3/04/2015

Blight: Capitulo 31

La noche llego, y con ella el miedo de la soledad. Siempre había intentado huir de la soledad cuando era pequeño y no tenia ni un amigo en todo el Distrito. Luego conocí a Rosie, y ahí fue cuando empece a añorar ese sentimiento a veces tan necesario de no tener a nadie a tu alrededor. Pero ahora, en mitad de la oscuridad de los Juegos, solo, y con el único pensamiento de donde podrían estar Jade y mi hermana, estar solo no ayudaba mucho. Me pregunte que harían los tributos que estuviesen solos en todo esto, sin aliados. Y en el mismo momento en el que lo pensé supe que aquellos chicos que pasaban por esto solos eran unos verdaderos valientes.
También temía el momento en el que Jade me preguntase donde estaba Blade. Mi cara me delataría y ella averiguaría que estaba muerta por mi culpa. Porque yo la tire por el precipicio. Recordaba la regla que había impuesto yo mismo. Si alguien de nosotros cuatro trataba de matar a otro de nosotros, su destino seria la muerte. Yo había matado a Blade. Pero Blade había intentado matarme antes. ¿Estaban Jade y Blade de verdad tan unidas? Porque al fin y al cabo, en realidad parecía que se odiaban la una a la otra.
Pero no podía mentirme. No a mi mismo. Quizá podía sonreír a mi hermana, pero no podía sonreír dentro de mi. Creo que si tuviese que elegir un color para describirme, seria el negro. Me sentía como un verdadero asesino. Antes de eso, no hubiese sido capaz de hacerle ningún mal a nadie, y ahora, le había quitado la vida a dos personas inocentes... o al menos una de ellas lo era. No me permitía mucho pensar en el chico del ocho. Yo le había matado. A un chico como yo. Con familia, con amigos, quizá con alguien especial, con sueños, ilusiones... ahora muertos.  Todos ellos. El chico, las personas que le querían y sus ilusiones. Gracias a mi. Y luego estaba Blade... no quería negar que me sentía culpable de su muerte, pero muy en el fondo, algo decía que se lo merecía. Y sinceramente, ese algo me aterrorizaba, porque yo no era cruel. O al menos el Blight que yo conocía no lo era.
-Ten cuidado por donde pisas, eso parece una trampa de Blight...
Fue un murmullo. Un susurro no mas fuerte que el sonido del viento, pero lo escuche, y reconocí la voz de Cloe. Estaba bien. Ella y Jade. Lo sabia porque no había habido cañonazos desde el de Blade. No creo que ellas no estuviesen tan poco preocupadas. Me levante de inmediato, y las vi, tambalenadose entre los arboles cubiertos de oscuridad.
-¡Habéis llegado! -Dije, levantando la voz por encima del murmullo que ellas utilizaban, pero no tanto como para romper el equilibrio de la naturaleza. Pero no estaban tan bien como yo había imaginado en un principio. Tal vez llevasen al hombro cada una dos animales despellejados, pero las caras de las chicas demostraban una inmensa preocupación. Y cuando pasaron a mi lado y se metieron dentro de la tienda sin dirigirme la mirada siquiera, mis sospechas se confirmaron. Pase adentro con ellas. No había luz, pero ellas no dejaban de parlotear.
-Tenemos que actuar rápido. -Dijo Cloe, mas seria que de costumbre.
-No veo nada, pero te aseguro que tengo la mano completamente anestesiada. No la siento.-Dijo Jade demasiado rápido.
-Tenemos que hacer algo.-La respondió mi hermana.
-¿El que?-Pregunto Jade. Yo solo estaba ahí de observador, y no entendida nada.
-Necesito verte la mano.
-No hay luz. No habrá luz hasta el amanecer Cloe.
-Sera demasiado tarde. ¿Y si hacemos un fuego?
-Demasiado peligroso.
-Necesito verte la mano.-Chillo mi hermana, histérica.
-¿Que ocurre?-Pregunte, pero ninguna de las dos chicas me presto atención. ¿No se daban cuenta de nada? ¿De que Blade no estaba?¿O ya lo sabían? Entonces sonó el himno del Capitolio, que anunciaba los tributos caídos del día. Mi corazón empezó a latir tan rápido que podía apostar a que ellas lo oían.
-¡SI!-Grito mi hermana, tal vez demasiado alto. -¡SI, SI, SI! ¡Era lo que necesitábamos!-Y dicho esto, se llevo a Jade fuera, donde la luz del símbolo del Capitolio iluminaba nuestras caras.
No me di cuenta de que Cloe estaba aprovechando la luz que ofrecía el símbolo para mirar la mano de Jade. Y no me di cuenta de la importancia de la situación hasta que vi un par de dedos de su mano completamente negros, como si estuviesen podridos. Había odio hablar de eso, necrosis. En el siete, era frecuente en épocas de invierno debido a las bajas temperaturas, y solo había una solución. Y sabia que Cloe también sabia cual era la solución.
-¿Ha muerto Blade?-Pregunto Jade, con voz infantil. Mire al cielo y vi a Blade, con su sonrisa de lado dispuesta a hacer cualquier cosa para salir de aquí como vencedora. Nunca mas volvería a ver esa sonrisa siniestra. La cara de Blade fue sustituida por la de Randall, tributo del nueve.
-Si...-Susurre.
Pero como si no tuviese importancia, la voz de Cloe corto la conversación.
-Jade, no vas a recuperar los dedos.
Hubo silencio. Espere chillidos histéricos por parte de Jade, pero no. Suspiro, cerro los ojos y los abrió de nuevo, y su voz dejo de ser infantil. En esos momentos parecía cien, o mil años mayor.
-¿Y que se supone que tenemos que hacer?

Cloe me obligo a encender un fuego pequeño, pese a las oposiciones de Jade. Las chicas se sentaron frente a frente. Aunque lo habían preparado todo muy deprisa, ahora parecían tranquilas y calculadoras. No podía haber fallos. Mientras Cloe había preparado las telas mas limpias que había encontrado a su lado, había esterilizado un cuchillo de varias formas, y había colocado a su alrededor cantimploras y cantimploras de agua, Jade se veía nada nerviosa, mirando las opciones de por que había ocurrido eso. Sus mejores opciones habían sido o infección, o veneno.
Mi hermana me había ordenado sentarme al lado de la chica. No me gustaba esto. Sabia que Jade gritaría, pero se sentía tan segura. Casi mas que yo.
-¿Estas lista?-Pregunto mi hermana, con voz de anciana. Su cara estaba apenas iluminada por la antorcha.
-Lo estoy. Es esto o la muerte, y no pienso morir aquí. Perder un par de dedos no es para tanto.-Soltó una risita y la tendió la mano, que estaba mucho peor que antes cuando solo habían transcurrido cinco escasos minutos.
Mi hermana cogió el cuchillo mas afilado. Un golpe seco, eso bastaría. Yo le tendí un trozo de tela a Jade para que lo mordiese. Esta lo sujeto con la mano izquierda tambaleandole un poco.
-Contare hasta tres...-Advirtió Cloe, y Jade asintió.-Una..., dos...-El cuchillo corto el aire. Escuche el sonido del metal rasgando la piel, chocando contra el hueso y los gritos ensordecedores de Jade. La sujete por los hombros con toda la fuerza que pude, pero la chica se retorcía de dolor en ellos, y recordé la vez en que había metido el dedo en mi herida y me había hecho desmayarme. Todos sufríamos en los Juegos.-... y tres.-Termino Cloe.
Jade seguía contorsionándose mientras yo la abrazaba e intentaba calmarla, aunque sabia que en esos momento en lo único que pensaba era en el dolor. Mi hermana ya había envuelto su mano en varias telas que pronto se habían empapado de sangre rojiza. El principal objetivo ahora, era que no se infectase. Algo difícil en los Juegos, y que probablemente Cloe no le hubiese dicho a Jade. Aunque hubiese muerto en un par de horas si Cloe no hubiese cortado los dedos de la chica. Jade, poco a poco, se fue calmando. Yo no la solté. La limpiaba las lagrimas de las mejillas, la acariciaba el pelo, y la prometía que todo pasaría dentro de poco. Finalmente, no se si por el dolor o por el cansancio, Jade se quedo dormida en mis brazos. Mientras mi hermana trabajaba en su salud, yo la contemplaba. No se donde mi hermana había aprendido todos aquellos detalles de sanidad, pero era de increíble ayuda en aquellos momentos. Pase de mirar a Cloe a mirar a la chica dormida de mis brazos. Nunca antes había tenido unos sentimientos tan raros hacia una persona. Jade me hacia sentir cosas muy diferentes hacia ella, desde odio a admiración pasando por ternura y envidia. Y lo peor de todo, era lo parecida que era a Rosie... y lo que me dolía tenerla al lado y saber que nunca volvería a ver a Rosie.
- ¿Estas pensando en Rosie, no es así?-La voz de mi hermana me sorprendió y di un respingo.
-¿Como lo sabes?
-Eres tan fácil de leer...-Suspiro.-Ella te quiere. Rosie, digo. Lo hará siempre.
-Lo se.-Respondí.
-Lo digo en serio.
-Lo se...-Yo suspire esta vez.- Si no salgo, tienes que decirla...
-Ya lo harás por ti mismo.-Dijo, y la mire. Ella levanto la mirada hacia mi, y nuestros ojos se cruzaron.
-Duele que no puedas pasar el tiempo que te mereces con una de las persona que mas quieres en el mundo.
Cloe pareció comprender.
-Yo siempre estaré ahí. Contigo. Pase lo que pase.
-¿Y si morimos los dos?-Pregunte.
-Entonces cuidare de ti en el otro lado.
-¿De que? Se supone que si morimos ya no hay nada de lo que nos debamos de proteger.
-Blight, yo siempre te protegeré. Aunque no haya nada de que protegerte, lo haré siempre.-Suspire, y antes de decir algo, Cloe me interrumpió.-Deberías ir a dormir... ha sido un día largo.
-¿Y tu?
-Te despertare en un par de horas...
Le pase a Cloe el cuerpo de Jade, que ahora parecía diminuto. Jade tenia una mano agarrada a mi camiseta fuertemente. La otra estaba en un gran envoltorio de vendas. Me levante sacudiéndome los pantalones y me dirigí a la tienda.
-Blight...-Dijo Cloe antes de que entrase.-No te culpes por lo de Blade.
-¿Como lo sabes?
-Lo noto en tus ojos... No se como fue, y si quieres hablar de ello te escuchare, pero se que lo hiciste para salvar tu vida. Siento no haberte podido ayudar.
-No te preocupes, fue mi lucha.
Ella sonrió, y volvió a sus quehaceres.
Me tumbe en el suelo de la tienda y me cubrí con la única manta que Cloe había dejado, la mas sucia. Genial... Me acomode, y suspire. Escuche a mi hermana tararear una canción. La canción que siempre tarareaba. Y gracias a ella, me quede profundamente dormido...

Cloe me despertó al amanecer. Esa noche no había tenido pesadillas. No había soñado nada. Increíble. Estaba algo molesto con ella porque no me había despertado, aunque me prometió que dormiría durante la mañana, aunque debía de cuidar de Jade, ya que parecía estar débil. Jade seguía durmiendo. No queríamos molestarla, y quizá cuando despertase sentiría un dolor horrible, y yo había agotado las medicinas.
-Tienes que dormir...-Le dije a Cloe, mientras me llenaba el estomago con el conejo que habían cazado el día anterior.
-Ya te dije que lo haré...
-Tienes una cara horrible.-Me queje.
-Pues la tuya no se queda lejos Blight.-Me espeto, utilizando el mismo tono, y después se rió. Y mis carcajadas se unieron a las de ella.
-Tienes una cicatriz espantosa en la mejilla.-Dije entre risas.
-Y tu tienes los dos ojos morados. Y la cara llena de heridas. ¿No te duele?
Me toque la cara.
-No. Aunque parezca increíble y debería de estar arrastrándome por el suelo me siento bastante bien.
-Seguro que si ahora hacemos una guerra de barro te gano...-Dijo ella, mirándome picaramente.
-¿Segura?-Respondí, siguiéndola el Juego, pero algo nos corto nuestro divertido desayuno.
-ATENCIÓN TRIBUTOS, ATENCIÓN...








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