6/09/2015

Blight: Capítulo 46

¡Hola! Hoy, debido al estreno del teaser trailer de Sinsajo parte 2 me he dicho que tenía que publicar un capítulo. Y es que estoy muy emocionada por esta película aunque tenga sentimientos contradictorios. Creo que va a ser una película increíble, y aunque quiero que llegue el día de verla por fin, me da pena porque va a ser como el final de una parte de mi vida. no sé si me entendeis, pero espero que si jajaja, y bueno, que aquí os dejo el nuevo capítulo. ¡Disfrutadlo!


Solo tarde un par de días en regresar de nuevo al siete. Los días que había estado con Haymitch había aprendido varias cosas. Me había desahogado, él también lo había hecho, y habíamos compartidos nuestros miedos. Ambos teníamos pesadillas por las noches, pero ninguno de los dos nos enterábamos de los sufrimientos del otro. Por la mañana, yo le escondía la bebida a Haymitch, y el se quedaba con mi cuchillo. Los dos permanecimos nerviosos durante todo el día... Hasta que regresé. El me devolvió mi cuchillo y yo le dije donde había guardado el alcohol.
El cielo tenía un tono rojizo cuando el tren llegó a la estación. No había llevado muchas cosas al doce, por lo que solo llevaba una mochila. Me la eché al hombro y emprendí el camino hacia la Aldea de los Vencedores.
Se podía respirar el ambiente cálido en el Distrito, que indicaba que ya estábamos a mediados de verano. Una brisa fría hacía mover las hojas de los árboles del bosque. Todo estaba en calma. Como a mi me gustaba. Podía sentirme seguro, y era la primera vez que pensaba eso desde que había regresado del Capitolio como vencedor de los Juegos. Quizá las cosas iban a cambiar y Haymitch tenía razón. El pasado ya está hecho y ahora tenía que mirar hacia el frente.
Un grito cortó el aire. La brisa paró de repente, el sol empezó a esconderse más rápido, la tranquilidad se esfumó. De nuevo, otro grito. Di una vuelta sobre mis pies mientras agarraba con fuerza mi cuchillo. Otra vez sentía que estaba en peligro. El grito se vuelve a escuchar, y yo corrí en la dirección de la que provenía.
-¿Rosie?-Grité sin pensar. ¿Y si Rosie estaba en peligro?- ¿Hola?
-¡Socorro!-Gritó la voz, que esta vez se escuchaba más cerca.
Me adentré en el bosque a toda velocidad, apartando las ramas y las hojas que me entorpecían la vista y el camino. Me guié por los gritos, y no tardé mucho en encontrarme el problema.
Un animal bastante grande estaba apoyado sobre las patas traseras, intentando alcanzar a una chica que estaba subida en el árbol. El animal se giró hacia mí, olvidando a su presa inalcanzable. Era un perro salvaje. ¿Cómo había entrado en el Distrito? Le apunté con mi cuchillo y separé las piernas, preparado para luchar.
El perro se abalanzó sobre mí con un gran salto, y cuando me quise dar cuenta estaba en el suelo, soportando su peso y con su gran boca y sus dientes afilados a solo unos centímetros de mi cara. No podía con el, y había perdido mi cuchillo. De repente el perro se desplomó sobre mí. Pesaba muchísimo pero conseguí quitármelo de encima. lo observé durante un instante. Su pelaje de color canela estaba manchado de sangre a causa de una herida creada por un hacha que había en su espalda. Observé a la chica, que se encontraba jadeando al otro lado del perro. Era alta, tenía el pelo moreno y enmarañado y la ropa bastante sucia. Se acercó al hacha con cuidado y la sacó del perro. Me agaché y busqué mi cuchillo rápidamente. No me fiaba de ella. No me fiaba de nadie con ningún arma.
Los dos nos quedamos en silencio, mirándonos. Había anochecido bastante.
-¿Estás bien?-La pregunté finalmente.
-Sí... Gracias.-Dijo con voz temblorosa.-¿Y tú?
-Yo estoy bien. ¿Cómo...?
-No lo sé.-La chica pareció leerme la mente.- Había vuelto al bosque después del final de la jornada y estaba aquí. Me subí a un árbol porque estaba asustada...
La miré bien. Tenía una manda de su chaqueta deshilachada y manchada de sangre.
-Estás sangrando.
-Es solo un arañazo. No es nada...
Me acerqué a ella sin guardar el cuchillo y la miré el brazo. No veía muy bien, pero no tenía buena pinta.
-Ven a mi casa, te ayudaré a curar eso.
-No... Mis padres se preocuparán si no llego a casa antes del toque de queda.
-Quedan minutos para el toque de queda.-La dije.
La chica me miró asustada, y luego levantó la vista al cielo.
-Esta bien. -Dijo finalmente.
Regresamos al sendero. Estaba todo tan oscuro que ni siquiera veía el camino, aún así, llegamos a la Aldea de los Vencedores gracias a las luces que desprendían las casas de Ray y Jara.
En casa todo estaba tan tranquilo como lo había estado el bosque antes del chillido de la chica. Subimos al baño y saqué la cajita de primeros auxilios. La verdad es que no tenía mucha idea de curar este tipo de heridas, pero era mejor que nada.
-Por cierto, me llamo Blight Oa...
-Sé quién eres. Todo el mundo lo sabe. El nuevo ganador, ¿no?
-Sí, bueno...-Dije mientras la curaba el brazo.
-Yo me llamo Gardenia. Gardenia Blackwood.-Levanté la vista para mirarla y me encontré con sus grandes ojos marrones.-Mi hermano me dijo que eras un idiota. Pero no lo pareces...
-Gracias, supongo...-Sonreí un poco.-Ya está.
-¡Genial! ¿Y ahora que hago? No puedo volver hasta el Distrito ahora. esta lejísimos y el toque de queda...
-Puedes quedarte aquí si quieres.-La contesté, sintiéndome que me sonrojaba. No solía ser muy atrevido.-Quédate en la habitación que está justo en frente de esta. Yo dormiré abajo.
-Vale.-Respondió Gardenia, saliendo antes que yo. pero poco antes de cruzar la puerta se giró.-Y muchísimas gracias.
Luego se metió en mi habitación y cerró la puerta.

Estaba bien entrada la madrugada cuando yo estaba en el salón mirado a la nada. No quería dormir. no quería que volviesen las pesadillas. Hoy había sido un día bien raro. Había vuelto al siete, (¿Alguien se abría dado cuenta de que me había ido?), había luchado contra un perro salvaje que no tenía ni idea de como había entrado, y había conocido a una chica misteriosa que lo único que sabía de ella era su nombre... Finalmente, todos estos sueños me sumieron en un profundo sueño.

Había soñado. Podía sentir todavía el cuchillo desgarrándome la piel mientras me mordía los labios con fuerza, hasta sangrar, por evitar chillar. Pero la persona que llamaba a la puerta con fuerza me había despertado de la pesadilla. Me levanté del sofá y abrí la puerta. Me encontré de cara con Rosie, quién tenía cara de enfado.
-¿Así que por fin te has dignado a volver?-Me espetó, antes de colarse con rapidez en mi casa entre el marco de la puerta y mi brazo.
La miré sin saber que decir.

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