7/11/2014

Johanna: Capítulo 36

De vuelta a la realidad



Caesar Flickerman estaba lleno de diferentes sonrisas. Sonrisas de sorpresa, sonrisas de ánimo, de confianza... Al principio, las combinaba con preguntas simples y que podía responder con palabras sueltas y sonrisas de lado para el público: <<¿Qué tal de vuelta por el Capitolio?>>, <<Estarás deseosa de llegar a casa, ¿Me equivoco?>>, <<¿Has notado el número de gente que te quiere?>> Cada palabra que salía de mis labios, era continuada por vítores y gritos. Caesar tenía que mandarles callar y esperaba hasta que se hacía el silencio para volver a hacerme otra de sus preguntas, y todo volvía a empezar.
Las luces de colores me mareaban, y se juntaban con la niebla haciendo que mis ojos se humedeciesen, pero no dejé que ni una gota se deslizara por mis mejillas. Me concentré en mantener la cabeza bien alta.
-Creo... no sé si vosotros estáis esperando este momento, o tu, Johanna. Pero creo que ha llegado el momento de que veas tus Juegos. -Alzaba la voz un poco a medida que su frase avanzaba- Has sido la ganadora y no has podido verlos aún. Estaras ansiosa.
Me limité a sonreír y a pronunciar una palabra seca sin tranmitir ningún estado de ánimo, casi me pareció que lo había dicho con un tono sutil de grosería.
-Adelante.
Caesar me sonrío, aunque su mirada no me tranmitía alegría, o al menos me lo pareció. Las luces bajaron, y la oscuridad envolvió el escenario, dejando que la neblina blanca ondease bajo mis pies. Me puse nerviosa. No me gustaba demasiado la oscuridad. Me recordaba cuando sentía a los tributos profesionales a centímetros de mí y debía mantener la respiración. Pero daba igual, iba a revivir mis Juegos y tendría que estar sonriendo permantentemente. Seguro que una cámara estaría posada en mi en todo momento.
El himno sono fuerte, haciendo vibrar las sillas, y después, en la pantalla de detrás de mi, comenzaron las imágenes. Giré mi silla para poder ver. Mostraban la cornucopia en aquel valle, antes de que sonase el cañón que daría el comienzo. Cuando sonó, me vi correr. Era rápida, pero nada en comparación con Grint o Cliff. Todo parecía irreal, como si yo no fuese la persona que apareciese en la pantalla. Me sentía vacía, y sin sentimientos. Cuando la Cornucopia quedó vacía, mostraron una a una todas las sangrientas muertes del Baño de Sangre. Wendy, la chica del doce fue la primera caída, a manos de Leonnora. Tras ella, se le sumaron Scarlett, Steven, Marco, Jared... La de Leonnora apareció después y se oyeron suspiros. Caesar comentó.
-Me había parecido buena rival.
Y después el pálido Wood, que intentaba salvarme. <<Estúpida>> Me gritaba una voz interior, una y otra vez. Luego la imágen voló hacia Rubi, la chica rubia del Distrito 1 a la que había matado en la final. Lanzó uno de sus cuchillos y Wood calló al suelo. Entonces aparecí en la pantalla. Asustada, débil, sin saber que hacer... Sickle y Lily, Distritos 11 y 8, cerraron el Baño de Sangre.
Luego todo se enfocó en mi o en los profesionales. Yo intentando pasar la primera noche, los profesionales haciendo una hoguera, yo robando, Cliff traicionando a los profesionales, yo muerta de hambre, Cliff aliándose conmigo, el ataque de los mutos, y la noche en la que Gold murió a manos de mi aliado. Luego aparecen las serpientes mutantes, gigantes y de ojos rojos, me muerden. Caigo moribunda y Cliff me lleva hasta una cueva. Pasan varios días y caen ambos tributos del 5. La chica muere a causa de la lluvia, su aliada, la chica del 11, la ha abandonado. Su compañero muere envenenado. Y después llega la muerte de Cliff. Aprieto los puños y la mandíbula. Noto que Caesar me mira de soslayo y abre la boca para comentar.
-Aquí... amigos, se me partió el corazón.
-Cerré los ojos y respiré hondo. Era mi amigo. Mi aliado. Y me lo han arrebatado. Cliff no se merecía morir. Ni Wood. Nadie lo merecía. Y ahora 23 niños inocentes estaban muertos.
No presté mucha atención hasta la muerte de Grint. El pequeño Ethan, había colocado una extraña trampa, y el tributo del dos mordió el anzuelo como un pez, y se le acabó el Juego. Luego miré la pantalla, pero no vi las imágenes. Estaba cansada de mirar y de hacer como si no pasase nada. Cuando todo acaba, nos giramos de nuevos.
-Unos Juegos emocionantes, ¿eh? -Caesar me miró.
-Todos son emocionantes. -Me deje llevar por la furia y miré con odio a los habitantes del Capitolio.- ¿No crees Caesar? Pero sobre todo me parecen interesantes los Vasallajes, ¿Crees que el siguiente Vasallaje se hará con las personas del Capitolio?
Dije con voz dulce y mordaz a la vez. Me recosté en el sillón sonriendo. El público ya no gritaba. Sonreí más. Y Caesar siguió preguntando, y yo seguía sonriendo y riendo y lanzando respuestas con poca cortesía. Ya podía oír a Minerva. Y me daba igual... Blight me había pedido ser fiera, y lo era.
La entrevista acabó tras varias horas y el himno sobó de nuevo. El Presidente Snow apareció con una corona. La corona del vencedor. Avancé hacia el y le sonreí, como llevaba sonriendo toda la noche. El inclinó la cabeza un poco, y yo la incliné también para que pudiese ponerme la corona.
-Aún debo de hablar con usted, señorita Mason. -Me susurró y me dio un beso en la mejilla. Su aliento rozó mi piel. Olía como a sangre. Una niñita me traajo un ramo de rosas. Todas eran blancas y perfectas, con espinas, y una se me clavó en el dedo índice. Una gota de sangre empezó a salir de él. Despedí al público con la mano y Snow puso una de sus gélidas manos en mi espalda. No logré encontrar a Blight.
















Mañana acabará la encuesta para la Historia de Blight, así que con el resultado de los votos empezaré o no la historia. Muchas gracias a todos por leerme. ^^.

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