respiraba, intenté escuchar el latido de mi corazón, y finalmente me dormí.


Era la primera entrevista con Caesar. El público me admiraba y me tiraba flores. Rosas blancas con espinas. Mi vestido se desgarraba con cada rosa que tiraban, y mis brazos llenos de arañazos estaban cubiertos de sangre. Caesar seguía aplaudiendo con su amplia sonrisa. Y luego todo se volvió oscuro, pero seguía sintiendo las rosas caer sobre mi. Me cubrí el rostro con los brazos y me senté en el suelo agarrando mis rodillas, intentando hacerme lo más pequeña posible. Luego se encendio una antorcha. Y luego otra. Así hasta que se encendieron diez antorchas, un circulo entero, y yo estaba en el centro. Rubi llevaba el vestido de la entrevista, pero ya no era de color lila, era negro. Negro con la tela rota. Tenía una gran brecha en la cabeza de la que goteaba sangre y se le hacía un hilillo hasta la clavícula. Un pie estaba envuelto en un precioso zapato negro de tacón, el otro pie era de metal y no llevaba zapato. Por eso cojeaba.
Yo estaba atada de pies y manos con una mordaza en la boca. ¿Me había atado ella?
-Despídete de tu vida.
Y se avalanzó sobre mi, con mi hacha.

7/19/2014

Blight: Capítulo 2

Me había sentido cerca de la muerte antes. La primera vez, era tan pequeño que tenía vagos recuerdos de lo que sucedió. Era uno de los inviernos más duros que había vivido, pero eso no me impedía divertirme. Correr por el bosque me gustaba, pero a veces, la nieve cubre con una espesa capa el hielo que hay bajo tus pies, entonces el hielo se rompe y caes en el agua congelada. Mi madre me dijo varias veces que me había encontrado con la piel blanca y los labios morados, el pulso disminuyendo poco a poco... La segunda vez había vuelto a ser en invierno. Había cojido un refríado que habían intentado curar con hierbas medicinales, y algun que otro antibiótico, pero no había funcionado. La fiebre me subía cada día más, y algunos hombres ya le daban el pésame a mis padres, pero entonces un día empezé a encontrarme bien. Mi madre le llamó día milagro.


No podía apartar la vista de Rosie, y ella no podía quitar la expresión de dolor y tristeza mientras agarraba la mano de otra chica y las lágrimas resbalaban por sus mejillas. Sentía como si estuviesen rasgando a tiras mi corazón para luego pisar los trozos partidos. Una mano se posó en mi hombro mientras la voz que hablaba resonaba por toda la plaza, pero yo la oía lejana, como si estuviese bajo el agua. Cloe Pinebreath me tendió su menuda mano y yo la estreché. Dos agentes de la paz me guiaron hasta el Edificio de Justicia, y perdí a Rosie de mi vista.


Nunca había estado allí dentro. Todo era elegante y refinado. Mubles bonitos de madera roja con múltiples adornos dorados en cada esquina. Lámparas gigantes de crístales de colores que colgaban desde el techo. Estaba confuso. Sabía lo que pasaba, pero. ¿Yo elegido en la Cosecha? Lo había pensado varias veces, es cierto, pero... nunca había creído en serio que la posibilidad de salir elegido fuese real. Quiero decir, uno entre... ¿cuántos? ¿Mil chicos? ¿Más?
La puerta se abrió y mi padre entro en la estancia. Sólo mi padre. No parecía muy sentimental. En vez de parecer que iba a perder un hijo, parecía que le hubiesen dicho que hoy para comer no había pan. En realidad, nunca me había llevado muy bien con él, sobre todo desde que varios años atrás le había levantado la mano a mi madre. Desde aquella vez, mis padres no volvieron a hablar como antes, y yo tampoco con él. Cuando mi padre salio, entró mi madre. Se arrodilló en frente de mí, y me acarició las mejillas y me dió un beso la frente. Sequé sus lágrimas y la dije que no se preocupase entonces más lágrimas salieron de sus ojos, y una rodó por mi mejilla.
-Sé que puedes ganar. Los Oakheart suelen sorprenderte.
-No esta vez...
-Por favor, no me lleves la contraria ahora. Deja de ser tan realista, e intenta fijarte en las posibilidades.
-Soy hábil. Y rápido. Si, alguna oportunidad tendré.-Dije, para animarla.
-Hazme caso, hijo.-Sonrío forzadamente y soltó mi mano a duras penas cuando acabó el tiempo.
Luego entraron Olive y Olwer con el resto de mis amigos, pero no estaba Rosie. Luego entró Meredith, la vieja vecina que de vez en cuando me cuidaba cuando era niño, y que ahora, de vez en cuando también, yo la cuidaba a ella. Y luegó entró ella, corriendo, y me abrazó. Y no sonreía. Sus ojos no transmitían alegría, ni nada... Estaban vacíos. La acaricié el pelo, como si fuese ella la que en verdad marchase a los Juegos, e intentó calmarse, pero no paraba de llorar.
-Tu vas a volver. ¿Me oyes? Tienes prohibido morir en los Juegos.
-Volveré.
-Prometémelo Blight.
La aparté el pelo de la cara con ternura y la di un beso acariciando su mejilla. Entonces recordé todas las veces que había estado con ella, pero con una sonrisa y no una mirada triste.
-Te lo prometo Rosie. Me tendrás de vuelta. Y seremos las personas más felices de Panem.
-Seremos felices...-Susurró.-Con eso me basta.

7/17/2014

Johanna: Capítulo 37

La mano de Snow me conducía por los estrechos pasilllos solitarios. No era una mano amiga. Era distante, fría y poderosa. En aquel momento, no sabía donde estaba. Hacía ya varios minutos que no había vuelto a ver a una persona, fuese estilista, avox. inluso una persona normal del Capitolio. No me atreví a hablar. Oía la fuerte respiración del Presidente en mi espalda. Estaba nerviosa. Blight no me había avisado sobre que el Presidente Snow hablaría conmigo tras la entrevista, y por eso creía que en realidad Blight no sabía que el Presidente iba a hablar conmigo. ¿Cómo debía actuar ahora? ¿Debería seguir con la falsa realidad, o mostrarme débil e indefensa? Miré mis pies. Caminar con aquel vestido era horrible, sobre todo cuando había que bajar escaleras, pero Snow no permitía que me parase. Obviamente Blight me hubiese dicho que ni se me ocurriese volver a los lloriqueos.
<<Esa Johanna ya esta muerta, ¿lo recuerdas?>> Susurraba una vocecita irritante en mi interior. Y la verdad, es que tenía razón. No creo que al Presidente Snow le sacudiese una oleada de ternura por verme llorar cuando cada año echaba a veinticuatrro niños a una arena para que se matasen entre sí. No. Los lloros ya no funcionaban, ya no era una niña pequeña.
La mano se torció, y giré a la izquierda. Snow abrió una puerta, y me hizo pasar, quitando su gélida mano de mi espalda. No había nada. Tan solo un escritorio, un sillón, y una vieja librería de madera oscura a medio llenar. Snow avanzó hasta el escritorio y deslizó uno de sus dedos por la superficie, sin sentarse en el sillón. Le observé desde la esquina de habitación, lo más alejada de él posible. No me daba confianza, y en cierto modo, le temía.
-¿Y bien? -Me limité a decir, fría.
-Señorita Mason... -Suspiró- Ha sido una buena entrevista, ¿eh?
Me encogí de hombros y puse una mano en mi cintura, cansada.
-No creo que haya sido diferente a la del año pasado. Y a la del anterior. Y el anterior... Y sucesivamente hasta los primeros Juegos.
-Me refería para usted. -Carraspeó- Dígame, ¿Cuándo cambió tanto? No recordaba que la niña que lloraba en el desfile fuese una víbora letal. Cada palabra que dice es como un puñetazo para el Capitolio. ¿Quién la hizo que cambiase de actitud, eh?
-Quizá en vez de compararme con una víbora debería compararme con una rosa. Son preciosas ¿verdad?, pero tienen espinas. -Miré mi dedo, con el que la espina de la rosa blanca había transpasado mi piel.
-Me gustan las rosas. -Se relamió los labios.-Seguramente esté desando volver a casa.
-Es todo un adivino. -Me apoyé en la pared.
-Voy a andar sin rodeos Mason. Tu actitud, daña al Capitolio. Notoriamente la gente te ama y ahora no puedes hacer que la niña del Desfile regrese, porque te aman como eres ahora, cruel y con la espantosa verdad siempre por delante... Pero controla tu veneno. En segundo lugar quería hablarte de tu trabajo. Ya sabes, la gira de la Victoria dura un año, pero... ¿después?
-Después me limitaré a cortar troncos con un hacha, creo que se asemeja mucho a cortar cabezas, no me supondrá ningún esfuerzo. -Escupí las palabras con ironía y asco.
Snow torció la sonrisa y me miró. El me llamaba víbora, pero sus ojos si que eran de una serpiente de verdad.
-¿Sabes cuál es el trabajo de Finnick Odair?
Finncik Odair era un vencedor realmente atractivo del Distrito 4 que había ganado seis años atrás. Ahora tenía unos diecinueve o veinte años, pero todo el mundo sabía que tenía varios amantes en el Capitolio. El Presidente Snow se quedó mirándome implacable.
-No pienso hacer el trabajo de Finnick.
-Pienso que eres astuta y no estúpida. ¿Sabes? Tienes una preciosa familia...
El miedo enraizó en mi interior, creciendo desmesuradamente.
-No te atreverás a hacerles daño.
-Yo no he dicho eso señorita Mason, solo he alabado a su preciosa familia. El resto, depende de ti...
Intenté controlar mi respiración, pero, ¿Acaso podía? Estaba al borde de quedarme inconsciente cuando Snow hablo.
-Después de la Gira de la Victoria, venga a verme. Hablaremos, como los amigos que somos.-Me dedicó una sonrisa repugnante que me dió arcadas.- Ahora, su tren la espera.

¡PREMIOS!


En primer lugar, muchas gracias a Claudia Everdeen por nominarme a estos premios y siento haber tardado tanto en hacerlo.










NORMAS

1.Agradecer al blog que te nominó
2.Responder a sus 11 preguntas

3.Nominar a 11 blogs 
4.Avisar a los blogs nominados

5.Hacerles 11 preguntas








¿Cuál es tu color favorito? ¿Por qué?


El azul, no sé por que, pero siempre ha sido mi color favorito, tal vez porque es relajante.
 
Si pudieras cenar con un famoso ¿cuál sería? ¿por qué?


Puf... No sé. Con Johnny Deep, o Jennifer Lawrence, o Dylan O´Brien. No puedo elegiiir. D: Porque me encantan los tres y son mis acotres favoritos. Además creo que cada uno tiene muy claro como es y eso me gusta mucho.


¿Cuál es el libro que nunca volverías a leer?


No lo sé, seguramente que The Host.

¿Has ido a algún concierto? Si no, ¿a cuál te gustaría ir?


Si, he ido a alguno pero me encantaría ir a un concierto de Imagine Dragons ^^


¿Cuál es el famoso muerto al que más admiras? 


Cory Monteith


¿Cuál es la canción de una película/serie que más te gusta?


Radioactive de Imagine Dragons, es la banda sonora de The Host y creo que también de la serie The 100

¿Qué libro estás leyendo? ¿Cuál es tu personaje favorito de él?


Ahora estoy leyendo Choque de Reyes, de Canción de Fuego y Hielo, y mi personaje favorito es Daenerys Targaryen porque me parece que es un personaje muy fuerte obligada a madurar muy rápido.


¿Cuál es la mejor adaptación que has visto?


Ahora mismo no se me ocurre, pero creo que diría que En Llamas o Bajo la Misma Estrella.

¿Cuál es la última película que has visto?


 Bajo la Misma Estrella.


¿Qué es lo que más deseas ahora mismo?


No lo sé. Me encantaría hacer un viaje de verano. Lo llevo deseando desde hace bastante.

Definete en tres palabras.


Tímida, Diferente y Leal.




 Yo no voy a nominar a nadie porque no tengo mucho tiempo y no sé a que blogs nominar porque me encantan todos. Un beso. ^^

7/13/2014

Blight: Capítulo 1

Tenía la costumbre de levantarme temprano a diario, así que aquel día, me desperté con las primeras luces del alba. Mi padre y mi madre aún dormían. Era el día de La Cosecha, y preferían dormir antes que preocuparse por si su único hijo salía elegido en las urnas, además, hoy no tenían que abrir la imprenta en la que trabajaban ya que habían trabajado hasta tarde el día anterior.
Me vestí rápido y bajé por las escaleras de madera de puntillas sin haer ruido, o haciendo el mínimo ruido posibe. Era incapaz de bajar esas escaleras sin que la vieja madera crujiese bajo mis pies.
Salí a la calle sin desayunar. No estaba nervioso, pero no tenía hambre. A pesar de ser muy pronto, había mucha gente por la calle, sobre todo agentes de la paz. Había quedado con mi grupo de amigos en la Plaza, y mi casa se encontraba a la otra punta del Distrito, por lo que tenía que caminar bastante. El Distrito 7 era un Distrito grande, y eso me gustaba sobre todo en un día como aquel.
Metí mis manos en los bolsillos del pantalón y caminé deprisa. Aunque era verano, por las mañanas seguía haciendo frío, y el vaho que salía de mi boca lo comprobaba.
Cuando llegué a la Plaza, todos estaban allí. Eran cuatro chicos (uno cojo, uno pelirrojo, uno gordo, y otro muy alto) y dos chicas (una rubia, y otra morena) La chica rubia fue la primera en verme, y soltó la mano de su amiga para correr hacia mí. Saltó a mis brazos y yo la cojí, dando una vuelta en el aire. Rosie Spruce era la chica más guapa de todo el Distrito. Era dulce y alegre y con las mejillas siempre rojas. Tenía el pelo largo y rubio, y le bajaba como una cascada de oro por toda las espalda. A parte de su familia, no había mucha gente rubia por el Distrito 7. Sus ojos eran tan verdes como los árboles del bosque y siempre estaban llenos de alegría. Llevaba un sencillo vestido rosa que constratstaba con su piel blanca como la nieve.
Tenía miedo por ella. Aunque Rosie tuviese tan solo cuatro papeletas y pocas posibilidades de salir al ser la hija del alcalde, pero segía preocupado. Me dio un leve beso en los labios y acarició mi mejilla.
-Hey tortolitos -Gruñó uno de mis amigos, Olive, el cojo- Uniros a nosotros, nos tenéis olvidados.
La mañana se pasó rápido Rosie estaba nerviosa, lo sabía aunque lo negaba. Intentaba parecer valiente. Olive estaba muy tenso. Su madre trabajaba en la fábrica, y su padre era leñador. No eran trabajos muy importantes por lo que más de una vez había tenido que pedir teselas. Doce papeletas tendrían su nombre esta vez. Por suerte para mí, mis padre jamás me habían dejado pedir ni una sola tesela.
La Plaza empezó a llenarse de gente, y cada uno de nosotros nos separamos. Yo seguí con Rosie. Quería despedirme de mis padres, por si acaso, y ella me quería acompañar ya que sus padres estarían en el escenario. Pero no encontré a mis padres. Suspiré cansado y ambos fuimos a hacer cola para la idenificación. Después, un agente de la paz nos conduce a nuestros sitios. Los chicos están en la derecha y las chicas en la izquierda, también nos dividen por edad, así que no podría estar con Rosie de todas formas.
-Suerte. -Sonríe y me mira con sus grandes ojos verdes. Ahora no parece feliz como siempre. Está apagada, al borde de las lágrimas.
-No vas a salir, te lo prometo. -La doy un beso y suelto su mano. Sé que la veré cuando esto acabe.
Busco a mis amigos entre la gente y encuentro a Olive, y a su hermano gemelo, el pelirrojo, Olwer.
-¿Habéis visto a la nueva representante para el Distrito? -Comenta Olwer - Creo que antes representaba al Distrito 8, pero como el año pasado ganó el 12...
El año pasado había sido el Vasallaje de los 25, y la Cosecha fue una verdadera tortura
-Seguro que tiene el mismo aspecto que la del año pasado-Dije.
-¿Horrible? -Preguntó Olive riéndose. 
Entonces la mujer de aspecto gracioso avanzó hacia el micrófono y habló sobre lo orgullosa que estaba, para después poner un video. El alcalde dijo unas palabras y miré a Rosie. Temblaba. Luego dio paso a los dos únicos vencedores con vida del Distrito 7. Una mujer de unos 70 años, había sido la primera vencedora de todos los Juegos del Hambre, y del Distrito 7, y un hombre de unos 30. Luego la mujer del Capitolio volvió a hablar:
-Que la suerte esté siempre de vuestra parte...
Dijo, y se acercó a la urna de las chicas. Cerré los ojos.
-Rosie no, Rosie no...-Susurraba apretando los puños.
-Cloe Pinebreath
Sonreí, y miré a Rosie Ella me miró, con la alegría de vuelta en sus ojos. No me fijé en la chica que subía las escaleras. Rosie estaba a salvo una vez más, y era en lo único que podía pensar.
-Blight Oakheart... -Lo escuché como si estuviese bajo el agua. La sonrisa de Rosie se torció en una mueca de desesperación y empezó a negar, pero yo seguía sonriendo.
Olive me dio un codazo.
-Blight...-Susurró Olwer- ...Arriba.
Entonces me di cuenta de que me habían fabricado un precioso camino para subir hasta el escenario. Había salido elegido.










Bueno tributos, ahí os dejo el primer capítulo de Blight. Espero que os guste tanto como los de Johanna. ^^.

7/11/2014

Johanna: Capítulo 36

De vuelta a la realidad



Caesar Flickerman estaba lleno de diferentes sonrisas. Sonrisas de sorpresa, sonrisas de ánimo, de confianza... Al principio, las combinaba con preguntas simples y que podía responder con palabras sueltas y sonrisas de lado para el público: <<¿Qué tal de vuelta por el Capitolio?>>, <<Estarás deseosa de llegar a casa, ¿Me equivoco?>>, <<¿Has notado el número de gente que te quiere?>> Cada palabra que salía de mis labios, era continuada por vítores y gritos. Caesar tenía que mandarles callar y esperaba hasta que se hacía el silencio para volver a hacerme otra de sus preguntas, y todo volvía a empezar.
Las luces de colores me mareaban, y se juntaban con la niebla haciendo que mis ojos se humedeciesen, pero no dejé que ni una gota se deslizara por mis mejillas. Me concentré en mantener la cabeza bien alta.
-Creo... no sé si vosotros estáis esperando este momento, o tu, Johanna. Pero creo que ha llegado el momento de que veas tus Juegos. -Alzaba la voz un poco a medida que su frase avanzaba- Has sido la ganadora y no has podido verlos aún. Estaras ansiosa.
Me limité a sonreír y a pronunciar una palabra seca sin tranmitir ningún estado de ánimo, casi me pareció que lo había dicho con un tono sutil de grosería.
-Adelante.
Caesar me sonrío, aunque su mirada no me tranmitía alegría, o al menos me lo pareció. Las luces bajaron, y la oscuridad envolvió el escenario, dejando que la neblina blanca ondease bajo mis pies. Me puse nerviosa. No me gustaba demasiado la oscuridad. Me recordaba cuando sentía a los tributos profesionales a centímetros de mí y debía mantener la respiración. Pero daba igual, iba a revivir mis Juegos y tendría que estar sonriendo permantentemente. Seguro que una cámara estaría posada en mi en todo momento.
El himno sono fuerte, haciendo vibrar las sillas, y después, en la pantalla de detrás de mi, comenzaron las imágenes. Giré mi silla para poder ver. Mostraban la cornucopia en aquel valle, antes de que sonase el cañón que daría el comienzo. Cuando sonó, me vi correr. Era rápida, pero nada en comparación con Grint o Cliff. Todo parecía irreal, como si yo no fuese la persona que apareciese en la pantalla. Me sentía vacía, y sin sentimientos. Cuando la Cornucopia quedó vacía, mostraron una a una todas las sangrientas muertes del Baño de Sangre. Wendy, la chica del doce fue la primera caída, a manos de Leonnora. Tras ella, se le sumaron Scarlett, Steven, Marco, Jared... La de Leonnora apareció después y se oyeron suspiros. Caesar comentó.
-Me había parecido buena rival.
Y después el pálido Wood, que intentaba salvarme. <<Estúpida>> Me gritaba una voz interior, una y otra vez. Luego la imágen voló hacia Rubi, la chica rubia del Distrito 1 a la que había matado en la final. Lanzó uno de sus cuchillos y Wood calló al suelo. Entonces aparecí en la pantalla. Asustada, débil, sin saber que hacer... Sickle y Lily, Distritos 11 y 8, cerraron el Baño de Sangre.
Luego todo se enfocó en mi o en los profesionales. Yo intentando pasar la primera noche, los profesionales haciendo una hoguera, yo robando, Cliff traicionando a los profesionales, yo muerta de hambre, Cliff aliándose conmigo, el ataque de los mutos, y la noche en la que Gold murió a manos de mi aliado. Luego aparecen las serpientes mutantes, gigantes y de ojos rojos, me muerden. Caigo moribunda y Cliff me lleva hasta una cueva. Pasan varios días y caen ambos tributos del 5. La chica muere a causa de la lluvia, su aliada, la chica del 11, la ha abandonado. Su compañero muere envenenado. Y después llega la muerte de Cliff. Aprieto los puños y la mandíbula. Noto que Caesar me mira de soslayo y abre la boca para comentar.
-Aquí... amigos, se me partió el corazón.
-Cerré los ojos y respiré hondo. Era mi amigo. Mi aliado. Y me lo han arrebatado. Cliff no se merecía morir. Ni Wood. Nadie lo merecía. Y ahora 23 niños inocentes estaban muertos.
No presté mucha atención hasta la muerte de Grint. El pequeño Ethan, había colocado una extraña trampa, y el tributo del dos mordió el anzuelo como un pez, y se le acabó el Juego. Luego miré la pantalla, pero no vi las imágenes. Estaba cansada de mirar y de hacer como si no pasase nada. Cuando todo acaba, nos giramos de nuevos.
-Unos Juegos emocionantes, ¿eh? -Caesar me miró.
-Todos son emocionantes. -Me deje llevar por la furia y miré con odio a los habitantes del Capitolio.- ¿No crees Caesar? Pero sobre todo me parecen interesantes los Vasallajes, ¿Crees que el siguiente Vasallaje se hará con las personas del Capitolio?
Dije con voz dulce y mordaz a la vez. Me recosté en el sillón sonriendo. El público ya no gritaba. Sonreí más. Y Caesar siguió preguntando, y yo seguía sonriendo y riendo y lanzando respuestas con poca cortesía. Ya podía oír a Minerva. Y me daba igual... Blight me había pedido ser fiera, y lo era.
La entrevista acabó tras varias horas y el himno sobó de nuevo. El Presidente Snow apareció con una corona. La corona del vencedor. Avancé hacia el y le sonreí, como llevaba sonriendo toda la noche. El inclinó la cabeza un poco, y yo la incliné también para que pudiese ponerme la corona.
-Aún debo de hablar con usted, señorita Mason. -Me susurró y me dio un beso en la mejilla. Su aliento rozó mi piel. Olía como a sangre. Una niñita me traajo un ramo de rosas. Todas eran blancas y perfectas, con espinas, y una se me clavó en el dedo índice. Una gota de sangre empezó a salir de él. Despedí al público con la mano y Snow puso una de sus gélidas manos en mi espalda. No logré encontrar a Blight.
















Mañana acabará la encuesta para la Historia de Blight, así que con el resultado de los votos empezaré o no la historia. Muchas gracias a todos por leerme. ^^.

7/06/2014

¡Hola tributos!

Estos días he estado pensando y me he preguntado:


¿Qué les parecería a los lectores del Blog si creo una historia aparte para contar la historia de Blight?


Como ya sabréis, Blight fue el mentor de Johanna, y un vencedor más de los Juegos Del Hambre del Distrito 7.


¿Os gustaría? ¿Pensáis que es una mala idea? He puesto una encuesta, que podéis ver en la barra de la izquierda, donde podéis votar. Espero vuestras opiniones, y gracias por leer mi historia. ^^.

7/02/2014

Johanna: Capítulo 35

Sonrisas  falsas

El vestido pesaba más de lo que imaginaba, y a decir verdad, era la cosa más incómoda que había llevado nunca. Las mangas se enganchaban con cualquier cosa, y no hacía más que tropezar con los tacones. Sobreactuando, me queje a Vibia, diciéndola que si seguía tropezándome iría descalza a la entrevista y que me parecía de muy mal gusto no haber pensado que tras los Juegos me gustaría estar cómoda. Vibia agachó la cabeza y murmuró un <<Disculpame>> casi inaudible. En aquel momento me dieron ganas de dejar mi supuesto caracter de lado y darla un abrazo, explicarla porque debía hacerlo y que las disculpas debían de venir de mi, pero Blight puso una mano en mi hombro antes de que me moviese, y me llevo por los pasillos.
-Buena esa actuación. Casi no te reconozco.
-No puedo ser así con esta gente Blight. Ellos solo intentan ayudarme. No tienen la culpa de haber nacido...
-Johanna, veo que no lo entiendes. No es solo aquí, en el Capitolio, donde tienes que actúar. Las cámaras van a estar detrás de ti durante todo el día en tu Distrito. Y cuando se marchen, aún no estarás segura.
-¿Me estás diciendo que a partir de ahora tengo que convertirme en una...?-No me dejó terminar la frase, y ya estaba al borde de las lágrimas. Suspiré e intenté guardármelas.
-Al final te acostumbrarás. Una llorica no habría ganado los Juegos. Si no consigues que la gente se crea tu actuación, lo echaras todo a perder. La gente quiere una historia con la que poder jugar y divertirse. Si les presentamos a la Johanna común del Distrito 7... en fin, no podremos sacar mucha cosa. Así que ya sabes, eres la despiadada chica del hacha.
-No me gusta. -Me quejé.
-¿Te crees que a mi me gustaron mis Juegos? -Me miró de refilón, y después se dio la vuelta y continuó caminando por el pasillo, pero yo no le seguí.


Todo el Capitolio estaba emocionado por mi entrevista con Caesar Flickerman. ¿Quién se había imaginado que iba a volver?
El himno suena tan alto que me vibran los oídos, y Caesar ya está sobre el escenario listo para empezar. Comienza presentando a Lucius, Petra y Silva, acompañados por Vibia. Luego presenta a Minerva Brightness, con su amplia sonrisa y su extraño conjunto plateado, y a continuación Blight aparece en el escenario acompañado de otro hombre con una prominente barriga. Es el otro ganador de nuestro Distrito, Ray, aunque no le había visto ni el día de la Cosecha, ni en toda la preparación para los Juegos. Tras eso, Blight y Ray desaparecen del escenario, dejando a Caesar completamente solo.
-Bueno, bueno, bueno... -el público se había calmado- ... Creo que ha llegado la hora de presentar a la verdadera estrella de esto, ¿no? Todos la estamos esperando. Es guapa, es lista, y como maneja las hachas... ¡Johannaaa Mason!
Las luces se alinearon y se centraron en mi cuerpo para luego alejarse y crear un camino de luz. El humo comenzó a expandirse por el suelo creando un efecto de nievla que me recordó a los Juegos. Los aplausos y vítores del público me retumbaban en los oídos, pero yo les ignoré, como Blight me dijo que hiciese. Intentaba pensar que los únicos que estábamos en el escenario erámos Caesar y yo.
Andar me resultó fácil. Pese a las quejas de Minerva, al final había ido en unos zapatos planos a la entrevista. El vestido era tan largo, que incluso si me sentaba, mis pies no se veían. Ir en zapatos planos me hacía feliz.
Me senté en el sillon que estaba a la izquierda de Caesar. Seguía intentando sonreír como Leonnora lo habría hecho, y observaba al público como si fuesen presas, y yo un depredador. Caesar tuvo que esperar unos minutos hasta que el público se relajó, y cuando pasó, me puse nerviosa de verdad.
¿Estaba preparada para revivir mis Juegos?