La altura de la caída no era muy alta, aun así, aterrizar sobre piedras no era algo que quisiese repetir.
No veía nada. Todo estaba completamente a oscuras y la luna iluminaba poca cosa. Me sentía fatigado y acalorado. Tenia un dolor horrible en la espalda, los brazos, y la pierna izquierda, pero al menos, no tenia nada roto. Hice rodar mi cuerpo por las piedras, y me arrastre por ellas para buscar a Cloe.
Me sentía mal por no haber pensado en mi hermana antes, pero estaba tranquilo, (todo lo tranquilo que uno puede estar en los Juegos), ya que no había sonado ningún cañonazo.
-Cloe...-Susurre. Note la garganta seca y mi voz mas grave de lo normal. Tosí para aclararme la garganta, y seguí arrastrándome. -Cloe, por favor, respóndeme...
Nada. Ni siquiera un ligero movimiento.
Avance mas rápido hacia ella. Estaba tumbada de lado, y no se movía, pero su pecho subía y bajaba, por lo tanto, estaba viva.
-Cloe...-La llame.
Con cuidado, me senté a su izquierda, y la cogí por los hombros poniéndola sobre mi regazo lentamente, y dejando su cabeza descansar sobre mi hombro. La aparte el pelo de la cara y la abrace con fuerza. No podía hacer nada mas. No teníamos nada, salvo las armas. Volvíamos a comenzar de cerno de nuevo.
Ella había sido fuerte, me había cuidado cuando yo había estado inconsciente. Ahora, era mi turno.
Odiaba estar así. Solo. Y en parte, me sentía egoísta.
Sabia que no podíamos vivir los dos, y quería con todas mis fuerzas que Cloe saliese de los Juegos. Era mi hermana, por fin la había encontrado, no podía morir. Pero a la vez, yo quería salir de allí también. Me sentía la peor persona del mundo, porque sabia que el principal objetivo de Cloe era sacarme de allí, en cambio, mi principal objetivo siempre era mantenernos a salvo a los dos durante un minuto mas. Nunca sin escoger. Nunca sin arriesgarme. Siempre dejando que la suerte hiciese su jugada.
Sin mas, empece a llorar. No me importaba que la gente me viese, lo necesitaba. Necesitaba desahogarme. Tenia un gran cumulo de emociones dentro de mi que no podía compartir con nadie, ni siquiera con Cloe, porque pensaría que soy un desagradecido.
Los primeros rayos del sol comenzaban a despuntar por el horizonte dejando surcos rosados por el cielo.
¿Cuantos amaneceres me quedaban? ¿Cuantos nos quedaban a los dos?
Era el amanecer del cuarto día.
Seguí sumido en mis pensamientos durante horas hasta que decidí hacer algo.
Cogí a Cloe en brazos,(un gran alivio tras el peso de Eldan), y camine con mi cojera en la pierna izquierda, con el propósito de llegar hasta el suelo encharcado. No estaba lejos de aquí, y con suerte podría encontrar algo para comer, ya que me moría de hambre. Llegue allí mas o menos una hora después, dejando a Cloe sobre nuestras chaquetas. No quería que se mojase, ya que si luego bajaba la temperatura, se quedaría fría y podría ponerse enferma. Ademas, no tenia recursos suficientes para hacer una hoguera, e ir hasta el bosque del pantano con Cloe en brazos y con la pierna dolorida no era una buena idea. Me fije en Cloe, y me percate de que tenia una herida en la cabeza, lo cual me puso muy tenso.
Escarbe en la tierra húmeda durante horas, y di con una especie de caracoles. Al principio, los mire asqueado y casi los tiro, pero tenia un hambre tan feroz que al final termine comiéndomelos crudos sin pensármelo. Luego, al recapacitar, me entraron arcadas. Pero el hambre seguía ahí. Los caracoles no servían de mucha ayuda con su pequeño tamaño. Lo que mas me desquiciaba era el agua. Estar rodeado de agua y no poder probarla. Me acorde de la excelente idea de las raíces de Cloe y me puse a buscar, pero un cañonazo me sorprendió en mi búsqueda. Rápidamente fui a mirar a mi hermana, al verla respirar, se me tranquilizo el corazón de nuevo. Quedábamos doce. No me preocupe.
Con suerte, encontré algunas raíces que estaban empapadas de agua, pero no eran tan buenas como las que Cloe había encontrado el primer día. Me lleve un par a la boca y decidí guardar varias mas en los bolsillos para la posteridad y para Cloe. El día acabo bastante rápido, así que cuando me percate de que el sol descendía por el cielo despejado a una gran velocidad, sentí la imperiosa necesidad de regresar a las rocas caídas de la montaña. En menos de dos horas, la arena volvía a estar sumergida en la oscuridad de la noche.
Decidí no dormir, pese a que la noche anterior tampoco lo había hecho. Pero el día anterior había dormido una noche entera y la mitad del día, así que eso me dio algunos ánimos. Me senté en el suelo, apoyando la espalda en una roca y volví a dejar a Cloe sobre mi, acunándola, dándonos calor el uno al otro. Esta noche seria mas fría, sin fuego. El himno de Panem sonó, proyectando la imagen del tributo muerto en el cielo. Me sorprendió ver la imagen de Jasper, y eso me hizo pensar en Jade. ¿Que seria de ella? Cuando la imagen desapareció del cielo, todo quedo calmado, y pude contemplar las estrellas.
Respire hondo y me permití admirar la belleza del lugar.
"A Rosie le hubiese gustado esto."-Pensé.-"No los Juegos, sino esto. Estar aquí, conmigo, contemplando las estrellas en mitad de la noche. En verano siempre se quejaba de que nunca la llevaba a ver las estrellas. De aquella pensaba que era una chorrada. Ahora seria un buen recuerdo que podría recordar cuando estuviese muerto. Que positivo, Blight..."
Y eso fue lo ultimo que pensé antes de cerrar los ojos y quedarme dormido.
Sorprendentemente, fue una noche con sueños. Y con sueños bonitos. En ellos, aparecía Rosie intentando convencerme de las cosas que deberíamos hacer en el verano mientras paseábamos por las abarrotadas calles del Distrito 7, y yo me quejaba por que eso en realidad solo eran modas. Ella se quejaba por mi pesimismo y fingía un enfado. Yo me reía de su actitud, pero finalmente la rodeaba la cintura con el brazo y la daba un beso diciéndola: "Haremos todo lo que tu quieras." Y ella me respondía: "No hace falta si no quieres." Y así, un día tras otro, sin avanzar, hasta que el verano termino, y las noches empezaron a ser demasiado frías como para salir fuera a observar las estrellas.
Un aullido que me heló la sangre, hizo que me despertase de un salto. Había sonado cerca. Demasiado cerca. Llevaba escuchando aullidos lejanos durante tantos días que ya ni me sorprendían, pero este hizo ponerme la piel de gallina.
"Menudo vigilante estas hecho. Te has dormido..."-Pensé para mi.
-Bl-¿Blight?-Pregunto una voz temblorosa. Mire hacia abajo y vi los grandes ojos marrones de mi hermana mirándome de una manera distinta. Sus ojos reflejaban miedo, algo que ella siempre pretendía ocultar. Parecía estar llorando.
-Hey, ¿Estas bien? ¿Llevas mucho tiempo despierta? ¿Tienes hambre? ¿Sed? Tengo raíces. Perdón por no ayudarte, yo solo...
Cloe negó con la cabeza y yo me calle.
-No, acabo de despertarme...-Se encogió sobre mi pecho.- ...y estoy bien. Salvo la cabeza. Me duele muchísimo la cabeza.
-Creo que te golpeaste en la cabeza al caer. Tienes una herida...-Se palpo las sienes haciendo un gesto de dolor y después empezó a respirar muy rápido. Las lagrimas no tardaron en caer.
-Tengo miedo...-Se limpio los ojos.-Ya esta, ya lo he dicho. Y... y... no se que hacer, nunca. Y por mi culpa te pasan cosas así y yo nunca se lo que hacer Blight. Estoy perdida en esto.
-Oye... nada de esto es tu culpa. De hecho, sin ti llevaría muerto desde que pisamos el Capitolio. Fíjate, el Capitolio, ya no digo la arena.
Cloe se hecho a reír por un momento.
-Eres un tonto...-Me encogí de hombros sonriendo.- Y encima no puedo parar de llorar. Soy una imbécil. Como si eso arreglase las cosas.-Se limpio las lagrimas con las mangas de su abrigo.
-A veces ayuda, créeme. No eres la única llorona de este equipo. Debiste de verme la noche anterior.
Nos reímos los dos juntos, hasta que otro aullido corto el aire.
-Me pone nerviosa... tan cerca. No estarán ni a un kilómetro...
-Quizá estemos en su territorio.
-Quizá deberíamos irnos.
-¿Tu crees?
-Si tienen hambre no dudaran en comernos.
-Pues yo tengo hambre también...-Intente bromear.
-Blight... hablo en serio.-Cloe se zafo de mi y se puso en pie.- Creo que deberíamos irnos. Ir a algún sitio. Aquí no hacemos nada. ¿Y que mejor que la noche para eso?
Otro aullido. Me levante con dificultad, sin posar el pie izquierdo en el suelo.
-¿Estas bien?
-Bueno... me duele algo el pie, pero supongo que se me pase. Espero que se me pase.
Cloe se tenso y frunció el gesto. Me paso un brazo bajo los hombros para ayudarme a ir mas rápido. Lo único que pensé, fue de que no se enterase de que había cargado con ella durante unas dos horas con el pie mal, porque sino ella seria la encargada de matarme. No paraba de susurrarme de que necesitaba reposo, pero que estábamos en unas circunstancias muy malas. Le di la razón, y entonces le conté que Jasper había muerto. No pareció importarle mucho la noticia. Aun quedaban doce, y aunque Jasper fuese un rival fuerte, aun quedaban Jade, Flint, Blade, Marina...
Algo se movió a nuestra derecha, y Cloe y yo miramos rápidamente hacia allí. Era una sombra oscura y demasiado rápida para ser un tributo. Cloe se junto a mi.
-Saca el machete y los cuchillos, despacio...-Me susurro.
La hice caso, y me quede con el machete en la mano derecha y el cuchillo en la izquierda. Cloe hizo lo mismo, pero en vez de un machete, llevaba un arma. Otra sombra oscura paso al lado, esta vez a la izquierda. Otra por detrás, de brillantes ojos amarillos. Entonces sonó un aullido que me puso los nervios a flor de piel. Ya no estaban "cerca". Estaban allí.
Cloe y yo, sin decirnos nada, quedamos espalda contra espalda, mirándolo todo con ojos de cazador. Estábamos rodeados. Habría quince lobos aproximadamente, rodeándonos. Parecían estar vigilandonos, mirando nuestros puntos débiles, esperando al momento para atacar. Porque iban a atacar.
-Blight, por si no salimos de esta... Te quiero, y siento no haber podido sacarte de aquí.-Susurro Cloe con una voz demasiado lúgubre para que mantuviese las esperanzas, pero me anime a no rendirme.
-No digas eso. Lucharemos. Y veremos otro amanecer.-Dije, justo antes de que otro aullido muy fuerte interrumpiese mis palabras, y diese paso a que los lobos se abalanzasen sobre nosotros mientras nos enseñaban los dientes.
Se me ha borrado el comentario y no me acuerdo de lo que te había puesto... (era laargo^^) Capítulo de 10 y de 20 también, madre mía... ¿Cómo puedes hacernos esto? ¿A quien se le ocurre? Solo a tí por supuesto... jajajajajaj necesito leer ya el siguieeentee!
ResponderEliminarUn besoo:3
Hola! Vaya, con lo que a mi me gustan los comentarios largos jajaja. Creo que os va a gustar el siguiente capitulo, ya que responde a algunas pregunta de capítulos anteriores, y bueno... igual os deja con mas dudas pero... Todas se resolverán al final, de verdad. Mil gracias por leer esta historia! Besos! :3
EliminarDesde luego no te quedan ganas de fastidiar, justo cuando ya estaba aliviada porque Cloe sobrevivió van y se meten en otro problema. Dichosos lobos, ¿ahora que pasará?, ¿como saldrán de esta? Me has dejado picada con el Capítulo, tengo ganas de seguir leyendo a ver que pasa así que no tardes mucho :P
ResponderEliminarHola! Jajaja, es que los Juegos no son nada fáciles y les pasan muchas cosas. Creo que os va a sorprender como acaba esto de los lobos, ya que va ser algo... distinto. De todas formas espero que os guste. Como siempre, muchas gracias por leer! Vuestros comentarios me animan mucho! Besos! :3
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