Charla entre aliados.
Cojeamos por la orilla del río, uno apoyado sobre otro. Ambos estamos cansados y magullados. Cada vez que doy un paso, un dolor intenso me recorre la pierna, centrándose sobre todo en el corte que me hice con el hacha en una de las sacudidas del agua. Intento no cojer demasiado aire, ya que es una tortura. Cuando mis pulmones se llenan, mi pecho y mis costados se mueven causándome más dolor.
El sol se pone y caigo al suelo aturdida. Estoy demasiado cansada para continuar. Hambrienta, sedienta... Cliff no se rinde. Pese a sus heridas empieza a hacer una fogata con las cerillas que le han quedado tras nuestro problema. No tiene mucha dificultad, aunque el ambiente húmedo no le facilita mucho las cosas. Yo observo como sus manos empiezan a formar una pequeña hoguera. Saca una lata con la parte inferior algo hundida hacia dentro. Rebusca en su gran mochila y bufa al no encontrar sus materiales. Le da un puñetazo a la mochila y espera a que la lata caliente. Me ofrece cuando ya está hecha. Es caldo. Al parecer tan solo le quedan un par de latas más, por lo que decide guardarlas bien. No tenemos cantimplora, así que cuando acabamos la lata, Cliff se acerca al río, coje algo de agua en la lata y la pone en la fogata.
-¿Sabes?-Me dice.-Creo que si yo no gano estos Juegos, lo harás tu.-Tiene la vista fija en la lata. Le miro con curiosidad, sin entender lo que quiere decir.
-¿Cómo estás tan seguro de que vas a ganar?
Se toma un momento para contestar.
-No lo estoy, solo digo, que si yo no gano lo harás tu. Al menos creo eso. Las personas más insignificantes son de las que hay que cuidarse.
El himno y el sello de Panem distrae nuestra conversación. Miro hacia el cielo, preguntandome de quién fue el cañonazo hoy. Entre las nubes, diviso la foto de Lily, tributo femenino del Distrito 8. La recuerdo en el Desfile de Carros y en los Entrenamientos. Una chica de unos quince años, morena y menuda. Parece ser que el Distrito 8 se ha quedado sin tributos.
-¿Quién es tu mentor? ¿Por qué no te ayuda?
-No le gusto. Creo que ha debido de ser una gran sorpresa que yo siga viva aún y que... -No puedo continuar. No puedo pensar en Wood ahora. ¿Dónde estará? ¿Y si no hubiese muerto? ¿Estaría conmigo? Claro que no, porque si el estuviese vivo yo estaría muerta. Sacudo la cabeza.-¿Y que hay de la nueva mentora del Distrito 4? El año pasado la ganadora fue de vuestro Distrito.
Recuerdo los sagrientos Juegos del año pasado. La ganadora, Annie Cresta, venció gracias a que la arena se inundó de agua. Eso la favoreció mucho, ya que al ser del Distrito 4 - el úncio Distrito con mar- sabía nadar perfectamente, y los demás tributos se ahogaron.
Sonríe un poco.
-No tenemos nueva mentora. Creo que tiene un pequeño problema psicológico, o por lo menos eso dicen mis padres y algunos de mis profesores.
Suspira, y sé que añora su casa.
-Yo también quiero volver a casa.
Le digo. Me mira a los ojos, y yo le miro a el. Nos quedamos así un rato, mirándonos mutuamente. Pensando en quién ganará. En si nos tendremos que matar.
-Descansa. Yo haré guardia.-Me espeta.
-Avisame si...
-...Si ocurre algo. Esta bien.
Me tumbo sobre la hierba, que comienza a humedecerse por el rocío de la noche. Cierro los ojos y escucho a mi alrededor. Escucho las chispas que producen sonidos al estallar, el río y su caudal, a Cliff silbar una melodía, y después todo queda tranquilo.