Tenía la costumbre de levantarme temprano a diario, así que aquel día, me desperté con las primeras luces del alba. Mi padre y mi madre aún dormían. Era el día de La Cosecha, y preferían dormir antes que preocuparse por si su único hijo salía elegido en las urnas, además, hoy no tenían que abrir la imprenta en la que trabajaban ya que habían trabajado hasta tarde el día anterior.
Me vestí rápido y bajé por las escaleras de madera de puntillas sin haer ruido, o haciendo el mínimo ruido posibe. Era incapaz de bajar esas escaleras sin que la vieja madera crujiese bajo mis pies.
Salí a la calle sin desayunar. No estaba nervioso, pero no tenía hambre. A pesar de ser muy pronto, había mucha gente por la calle, sobre todo agentes de la paz. Había quedado con mi grupo de amigos en la Plaza, y mi casa se encontraba a la otra punta del Distrito, por lo que tenía que caminar bastante. El Distrito 7 era un Distrito grande, y eso me gustaba sobre todo en un día como aquel.
Metí mis manos en los bolsillos del pantalón y caminé deprisa. Aunque era verano, por las mañanas seguía haciendo frío, y el vaho que salía de mi boca lo comprobaba.
Cuando llegué a la Plaza, todos estaban allí. Eran cuatro chicos (uno cojo, uno pelirrojo, uno gordo, y otro muy alto) y dos chicas (una rubia, y otra morena) La chica rubia fue la primera en verme, y soltó la mano de su amiga para correr hacia mí. Saltó a mis brazos y yo la cojí, dando una vuelta en el aire. Rosie Spruce era la chica más guapa de todo el Distrito. Era dulce y alegre y con las mejillas siempre rojas. Tenía el pelo largo y rubio, y le bajaba como una cascada de oro por toda las espalda. A parte de su familia, no había mucha gente rubia por el Distrito 7. Sus ojos eran tan verdes como los árboles del bosque y siempre estaban llenos de alegría. Llevaba un sencillo vestido rosa que constratstaba con su piel blanca como la nieve.
Tenía miedo por ella. Aunque Rosie tuviese tan solo cuatro papeletas y pocas posibilidades de salir al ser la hija del alcalde, pero segía preocupado. Me dio un leve beso en los labios y acarició mi mejilla.
-Hey tortolitos -Gruñó uno de mis amigos, Olive, el cojo- Uniros a nosotros, nos tenéis olvidados.
La mañana se pasó rápido Rosie estaba nerviosa, lo sabía aunque lo negaba. Intentaba parecer valiente. Olive estaba muy tenso. Su madre trabajaba en la fábrica, y su padre era leñador. No eran trabajos muy importantes por lo que más de una vez había tenido que pedir teselas. Doce papeletas tendrían su nombre esta vez. Por suerte para mí, mis padre jamás me habían dejado pedir ni una sola tesela.
La Plaza empezó a llenarse de gente, y cada uno de nosotros nos separamos. Yo seguí con Rosie. Quería despedirme de mis padres, por si acaso, y ella me quería acompañar ya que sus padres estarían en el escenario. Pero no encontré a mis padres. Suspiré cansado y ambos fuimos a hacer cola para la idenificación. Después, un agente de la paz nos conduce a nuestros sitios. Los chicos están en la derecha y las chicas en la izquierda, también nos dividen por edad, así que no podría estar con Rosie de todas formas.
-Suerte. -Sonríe y me mira con sus grandes ojos verdes. Ahora no parece feliz como siempre. Está apagada, al borde de las lágrimas.
-No vas a salir, te lo prometo. -La doy un beso y suelto su mano. Sé que la veré cuando esto acabe.
Busco a mis amigos entre la gente y encuentro a Olive, y a su hermano gemelo, el pelirrojo, Olwer.
-¿Habéis visto a la nueva representante para el Distrito? -Comenta Olwer - Creo que antes representaba al Distrito 8, pero como el año pasado ganó el 12...
El año pasado había sido el Vasallaje de los 25, y la Cosecha fue una verdadera tortura
-Seguro que tiene el mismo aspecto que la del año pasado-Dije.
-¿Horrible? -Preguntó Olive riéndose.
Entonces la mujer de aspecto gracioso avanzó hacia el micrófono y habló sobre lo orgullosa que estaba, para después poner un video. El alcalde dijo unas palabras y miré a Rosie. Temblaba. Luego dio paso a los dos únicos vencedores con vida del Distrito 7. Una mujer de unos 70 años, había sido la primera vencedora de todos los Juegos del Hambre, y del Distrito 7, y un hombre de unos 30. Luego la mujer del Capitolio volvió a hablar:
-Que la suerte esté siempre de vuestra parte...
Dijo, y se acercó a la urna de las chicas. Cerré los ojos.
-Rosie no, Rosie no...-Susurraba apretando los puños.
-Cloe Pinebreath
Sonreí, y miré a Rosie Ella me miró, con la alegría de vuelta en sus ojos. No me fijé en la chica que subía las escaleras. Rosie estaba a salvo una vez más, y era en lo único que podía pensar.
-Blight Oakheart... -Lo escuché como si estuviese bajo el agua. La sonrisa de Rosie se torció en una mueca de desesperación y empezó a negar, pero yo seguía sonriendo.
Olive me dio un codazo.
-Blight...-Susurró Olwer- ...Arriba.
Entonces me di cuenta de que me habían fabricado un precioso camino para subir hasta el escenario. Había salido elegido.
Bueno tributos, ahí os dejo el primer capítulo de Blight. Espero que os guste tanto como los de Johanna. ^^.
Está genial, como siempre, me encanta la idea de que Blight salga con Rosie, así tendrá un motivo por el que querer ganar ;-)
ResponderEliminarMuchas gracias :3 Me alegro de que te haya gustado el primer capítulo.
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