12/07/2013

Johanna: Capítulo 20

 

Complicaciones



Se levantó con un gesto de dolor sin articular palabra y comenzó a caminar hacia la salida de la cueva. Me pegunté que hacer. ¿Tenía que seguirle para ver lo ocurrido? ¿V endría él y me lo mostraría? Esperé un tiempo, seguramente corto, a lo que mi parecer fue una eternidad. Decidí levantarme.
Rodé por el suelo, quedando de espaldas al techo, lo que me provocó un terrible sufrimiento. Me mordí el labio para ahogar un grito y me hice a la idea de que lo peor estaba por venir. Flexioné la "pierna buena" y posé la planta del pie en el suelo. Me impulse con los brazos para levantarme, y un grito desgarrador salió de mi garganta al flexionar la otra pierna.
Intenté localizar el camino que habría recorrido mi aliado, pero veía todo demasiado borroso. Me apoyé en la pared fría y rocosa. Observé mi pierna cpn los ojos llenos de lágrimas en la oscuridad. Aparté la vista para ver la salida de nuevo. Cojeé hasta allí, sujetada por la pared de piedra, ahogando gritos, suspirando, llorando y obligándome a continuar.
Al salir, el Sol hizo que cerrase los ojos. Los abrí poco a poco para acostumbrarme a la luz, y vi a Cliff, sentado en la hierba húmeda con la espalda muy recta en la pared rocosa.
El río pasaba a menos de tres metros de distancia. Miré al interior oscuro de la cueva. Recordaba este sitio. Había dormido aquí una de las primeras noches.
Me acerqué a Cliff lentamente, intentando disimular el dolor. Me di cuenta de que lloviznaba, y el cielo estaba atravesado por un arco pintado de colores. Un arcoiris. Seguramente el último arcoiris que viese. Hacía frío, y la ligera brisa acompañada de la humedad no ayudaban a entrar en calor. Froté mis brazos con las manos y me apoyé en la pared junto a Cliff.
-¿Segundo qué? -Intenté repeti con más seriedad.
Cliff señalo el río y llevé la vista hacia allí, entrecerrando los ojos. A primera vista, todo parecía normal. Excepto un par de... quizá fuesen peces, flotando a la orilla. Parecían estar muertos. Seguí sin comprender. Miré a Cliff ya que el la luz del Sol me molestaba.
-¿Qué?
-¿No te das cuenta? El color del río. Está contaminado. Veneno. No hay agua. - Suspiró como si estubiese cansado.- Creo que el tributo del Distrito 5 murió por beber de aquí. Le vi en la otra orilla minutos antes de oír su cañón.
-Bueno... De momento no es el fin. Tenemos suerte de que llueva...-No dejo terminar mi frase.
-¿Lluvia? Adivina por qué murió seguramente su compañera de Distrito.
Me encogí de hombros.
-Lluvia ácida. -Dijo con asco- Estaba aquí, -Señaló el suelo- ,intentando pescar algo, hasta que empezó a llover. Me alegre. De verás que lo hize, pero quemaba. Me metí dentro de la cueva lo más rápido que pude.
Miré el río intentado pensar en aquella lluvia y vi a lo que se refería Cliff. Tenía un tono rosado y muy poco normal.
-Ahora llueve normal.
-Tiene que continuar la matanza, ¿no?-Sonrío de lado.
Se levantó, y me llevo en brazos hasta el fondo de la cueva. Me contó su plan:
Ya que la cueva no era un lugar muy seguro para permanecer un tiempo demasiado largo, cuando el líquido que nos habían mandado los patrocinadores hiciese efecto y pudiese andar nos iríamos de allí. Mientras, Cliff, cazaría y recogería agua de lluvia.
Mi pierna se curó antes de lo que pensaba. Llevabamos ocho días en la arena, y yo solo me preguntaba una cosa. ¿Seré la siguiente?

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