Abrí los ojos, pero la oscuridad invadía todo mi campo de visión.
Sentía que mi cuerpo estaba empapado en un sudor frío. Cogí la manta para taparme mejor, pero un peso me lo impedía... Parker.
Él había dormido conmigo.
Eso significaba que no había sido un sueño. Willow se había suicidado realmente.
La oscuridad pareció invadirme a mí también. Algo me taponaba la garganta, traté de respirar y un sonido raro salió de ella. Fue una especie de lamento, o quizá un quejido. Fuese lo que fuese, Parker se despertó y me rodeó con sus cálidos brazos.
Lloré en su hombro sin decir nada.
Él tampoco habló.
No hacía falta utilizar palabras para expresar nuestros sentimientos.
Parker se durmió poco después de nuevo. Lo sé, porque dejo de mover su brazo para tranquilizarme, y cuando susurré su nombre, no contestó.
-¿Cómo puedes dormir sabiendo lo que va a pasar mañana?-Susurré.
Le admiraba.
Yo era capaz de dormir habiendo pasado su suerte ya, y él lo hacía como si mañana se levantase para ir a trabajar. Aunque supongo que estar descansado es un plus. Puedes estar más alerta.
Me deshice de su abrazo y me levante.
Podía escuchar mis pasos por el suelo, iba descalza por lo que no hacía mucho ruido.
Salí de mi habitación guiándome por mis sentidos, ya que no veía nada. Me sorprendió ver que pese a las horas que eran, la luz del comedor estaba encendida. Lo que no me resultó extraño fue encontrarme a Blight con una copa entres sus manos.
-Creí que todo había sido un mal sueño...-Me senté a su lado, con mis manos en mis rodillas. Él tenía la mirada perdida en la mesa que estaba frente a él.- Pero no. Ella a muerto. Era mi mejor amiga, ¿Lo sabías? Es verdad que este último año hemos tenido muchos problemas... Muchos se queda corto. Pero la quería. Y cuando salió elegida tenía esperanzas de ella. Siempre hay esperanzas. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué morir sin intentarlo?
-Porque te ahorras el sufrimiento.-Dijo Blight, dando otro trago a la copa. Al fin reaccionaba.
-¿Es mejor morir sin intentarlo que luchar por tu vida?-Pregunté incrédula.-¿Mejor que ahorrar sufrimiento a tus padres, amigos...?
-Te diré algo...-Blight dejó la copa en la mesa y me miró finalmente a los ojos.-No sé tú, pero yo he deseado miles de veces haber muerto en los Juegos. Es verdad, tu muerte hace sufrir a tus padres, a tus amigos, a tu pareja... Pero el dolor se va esfumando con el paso del tiempo, al igual que la nieve de invierno cuando llega la primavera, o la sequía del verano con las lluvias del otoño. Pero si vives, seguirá tu dolor, y se lo transmitirás a los tuyos. Y no serás feliz. Ni tu, ni los que quieres que lo sean.
-¿No has sido feliz nunca desde que ganaste?-Pregunté curiosa.
-¡Qué importa!-Se quejó.
-Sí, si importa. A pesar de todo sigues siendo mi mentor. Me tienes que guiar. tú sabes mejor que nada lo que es el sufrimiento.
-La vida es difícil. Los juegos te perseguirán siempre.
-Eso lo sé.-Respondí.-Pero... ¿Es imposible ser feliz?
Blight suspiró y volvió a coger la copa, dando otro trago y dejándola vacía. la miró durante unos instantes y habló.
-Hay momentos de felicidad. Hay momentos de dolor. La vida es una mezcla de ellos. Si juntas los momentos de tristeza con los felices, ¿Qué te sale? Es como hacer una mezcla de colores claros y oscuros.
-Los oscuros siempre tienen más peso.-Dije, y él sonrió.
-Al igual que la vida... Por muchas cosas buenas que te pasen, siempre tendrás esa espina clavada, los Juegos. ¿Los superarás? No. ¿Los superaré? No. ¿Llegaremos a ser felices? Podemos serlo, pero no siempre. La vida es equilibrio...
-Pues últimamente mi balanza se está pasando con la parte mala.
-Aún podemos arreglarlo, con ese chico.-Blight apuntó a mi habitación.-Piensa que si muere tu balanza se inclinará hacia un lado excesivamente. Pero recuerda de que si muere, su balanza se destruirá. Y dicho esto, me voy a dormir. No es bueno juntar el alcohol y el insomnio, sobre todo cuando mañana empiezan los Juegos. Y tú deberías de hacer lo mismo.
Blight se retiró de la sala y entró en su habitación. Me quedé allí mucho más tiempo, pensando en sus palabras. Teníamos que salvar a Parker.
Cuando los rayos de sol empezaron a colarse por la ventana, regresé a mi habitación.
Hoy era el gran día.
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