11/14/2014

Blight: Capítulo 11

Entré en la sala de entrenamiento, que olía a productos químicos. Algunas personas estaban observando desde un palco, con todo tipo de manjares a su disposición.
-Tiene diez minutos.-Me advirtió un hombre.
Intenté centrarme en la sala de entrenamiento. ¿Qué podía hacer? ¿Hachas? Recordé todos los entrenamientos con Cloe. No era malo, pero no era lo suficientemente rápido. ¿Cuchillos? Después de Jade, mis tiros no serían merecedores ni de un simple uno. ¿Hogueras? ¿En serio recibiría una buena nota tan solo por encender una hoguera? Más bien se reirían de mi. Ya me lo podía imaginar: Blight, el chico antorcha. Un recuerdo del segundo día de entrenamientos me vino a la mente.
Era por la mañana, a primera hora. Había seguido el consejo de Cloe en mejorar con las trampas, y estaba intentando hacer una muy complicada, pero a la vez mortal. Miré a mi hermana. Estaba tirando hachas a cada diana humana que se le aparecía en frente. Flint y Blade, los chicos del Distrito 2, estaban discutiendo, dándose voces. No sabía la razón. Jasper parecía muy amenzadaro cortándole la cabeza a los maniquíes de plástico con una hoz. Jade apareció detrás de mi con dos setas iguales.
-¿Cuál te parece más apetitosa?-Preguntó con su angelical voz.
-No lo sé Jade, son iguales...
-No lo son. Una es más pequeña, otra tiene más topos. Son como tu y yo. Elige una.
-¿Como tu y yo?
-Elige una Blight...-Insitió.
Observé ambas setas sin darle muchas vueltas. Eran iguales.
-La de la derecha. Es más grande, podemos comer más.-Contesté.
-Y así Blight hubieses muerto...-La voz que Cloe a mi espalda me sobresaltó.
-Entonces la de la izquierda...-Contesté, sin ganas, pensando que serían diferentes tipos
-Error. Es la misma Blight.-Protestó Jade.-Dos veces muerto.
Cloe le extendió la mano a Jade, y ésta chocó los cinco con ella. ¿Desde cuando se llevaban tan bien? ¿Y que me importaban a mi las setas? Dibujé un círculo de color blanco, con una tiza.
-Coloca ahí la seta Jade.-Ordené. Jade siguió mis indicaciones. Al lado de la seta había una fina cuerda de color negro. Nos separamos de la trampa, y le pedí a Jade que cortase la cuerda lanzando un cuchillo. La cuerda se rescabrajó con dos tiros de cuchillos, y entonces comenzó la trampa. Fue rápido. El círculo estaba cerca de la cuerda. En menos de tres segundos, la pequeña seta fue rodeada. Al principio solo una estaca afilada en la zona abdominal, pero luego, un tronco de madera caía desde arriba, después de que otra estaca -esta vertical y con púas- que se suponía que tenía que dar en la zona de la nuca. Las dos quedaron sorprendidas.
¡Una trampa! ¡Claro! Era bastante bueno, y aunque no consiguiese una puntuación muy alta, al menos sería una buena puntiación. ¿No? Al menos esperaba eso.
La trampa me llevó los diez minutos. Coloqué un maniquí en el lugar donde iba la seta y lo único de lo que me tenía que preocupar era de cortar la cuerda. Me la jugué, y la corté yo mismo con una espada. El maniquí quedo bastante despedazado. Me sentí orgullosos de mi mismo. Era una de las trampas más difíciles que te enseñaban en la sala de entrenamientos y yo había logrado hacerla.
Salí de ahí, contento. Me daba igual que los demás hubiesen lanzado cuchillos desde una punta de las sala a otra. Yo había hecho mi trampa. Y esa trampa para mi había sido un reto.
Una mano me tapó la boca y la nariz, impidiéndome la respiración. Mis pensamientos se disolvieron. Me revolví, y pataleé intentando liberarme.
-Shsss...Soy yo...-Me relajé al escuchar su dulce voz. ¿Qué hacía Jade aún aquí? Se supone que debería de estar en su planta. No respondí, ya que todavía su mano me impedía a hablar.
Jade me arrastró hacia el asensor, y pulsó un botón, después, me soltó, dejandome respirar de nuevo.
-¿Qué se supone que...?
Se llevo un dedo a los labios.
-¿Qué tal? ¿Qué has hecho? ¿Hachas? ¿Trampas?
-Hice la Trampa de la Seta.
-Entonces se habrán quedado bastante sorprendidos.-El ascensor pasó la planta siete.
-Ese... es... el plan... ¿A dónde vamos Ja...?
Las puertas se abrieron antes de que terminase la frase. Un amplio invernadero apareció ante mis ojos. Los cristales, daban al centro del Capitolio, donde se podía ver la vida urbana. Estabamos en el tejado. Jade me llevó de la mano hasta los cristales para que viese toda la ciudad. Era raro estar con Jade, ahí arriba, sin que nadie lo supiese. No sabía cuando habíamos empezado a empatizar. Tampoco sabía el por qué. Lo que menos me esperaba de venir a los Juegos era acabar siendo "amigo" de una chica del Distrito 1, profesional, hermana pequeña de un actual vencedor y que coincidentemente se parecía a mi novia.
-¿Por qué me has traído aquí?
-¿Y por que no?-Se quejó Jade. Algunos mechones de pelo dorado se le escapaban del moño.
-Es raro. Tu, yo, todo esto Jade. ¿Por qué intentas ayudarme?
-Porque somos aliados, y quiero que vivas. Desde que Cloe nos presentó, algo me decía que valías la pena. Y no sé por qué, le hice caso  ese algo. Además, me recuerdas a casa...
-¿A casa?
Era extraño pensar que los demás tenían una casa. Pensar que los 23 tributos que estaban conmigo tenían unos padres, unas familias y unos amigos a los que querían volver a abrazar. Ellos también tenían ilusiones,  querían salir de aquí.
-Es una bobada... Siempre me he estado entrenando, pero, la gente que me rodea no son todos como Jasper. Ni siquiera Jasper es el verdadero Jasper. Solo intenta asustaros. La gente que me quiere, mis amigos, son como tu. Sin nada especial.
-Oh, gracias Jade. Me encanta que me llamen "Persona no especial".
-No lo entiendes Blight...
-Sí, si lo entiendo. ¿Por qué todos os empeñáis en decir que no lo entiendo? Estamos en los Juegos, solo puede ganar uno, y para vivir más nos ayudamos los unos de los otros, y ¿Sabes que m...?
No pude terminar la frase. Jade me estaba besando. ¡Besando! ¡A mi! Cerré de los ojos sin saber si apartarme o si quedarme quieto. Rosie no me veía, pero eso no era razón como para engañarla. Había tenido un par de novias antes que Rosie, y había besado a muchas más chicas aún, pero ninguna me había hecho sentir lo que sentía por Rosie. En cambio, Jade, me creaba un sentimiento muy diferente. Por supuesto, no era el amor que le tenía a Rosie. Pero tampoco era como si estuviese besando a cualquier otra chica. Había algo especial en Jade.
Jade se separó, y me miró con sus intensos ojos. Yo me había quedado helado. ¿Cómo se supone que debía de reaccionar? Tenía muchas dudas en la cabeza, así que lo primero que pensé, lo solté.
-Esto no debería de haber pasado...

11/07/2014

Blight: Capítulo 10

-Estos son Jasper, -El chico rubio que se encontraba a la izquierda de Cloe asintió levemente.- y Jade. -La chica rubia que se encontraba a su derecha sonrío.- Les estaba diciendo que tienen muy buena puntería lanzando cuchillos y me han insistido en que yo lo intente. Se han quedado sorprendidos.-Dijo Cloe completamente calmada.
-Tienes buena puntería para ser del 7.-Dijo Jade, y le quito uno de los cuchillos a mi hermana. Hermana. Aún me sonaba raro.- ¿Y tu chico del 7? ¿Tienes alguna habilidad especial?
Jade se colocó en frente de mi, alzó la mano con el cuchillo hacia atrás y lo lanzó. Cerré los ojos con fuerza, y el latido de mi corazón se disparó. Un silbido paso al lado de mi oreja y luego un golpe seco.
-Buena esa Jade.-Fue otra chica la que hablaba, no era Cloe.
Abrí los ojos. Estaba vivo.
-Ten cuidado Jade.-Jasper señaló un grupo de guardias. Estaba completamente prohibido pelearse con otro tributo, y Jade se la había jugado mucho. Me giré, y el cuchillo estaba clavado justo en el centro de una diana humana.
-No le iba a dar, tengo una perfecta puntería...
-Que modesta...-Dijo la otra chica. Era igual que alta que Jade, morena y de grandes ojos azules. Me sonrío ampliamente ladeando la cabeza.
-Soy Blade. ¡Distrito 2! Voluntaria y próxima ganadora.
-Eso está por ver...-Le espetó Jade.
Blade pareció ignorarla porque me continúo hablando.
-He visto a tu compañera de Distrito bastante suelta con la puntería. ¿Y tu?-Se acercó y me rodeo, viendóme desde diferentes puntos de vista.- ¿Tienes una habilidad secreta?
Respiré hondo. ¿Habilidad secreta? No había cogido un arma en mi vida hasta el día de hoy.
-Em... Bueno, yo no soy muy bueno con las armas...
Observé a los profesionales. La sonrisa de Blade se esfumó ladeando más la cabeza, de una forma casi imposible. Jasper y Jade se miraron y musitaron entre sí. Cloe alzó la voz.
-Es cierto, las armas no son lo suyo. Pero hace las mejores trampas que he visto. ¿Veis esa de alli? -Señaló la trampa a medias que estaba haciendo hasta que Cloe me llamo.-La hizo él.
Los tres profesionales observaron detenidamente la trampa. La primera en hablar fue Jade.
-¿Con que trampas? Yo soy todo un desastre con ellas.
- Tampoco es mi fuerte.-Comentó su compañero de Distrito.
A Cloe se le dibujó una sonrisa en los labios y se acercó a mi. Muy bajo, me susurró algo en el oído.
-Ya puedes ir practicando trampas hermanito... 


...




Los entrenamientos los días siguientes fueron realmente duros. Cloe se lo tomó muy en serio, y practicó conmigo como si llevase años preparandose para esto. Jasper insistió en verme con las armas, pero Cloe se lo impidió. Ella me enseñó a escalar rápido, a correr rápido... Me ayudó con la puntería, algo en lo que soy malísimo. Cree que las armas de larga distancia son mi punto débil, y que debería decantarme por el hacha y las espadas. Yo la hago caso. También me obliga a preprarme muy bien trampas fáciles. Una vez tengo memorizados todos los nudos, comienzo con las más difíciles. Para mi sorpresa, no se me da nada mal. Las hogueras, tampoco se me resisten, aunque lleva su tiempo. Cada día me doy más cuenta de que el plan de Cloe desde un principio era unirse con los Distritos más potenciales. Buena tática, sin duda. Con el buen dominio de las armas de Cloe, y mi técnica en trampas y hogueras, no hemos tenido muchos problemas en hacer "amigos". Blade es la más distante de toda la manada de profesionales, y a veces me asusta. Jasper prefiere entrenar por libre, y no nos toma muy en serio ni a Cloe, ni por supuesto a mi. Pero la que parece ser la jefa del grupo es Jade. Jade no para de mirarme cuando entreno con Cloe, y a veces ella intenta ayudarme, sobre todo a la hora de lanzar cuchillos. He podido descubrir gracias a ella que puedes ser amable siendo profesional, aunque cada vez que el cuchillo no daba en la diana humana y caía el suelo, me hundía los dedos en el estómago y dolía.
-¿No tienes miedo?-La pregunté un día. Estaba justo detrás de mi, y notaba su respiración en mi cuello. Mantenía mi brazo estirado sujetándolo con el suyo, recto hacia la diana.
-¿De qué?-Me preguntó Jade, con una voz muy suave e inocente. Casi infantil.
-De los Juegos. De morir...
-Llevo prepárandome para esto toda la vida Blight... No tengo miedo. De hecho, quiero ver de que soy capaz de hacer.
-¿Y si fallas?-Con un gesto brusco, Jade hizo que lanzase el cuchillo. Cayó al suelo.
-La gente lista no falla.-Y presionó sus finos dedos en mi estómago. Me quejé doblandome, y ella me tendió otro cuchillo.-No quiero que mueras a la primera de cambio.
-¿Quieres que viva?-No me respondio. Insistí.- ¿Jade?
-Lanza por favor. No lo hagas más difícil.-Era extraño escuchar como su voz dulce se enfriaba.-¿Y tu tienes miedo?
-Un poco.
Ella sonrío e hizo que volviese a lanzar, esta vez, dando en la cabeza de la diana humana.
-Se te pasará. En los Juegos no hay tiempo para miedos. Mi hermano me enseñó eso.
Cloe decía que en realidad, era por mi bien, y que era una suerte que a los dos nos admitiesen en su pandilla, pero que en la arena no iba a ser tan fácil, y que estuviese pendiente de ella. En la arena no había Juegos. O te mataban o matabas. Y Cloe pretendía que al menos uno de los dos saliese vivo de allí.


...


Cuando acabó el último día de entrenamiento, sabíamos lo que tocaba. Las puntuaciones.
-¿Cuchillos?-Le preguntó Jasper a una Jade muy seria y pensativa.
-Es mi mejor arma. ¿Y tu que vas a hacer?
Obviamente Cloe y yo no estabamos con Jade y Jasper. Jasper es el primero en entrar, y nadie, ni siquiera Jade, sabe lo que va a hacer. Tarda unos diez minutos, hasta que una voz femenina llama a Jade. Blade esta eufórica y no para de chillar. Al parecer no se lleva bien con su compañero de Distrito, Flint. Solo han compartido pocas palabras frías, y el chico prefiere mirar hacia atrás y conversar con los tributos profesionales del 4, Moses y Marina.
-¿Qué vas ha hacer?
Le pregunto curioso a Cloe. Estoy nervioso. Se me nota. No paro de mover el pie izquierdo.
-Lanzar hachas. ¿Y tu?
-Creo que aún no lo tengo claro.
-Pues te queda poco para pensar.
Llaman al chico del 6, y sé que tiene razón.
-No quiero matar a esta gente Cloe.
-Yo tampoco Blight, pero... ¿tenemos otra opción?-Su voz suena triste. Sé que somos rivales, pero cada vez que conozco más a Jasper, Jade y Blade, me doy cuenta de que más me dolerán sus muertes, si mueren antes que yo, claro. De hecho, la que más me dolería sería la de Jade. Tan parecida a Rosie, y al mismo tiempo tan diferente. Amable, y dura y valiente. ¿Que hubiese sido de Rosie de haber sido cosechada? No podía ni siquiera imaginarlo. La pena y el desconsuelo la consumiría.
-Blight Oakheart. Tributo masculino. Distrito 7.
-Suerte.-Me susurra Cloe.
-Suerte.-La respondó, y entro a la sala de entrenamientos.














11/04/2014

Johanna: Capítulo 44


El aire frío, típico del mes de Febrero en el Distrito 7, me rozó la cara con sus gélidos dedos. Las cámaras de las que había hablado Minerva estaban justo en frente de los peldaños que tenía que bajar, y que conectaban el pórtico de mi casa con el frío suelo cubierto de una espesa capa de nieve en proceso de derretimiento. Bajé los peldaños sin sonreir, y las camaras se apartaron un poco. Cuando las botas negras de piel de caballo contactaron con la nieve, crucé los brazos sobre mi pecho y llevé todo mi peso al pie derecho. Miré a las cámaras. Se oía el himno del Capitolio y algunos chillidos, como si me estuviesen adorando. Bufé y pusé los ojos en blanco un par de veces, hasta que la voz de Caesar Flickerman sustituyó el himno.
-¡Johanna Mason! ¡Que gusto verte después de tanto tiempo!
-Si, bueno, ya echaba de menos que las camaras me persiguiesen todo el rato y asfixiasen mi vida hasta el punto en que mi privacidad pertenecía a todo Panem.-Sonreí sarcásticamente y Caesar dejó un corto tiempo de silencio, pero retomo la entrevista de nuevo en cuanto empezo a ser incómodo.
-¿Y ese corte de pelo? Estoy seguro de que todo el mundo se volvera loco. Ahor eres el ejemplo a seguir de muchas personas.
"¿Ejemplo a seguir?" -Pensé. Ya podía ver a las personas del Capitolio saliendo de sus lujosas casas con hachas en mano para cortar cabezas. Ja, ja. Ejemplo a seguir... Lo dejé pasar.
-Si bueno...-Jugueteé con mi pelo, mucho más corto de lo que acostumbraba a tenerlo.-Dale las gracias a mis estilistas, quienes ni siquiera me han preguntado. Pero sí, supongo que a la gente le gusta. ¿Eso es de lo que se trata, no? De agradar a la gente y que este feliz.
"La gente del Capitolio, por supuesto. ¿A quien le importa la gente de los Distritos?"-Pensé, pero sin decirlo.
- ¿Y estas emocionada por la Gira de la Victoria?
"Claro, quiero ver ya a las familias de los niños inocentes que he matado."
-¿Tu lo estas Caesar?
Caesar Flickerman se rió con su típica risa.
-¿Desde cuando es mi entrevista Johanna?-Sonreí un poco.-Creo que he visto una sonrisa. Quizá deberías ayudarme en esto de las entrevistas.
-Sí, quizá...
-Y bueno, ¿Has descubierto algo que te llene ya? ¿Algun talento o habilidad especial?
Minerva me había avisado sbre eso, al igual que Blight. Al parecer, todos los vencedores desarrollan un talento de lo que pueden vivir y conservar su fama tras su año de gloria. Minerva insistió en el canto y la pintura, pero no tení paciencia. La danza no la probé. Crear mis propios diseños ni hablar...
-He estado practicando con el hacha. Y he entrenado mi cuerpo.
-¿Ahora eres más mortífera aun?
-Ahora todos deberían de respetarme.-Puse un énfasis en el "todos".
-Seguro que lo harán... Bueno, la proxima vez que veamos a Johanna será en el Distrito 12. ¿Preparada?
-Siempre lo estoy.


Las cámaras se apagaron y pude ver a Minerva con los brazos cruzados y carraspeando. Sus ojos solo decían una cosa :  "Te dije que sonrieses."


Cansada, fui a dar una vuelta. No me apetecía hacer nada, y pensar que mañana tenía que coger un tren para el Distrit 12 tampoco me animaba. Al otro lado de la Alea de Los Vencedores, vi una sombra borrosa. Caminaba despacio y con los bolsillos metidos en los bolsos de la cazadora. Distinguí los rizos húmedos a causa de los copos de nieve que se la derretían en el pelo. Era Willow.
-¿Qué haces aquí?
La pregunté cuando estaba lo suficientemente cercs para escucharme.
-Venir a verte, antes de que te marches... Me prometiste que no cambiarías.
-No lo he hecho.
-¿Has visto la entrevista?
-Ha sido una actuación. Todo una farsa Willow.
-¿Y cuando la farsa devorara a la verdadera Johanna?
Suspire. No quería perder a mi mejor amig, y lo estaba haciendo.
-¿Puedo confiarte algo? Es importante.
La pregunté, y ella asintió. Las dos caminamos codo con codo hacia el bosque, en silencio.