5/17/2014

Johanna: Capítulo 28

Banquete



Mentiría si dijese que mi noche fue tranquila. Me costó dejar que el sueño me envolviese en sus brazos, y cuando lo hacía, no tardaba en abrir los ojos. Despertaba sudando y gritando a causa de una pesadilla, y con los brazos llenos de cortes y espinas. Pude contar al menos siete veces en las que había despertado, y asegurar un par más que ya no recordaba. Al final, me levante cuando el sol despuntaba entre las montañas. Desayune algunas sobras de pescado que habían quedado de la noche anterior. Apilé las pocas pertenencias bajo el arbusto de espinas, y emprendí mi camino tan solo con mi hacha, ya que si tenía que hechar a correr sería fácil escapar sin peso. Miré mis temblorosas y delgadas manos llenas de marcas y sangre seca. Nunca había estado gorda, pero podía ver perfectamente los huesos de mis dedos sin ningún rastro de grasa alrededor de ellos.
Llegué a la zona del banquete en más o menos cuarenta minutos, y me escondí en una ladera. Era un sitio con vegetación inexistente por lo que esconderse era dificíl. La Cornucopia ya estaba vacía de objetos. Tan solo quedaba algún que otro saco o mochilas sin nada dentro. Ningún arma. Nada de comida ni de agua.
El Vigilante no había dicho la hora a la que comenzaba el banquete, por lo que durante las dos horas y media que esperé, me dediqué a observar en todas las direcciones y memorizar técnicas de ataque efectivas en diferentes casos. Lo que me distrajo, fue un temblor de tierra bastante fuerte, dejando un pozo pequeño a unos metros de la Cornuopia. "Todo lo que necesitéis está ahí" Las palabras del Vigilante Jefe retumbaban en mi cabeza. ¿Qué necesitaba, a parte de todo?
No pensé mucho más después de ver a un chico corriendo rápidamente hacia la mochila. Me levanté con ímpetu, rozando mi rodilla bruscamente contra una piedra. Obligué a mis piernas a ir más rápido. Eramos cinco y solo había una cosa sobre la mesa. Miré mis pies sin ir lo suficientemente rápido y luego a Ethan, hinchando las mejiilas por el esfuerzo. Entonces me di cuenta de que podía conseguirlo. Rubi y Oceana iban tras de el, y no paso mucho tiempo hasta que Rubi se tiro sobre el cojiendo uno de sus tobillos y sentandose sobre el a horcajadas. Ethan gritaba pero yo preferí desvíar la vista a la mochila. Y llegué. La cojí en mis manos hasta que sentí un dolor agudo en mi mano y sangre brotar de una herida algo profunda.
-¡Suéltala 7! Es nuestra.
Ver a Oceana con el cuchillo hundido en mi mano me producio arcadas, y me recordó a Cliff.

2 comentarios:

  1. Como siempre, GENIAL. No puedo esperar al siguiente, súbelo pronto please.

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    1. Muchas gracias. Me alegra de que os guste mi historia y me anima a continuarla. Si estos días tado algo más de lo normal en subir un capítulo es por culpa de lo examenes, pero seguiré escribiendo :)

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