Desayunamos los cuatro juntos. Ray, Blight, Parker, y yo. No hablamos de lo sucedido con Willow. No hablamos de los Juegos. Solo comíamos. O bueno, Ray y Blight comían. Yo no podía. Parker, al parecer, tampoco. Él sabía mejor que nadie que tenía que alimentarse bien, que lo que se le avecinaba iba a ser muy duro, pero lo comprendía. Había llevado el sufrimiento muy bien por dentro hasta ahora, pero eso empezaba a cambiar al verse en menos de dos horas en la arena con el resto de tributos empuñando armas y persiguiéndole para matarlo.
Estaba pálido. Tenía el pelo negro, limpio y brillante. Los ojos rojos y hundidos, el pestañear lento. Los hombros estaban caídos, los labios agrietados. No tenía buena pinta. Parecía enfermo. Pero no era una enfermedad que se curase con medicinas. Esa enfermedad se superaba ganando los Juegos.
No había sido buena mentora. Ni buena amiga. Ni buena novia. De hecho, no tenía ni idea de si había hecho algo bien. Si yo fuese un tributo y me hubiese tenido a mi como mentora, me hubiese clavado un hacha en la cabeza. Seguro que eso ayudaría más.
Parker dejó con un estrepitoso ruido el tenedor sobre el plato de porcelana. Le temblaban las manos, pero intentaba disimularlo agarrándose de las muñecas.
-¿Algunos consejos?-Preguntó, cogiendo aire.-Antes de salir, ya sabéis...
Intentó soltar una risa nerviosa, pero paró al darse cuenta de que al final terminaría llorando.
Le conocía, no quería dar pena.
Miré a Blight en busca de ayuda. Él me miró a mí, y los dos suspiramos a la vez.
-Bueno...-Dijo Blight.- Te parecerá una locura pero...
-Y todos los demás mentores dirán lo contrario.-Añadí, porque a mí me había dado el mismo consejo.
-Pero olvida lo de huir sin pasar por la Cornucopia. No llegarás muy lejos sin nada de lo de allí.
-Parece una locura, pero tiene razón.-Seguí.-Sin armas, sin formas de encender un fuego, comida, agua... no llegarás lejos.
-Busca refugio.-Comentó Blight.
-Busca comida.-Le aconsejé, recordando lo mal que lo había pasado yo el año anterior.
-Busca agua.-Ésta vez había hablado Ray. A veces se me olvidaba de que él, al igual que nosotros, era un campeón. ¿Cómo habrían sido sus Juegos? No me sonaba haberle visto en la arena.
-Tengo que buscar muchas cosas, parece...-Se quejó Parker.
-¿Alianzas?-Preguntó Blight.
-Había hablado con Willow...-Susurró Parker, mirándome.- ...pero supongo que eso ya da igual. Quizá el ocho, o el nueve.
-¿El cuatro?-Sopesé esa opción, porque mi aliado había sido de aquel Distrito.
-Ni loco. ¿Profesionales?-Protestó Parker, mirándome como si me hubiese vuelto loca.
-No siempre está tan mal contar con su ayuda... Aunque sí, son más peligrosos que el resto.-Terminó Blight.
Parker miró fijamente el reloj de la pared y empezó a temblarle el labio.
Quedaban quince minutos.
No era mucho tiempo .
Blight y yo le acompañamos hasta donde se nos tenía permitido, el aerodeslizador que les llevaría a la arena.
-No estés nervioso.-Le dije. Sí, muy buen consejo, aunque imposible claro.- Los nervios te harán desconcentrarte.
-Sí, lo sé. -Contestó.
-Puedes hacerlo.-Le animó Blight.
-No es fácil, pero confiamos en ti.-Le dije también.
Blight se despidió de él con un abrazo, y cuando se separaron, Parker me miró a los ojos. Le vi. Abrió sus brazos para envolver mi cuerpo en ellos, pero yo le aplasté las mejillas con las palmas de mis manos y le besé. Le besé como si nunca más fuera a verle, y en verdad, no lo sabía.
Él me rodeo con sus brazos, yo metí mis dedos por su pelo, y cuando nos separamos, los dos respirábamos fuerte.
-Tengo que irme...-Susurró, rozando sus labios con los míos. Yo asentí haciendo que nuestras narices se tocasen. Él se separó de mi poco a poco, me dio un último beso en la mano y después se fue.
Miré a Blight, éste me miraba con pena.
-Confío en ese chaval.-Me dijo.
-Y él confía en nosotros.-Le avisé.-Tenemos que conseguir patrocinadores.
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