¡Hola! Aquí tenéis el capítulo 42 de la historia de Blight, y bueno, quería hacer un pequeño aviso y es que seguramente no suba nada más al blog hasta dentro de dos semanas por el tema exámenes finales y eso... Pero luego volveré con todas las ideas que tengo en mente y que espero que os gusten tanto como a mí. Muchas gracias por leer. ^^
La vida en la Aldea de los Vencedores era mucho más tranquila de lo que nunca me hubiese imaginado. Había podido elegir la casa que más me gustas, aunque todas fuesen iguales, ya que nuestro Distrito jamás había tenido muchos ganadores, y ahora solo había tres con vida.
Llevaba casi una semana instalado allí. Estaba lejos del Distrito. Para llegar a ella, tenías que atravesar el enorme bosque del Distrito. Mi madre se había pasado una vez a verme. Llamó a la puerta, pero no la abrí. A mi padre, no le había vuelto a ver. Jara pasaba de vez en cuando y me traía algo de su comida, ya que la encantaba cocinar. A veces comíamos los tres juntos, Jara, Ray y yo. Y todo era muy deprimente. A Rosie la había permitido entrar cuando quisiese. Ahora que el colegio había terminado, teníamos mucho tiempo para pasar juntos, pero lo desaprovechábamos.
Esto era culpa mía. Parecía un zombie durante todo el día. Me despertaba, y me quedaba sentado en la cama hasta que el sol volvía a ponerse e intentaba convencerme de que no necesitaba dormir. Siempre que dormía, tenía pesadillas. No me despertaba gritando, de hecho era lo peor de todo, no despertarme. Soñaba hasta que al fin terminaba el sueño y me despertaba de un salto, empapado en un sudor frío. A veces Rosie estaba allí para intentar tranquilizarme, y me leía poemas mientras insistía en que yo tocase el violín.
Rosie siempre estaba allí para cuidarme. Y me odiaba por eso.
Una mañana, cuando abrí los ojos y aún la oscuridad invadía la habitación, pude ver su sombra moverse para comprobar si había despertado. Siempre llevaba mi mano al cuchillo que estaba en mi mesita de noche y la apuntaba con el, hasta que me daba cuenta de quién era.
-¿Qué haces aquí?-Preguntaba.
-Decidí quedarme a dormir hoy. No me gusta verte tan solo...
-No has dormido...
-Que importa...-Ella se sentó a mi lado, y con ternura me quitó el cuchillo de la mano con el que todavía la estaba apuntando.-Te quiero, ¿vale?
Yo asentía, ella me apartaba el pelo de los ojos, y cogía el libro de poemas que tanto la gustaba.
Jara nos traía el desayuno. Comíamos. Seguíamos con los poemas. A veces Rosie se dormía en mi regazo de cansancio, y cuando el sol empezaba a bajar, la despertaba para que marchase a casa. Y a veces, se entretenía adrede para quedarse conmigo por la noche.
Pero ya llevaba muchos días sin salir de casa. Rosie se preocupaba mucho por mí.
-Blight no puedes quedarte toda la vida retenido en esta habitación. Tienes que vivir. Has ganado para vivir.
-O para sufrir por lo que he hecho...
Se río, y me dio unas palmaditas suaves en la mejilla seguidas de un beso.
-¡Tengo una idea!-Dijo con ojos brillantes.
-¿Qué idea?
-Hace mucho que no ves a tus amigos. A nuestros amigos. Podíamos ir hoy. Seguro que siguen en la plaza del pueblo.
-Ellos no han venido a verme. ¿Por qué debería de ir yo a verlos?
-Blight... es complicado. Ellos saben que todo esto es muy duro para ti.-Puse mala cara, y Rosie lo notó.- Venga, date una ducha, alegra esa cara, y vístete.-Me sonrío.-No pienso aguantarte yo sola todo el día...-Dijo en tono de broma, y después me saco la lengua.
Aquel día, creo que me di la ducha más larga de mi vida. Era duro pensar que volverías a ver a tus amigos de todo lo que habías hecho. Ellos habían visto como mataba a gente. Me daba vergüenza pensar que les volvería a mirar a los ojos después de terminar con cuatro vidas.
Cuando salí de la ducha, Rosie había preparado mi ropa sobre una cama perfectamente hecha. había abierto las ventanas, y había sustituido el cuchillo de mi mesita de noche por un jarrón con flores amarillas. No me costó encontrar el cuchillo de nuevo, debajo de mi almohada. Después de vestirme, metí el cuchillo en el bolsillo del pantalón, y bajé las escaleras. Rosie estaba abrochándose su chaqueta blanca que dejaba al descubierto un bonito vestido de color lila. Llevaba el pelo recogido en una trenza, y entre los mechones de pelo parecía haberse enzarzado una de las flores amarillas del jarrón. Ella me dio la mano, transmitiéndome seguridad.
-No estés nervioso Blight. Ellos son tus amigos. Te queremos.
El corazón me palpitaba fuertemente contra el pecho cuando Rosie y yo llegamos a la plaza. Como ella había asegurado, mis amigos estarían allí, sentados en uno de los bancos de madera que rodeaban la plaza. Había cuatro chicos y una chica. Cuando estuvimos lo suficientemente cerca para que nos vieran, solo uno de ellos nos saludó con una gran sonrisa en la cara; Olwer, el chico pelirrojo. Éste me dio un abrazo.
-Se te echaba de menos Blight. Menos mal que has vuelto.
-Yo también os eche de menos. No sabéis cuanto.-Le contesté, intentando ser el Blight de siempre, pero parecía que había algo que no cuadraba.
Miré al resto del grupo. Olive y Edward miraban al suelo, Macy me miraba con una cara de estupefacción y asco, y Joe simplemente no me prestaba atención. Rosie se dio cuenta del rechazo del grupo hacia mí, lo noté por lo tensa que se puso.
-¿Qué estabais haciendo?-Preguntó Rosie, intentando ser animosa.
-Macy nos estaba contando lo que pasó ayer en el bosque durante la jornada de trabajo..Contestó Olwer contento.
Todos miramos a Macy, la chica de pelo y ojos castaños que seguía mirándome sin mucha alegría. Finalmente hablo.
-Lo siento mucho chicos... pero creo que no puedo seguir con esto.-Macy miró a todos los integrantes del grupo mientras hablaba, menos a mí.-No quiero ser grosera, pero yo no me siento agusto aquí. No ahora...-Se abrazó a si misma, como intentado protegerse, y dio unos cuantos pasos hacia atrás.
-¿Lo dices por Blight?-Preguntó Olwer. El chico pareció comprender que sus amigos tampoco estaban muy felices con mi llegada.-¡Oh vamos chicos! ¡Ha sobrevivido a los Juegos! ¡Nuestro Blight sigue vivo!
-¿A costa de qué? ¿De matar gente?-Replicó Edward.
-No me siento segura.-Añadió Macy, y luego ésta miró a Rosie.-Rosie, no quiero verte sufrir...
Rosie estaba a punto de llorar. Tenía la boca abierta y miraba fijamente a su amiga.
-Él es nuestro amigo. No es su culpa...-Protestó Rosie.
Yo di varios pasos hacia atrás, despacio. Intentando dejar al grupo. me había quedado claro, no era querido aquí. No quería estropear su espléndida tarde de... ¿lunes? ¿jueves? ¿domingo? Lo que fuese... Cuando estuve lo suficientemente lejos, me di la vuelta y me aleje con pasos cortos.
-¡Blight!-Una voz aguda me llamó desde lejos. No me hacía falta girarme para reconocer a Rosie. No me paré, pero ella me alcanzó.-Espera, iré contigo.
-No...-Dije serio.- Ellos te quieren a ti. Quieren pasar el día contigo. Con su grupo.
-Tu eres parte del grupo.
-Ya no Ros... Las cosas cambian.
-Pero... iré contigo.-Repitió.
-No te lo voy a permitir.
-No quiero dejarte solo...-Dijo abrazándome. La devolví el abrazo fuertemente. Sus abrazos eran siempre tan cálidos.
-Ve, yo estaré bien. Te lo prometo. Recuerda que sobreviví a los Juegos.
-No hace gracia Blight...-Protestó, y yo la sequé una lágrima que corría por su mejilla. Luego, ella se puso de puntillas y me dio un beso.-Iré a verte por la noche. Te lo prometo.
Se dio la vuelta rápidamente, y corrió hacia el grupo. Todos estaban centrados en lo que Macy estaba contando, todos excepto Olwer, quién me miraba con cara triste.
Ay Drew, lo siento verdad. No había podido pasarme a leerlo hasta hoy (Adivina por que, sí, por los globales) y bueno, acabo de leerme los dos seguidos y la sensación que me has dejado es con ganas de más. El miedo que demuestra y lo que hace, es todo muy real. Y por favor, te lo pido porfavor, no hagas que Blight se quede sol
ResponderEliminarHola! Tranquilo yo también estoy en esa época en la que no tienes tiempo de nada y todo es muy extresante jajaja (espero que te vayan bien ^^) Tranquilo, seré medianamente buena con Blight... Medianamente jajaja. Muchas gracias por leer, de verdad! Besos! :)
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