-¿Bueno, y que hacemos ahora?-Preguntó Cloe, bastante animada para estar en la arena.
-¿A que te refieres?
- No podemos quedarnos aquí para siempre. Debemos de buscar comida, refugio, y agua potable. Y algo para calentarnos no estaría nada mal, estoy helada y no pienso morir por un...
Cloe se vio interrumpida por los cañonazos que anunciaban las muertes de los tributos caídos. Los conté. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Seis. Siete. Ocho. Ocho cañonazos. ¿Solo ocho?
-Ocho.-Afirmó Cloe.-Son bastante pocos para el baño de sangre. Siempre suele morir casi la mitad de los tributos.
Cloe se apoyó en un tronco de un árbol de corteza rugosa, con aspecto de estar muerto, de casi sin y hojas, y las que había eran oscuras. Estaba bastante inclinado hacia la derecha.
-Yo mate a un chico...-Susurré.
-He visto como mataban a Eve y a Poppy. Las chicas del cinco y del nueve...
-Pero el intento matarme...
-Luego Maxwell, al que tu te cargaste...
Estaba contando con los dedos los tributos que ella creía muertos. No me lo podía creer. Parecía que se lo estaba tomando a broma.
-¿Estas hablando en serio? Lo dices como si eso no significase nada. ¡Mira que bien, hoy han muerto ocho!, bueno, mas posibilidades de ganar...
-Es que hay mas posibilidades de ganar.
Me enfade con ella y decidí caminar en una dirección opuesta a la de ella. No quería abandonarla, y de hecho no iba a hacerlo, pero estar solo me ayudaría a despejar la cabeza durante un rato. Pero ella me siguió gritando mi nombre.
-¡Blight! ¡Eh, Blight! ¿Adonde crees que vas?
-Solo quiero estar solo un rato Cloe. Quiero pensar...
-Por mucho que pienses... lo hecho, hecho esta. No puedes devolverle la vida a ese chico.
Paré de andar y miré al suelo. Tenia las botas llenas de lodo negro. El agua bajo mis pies, había creado burbujas entre la goma de mis zapatos y el suelo.
- ¿Por que lo haces tan sencillo? ¿Hablar sobre esto, como si nada hubiese pasado? Como si matarnos los unos a los otros fuese lo mas normal del mundo...
-Porque a partir de ahora sera lo mas normal del mundo... si queremos salir de aquí. Y uno de los dos lo va a lograr. Ademas, es mejor decirlo en voz alta, aunque cueste. Estamos aquí, y ya esta. ¿Tienes alguna solución para salir de aquí que no sea esta?-Negué con la cabeza.-Y nunca la habrá. Los Juegos serán así siempre... Ya no eres un niño Blight...
Suspire y seguí caminando sin hablar. Cloe caminó a mi lado, sin decir nada tampoco. Absorbimos el paisaje, y yo intente disfrutarlo un poco. Caminamos en dirección contraria por donde habíamos venido. A lo desconocido. Yo no quería volver a la Cornucopia, ni siquiera acercarme por allí, aunque aun quedasen provisiones. Y me imaginaba que Cloe tampoco quisiese. Estaba pendiente de cualquier cosa. Ruido, sombrea... podía ser un pájaro inofensivo, o los profesionales sedientos de sangre. Y aunque Jade estuviese con los profesionales, ella solo no podría evitar que Jasper y los suyos nos diesen caza. Si es que trataba de evitarlo...
Caminamos durante horas en silencio, después cuando el silencio empezó a ser incómodo, Cloe tarareo canciones. Las conocía, porque mucha gente en el Distrito las cantaba o las silbaba. Cuando nos sentimos cansados paramos a descansar. Nos sentíamos sedientos, pero no era una buena idea beber el agua del suelo. Caminamos en busca de zonas algo mas profundas, y las encontramos, en las zonas alejadas a los arboles. Podíamos divisar montañas a lo lejos. Muy a lo lejos. Cloe me mando intentar pescar algo. Lo intenté con el machete, y con los cuchillos. Pero no hubo suerte. Lo único que logre pescar fueron diminutas algas cubiertas de barro. Las guarde por si acaso. Me quite el abrigo e intente almacenar algo de agua en el. Si hacíamos un fuego... algo que parecía difícil aquí, podríamos calentar el agua y beberla. Fui con cuidado para que no se cayese el agua del abrigo, hacia el árbol donde estaba Cloe preparando el refugio. No estaba lejos de la zona profunda, pero algo metido entre los arboles. Habíamos elegido un árbol alto, robusto y que fuese algo fácil de escalar, pero a la vez difícil. Tenia gruesas ramas y escasas hojas. Me quede mirando a mi hermana, con los brazos levantados, sujetando el abrigo.
Al parecer, Cloe había aprovechado el tiempo. Las cuerdas estaban preparadas en las ramas. Había fabricado con el lodo un pequeño recipiente donde poner el agua, incluso había cazado una especie de pájaro que se había posado en el árbol. Y yo... bueno...
-Haz el fuego...-Me ordeno, con una sonrisa de lado.
Intente hacer fuego con dos palos medianamente secos que habíamos encontrado. Oscureció, y seguía sin salir una chispa. Nos moríamos de sed, y de hambre.
-Blight... para. Encender ahora un fuego seria condenarnos. Esperaremos a mañana. Intenta no morir de sed. Ni de hambre...
-El hambre la controlo bien...
En nuestra familia, nunca habíamos pasado hambre de verdad. De esa que algunos ni;os del Distrito sufrían y con la que se les marcaban todos los huesos del cuerpo, pero había meses en que no llegábamos con el dinero. Nos cortaban la luz. Y comíamos mal. Normalmente pan duro, ya que era lo mas barato. Hacia mucho que no pasaba hambre. Y menos después de conocer a Rosie, la cual, a veces me pasaba dinero si sufríamos una crisis.
Rosie...
Me ate la cuerda a la cintura, y comprobé si se sujetaba bien. Lo hacia. Me tumbe en la rama. Tras dormir en los mullidos colchones del Capitolio, esto era un verdadero horror.
-Buenas noches...-Susurro mi hermana.
Abrí la boca para contestarle pero algo a lo lejos comenzó a sonar verdaderamente fuerte. Sonaba como el viento, pero nunca lo había escuchado con esa fuerza. Me levante. En la oscuridad, con la simple iluminación de la luna, vislumbre algo, sin saber el que.
-¿Que es eso...?
Cloe ahogo un grito.
-Eso es un tornado.
Bueno tributos, aquí tenéis el capitulo 18 de Blight. Espero que os guste y bueno... como ya es el ultimo día del año pues os deseo un feliz 2015, y que lo paséis muy bien en estas fiestas. Un beso a todos, y gracias por leer.
12/31/2014
Johanna:Capítulo 49
Hola tributoooos. Siento mucho no haber escrito en tanto tiempo, y se que este capitulo es bastante cortooo, pero no he tenido mucho tiempo, y a parte, no se me han ocurrido muchas cosas, aunque algo importante pasara dentro de muy poquito. Bueno, espero que os guste tanto como otros capitulos, y muchas gracias por leer.
-A veces me pregunto por que sigo aquí. Me pregunto por que no morí en la arena como el resto. No era la mas hábil... No era la mas rápida... Nunca destaque por un comportamiento amenazador, o por un arma que dominase a la perfección. Era una mas... Y sorprendentemente sigo viva. Creo que tengo una deuda con el Distrito 4, una difícil de devolver, ya que no estaría aquí de no ser por mi aliado.-Miré la imagen de Cliff, con lagrimas amenazando en el borde de mis ojos por salir. -Cliff era mi aliado, y en unos días me enseño mucho mas de lo que quizá pueda aprender en mucho tiempo. Me enseño a no rendirme, a luchar por lo que quería, a que las cosas tenían solución por muy oscura que viese la vida... Con el aprendí que sin sufrimiento la alegría no seria tan deseada, y que la felicidad dejaría de ser un sentimiento a una simple palabra. Todos sufrimos en la arena, como nadie pueda imaginar. Solo los que hayan pasado por ello sabrán de lo que hablo...-Mire a Blight, y este me asintió.- Honestamente, la palabra felicidad puede ser una palabra cualquiera si de alguna manera hacen que el sufrimiento de los Juegos tan solo sea un mal sueño, si todos los tributos que estaban conmigo allí vuelvan... Los Juegos nos quitan a personas inocentes que no volveremos a ver. No volveremos a tocar, ni a hablar... No volveremos a ver como el viento ondea su pelo, o como suspiran de cansancio... Simplemente, no volverán. Lo único que tenemos para ellos son vagos recuerdos, que con el paso del tiempo, sus rostros empezaran a emborronarse y dudaremos del color de sus ojos... !Los Juegos nos quita personas inocentes! Hijos, hermanos, amigos... Y LA CULPA ES DEL CAPITOLIO. -Fue entonces cuando las cámaras se apagaron, pero ya me daba igual. - Ellos no tienen que pasar por esto cada año. No tienen que sufrir en cada cosecha por si sus hijos son seleccionados. No tienen que verles a través de una pantalla como mueren sin que ellos puedan hacer nada.
Blight me agarro por la cintura, tirando de mi hacia atrás mientras yo pataleaban.
-¡Cliff y Wood no tenían que estar muertos!-Grite, antes de que las puertas del Edificio de Justicia cerrasen. Entonces me derrumbe y empece a llorar.
Me sentía muy mal. Notaba una angustia muy grande en el pecho, y como si algo me taponase la garganta.
-¿Que has hecho Johanna?-Grito Blight. Su voz tenia enfado pero también contenía desesperacion.-No puedo creer que hayas dicho eso. No quiero saber que...¿Te das cuenta de que yo no puedo protegerte ahora? Y encima, para empeorar las cosas en cuatro días llegaremos al Capitolio.
-Me da igual...-Susurre, y luego me puse en pie para decirlo mas alto.-Me da igual. He soltado todo lo que sentía. Mis amigos no debían de estar muertos...
-Johanna...-Intento tranquilizarme Blight.
-Déjame Blight. ¿Acaso no recuerdas tus Juegos? ¿No perdiste a nadie importante?
Blight me miro con tristeza. Pase por delante de el, chocando mi hombro con el suyo, y salí por la puerta trasera del Edificio de Justicia. Allí me encontré con Finncik y Annie, abrazados, mirando a ninguna parte. Finnick me miro serio. Su acompañante ni siquiera se inmuto de que pasaba por su lado.
Deambule por zonas poco transitadas del Distrito hasta que la noche cayo sobre mi, y me vi obligada a volver a recoger mis cosas y reencontrarme con mi gente en la estación de tren. El próximo destino era el Distrito 3. En poco días llegaríamos al Capitolio, y me encontraría con Snow. Palpe mi chaqueta esperando encontrar el frasquito de veneno, y ahí estaba. Suspire aliviada. Pronto todo acabaría.
Antes de subir al tren, me sorprendió al volver a ver a Finnick Odair ablando con Blight, con Minerva Brightness revoloteando alrededor. Tropecé con uno de los escalones del tren, y los seis ojos se centraron sobre mi.
-Espero verte mejor en el Capitolio Johanna.-Finnick me dedico una pequeña sonrisa, y yo asentí. Sin decir nada mas entre en el tren.
12/21/2014
Blight: Capítulo 17
El reloj contaba hacia atrás. La tensión y el nerviosismo eran palpables en el ambiente. Apenas quedaban treinta segundos para que diesen el pistoletazo de salida y dar comienzo a la matanza. Aún asì no podia pensar en nada más que salir de aquel lugar, fuera de la vista de los demás tributos, lo más rápido posible. Ya no me temblaban las piernas, ni los brazos, nada... Tenía los musculos tensados, y habia adelantado una pierna también, listo para correr. Fije la mirada en la cuenta atras, y susurrando, conté yo también.
Siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno... Casi no escuche el pitido. Los Juegos habian comenzado. Salte de mi plataforma al agua verdosa, que la verdad no olía muy bien. En medio del salto me arrepentí de no haberlo pensado antes, ya que si habia una gran profundidad, me ahogaría. Cuando mis pies tocaron la tierra suspire aliviado, sin dejar de mirar el cuerno dorado. Corri como nunca antes lo habia hecho hacia la Cornucopia, pese a que el agua que llegaba hasta mis rodillas me relentizaba. Era bueno corriendo, pero habia otros mejores que yo. Una de ellas, Jade. Estaba muchos metros mas adelantada que yo, casi llegando a la linea donde se encontraban los primeros objetos. Obviamente los peores, ya que eran los mas alejados. Paso de ellos y siguio corriendo mientras su coleta se balanceaba de un lado a otro, y de repente se hundió hasta la cintura en el agua estancada. Otros tributos llegaron también, y miraron hacia atrás, sorprendidos por la bajada.
Cuando yo llegué, estaba cansado de luchar contra el agua, pero la bajada no me sorprendió, aunque me desanimó. Tener el agua a la altura de las rodillas te hacia ir mas despacio. Tenerla a la altura de la cintura era todavía peor, y cuando vi que la habilidosa Jade, a punto de llegar al centro de la Cornucopia, se hundia hasta el pecho en el agua, me desanimé mas aún. Busqué a Cloe, la cual iba al mismo nivel que yo. Pataleé el agua, y seguí avanzando. Jade y Jasper ya tenian armas en sus manos, y yo intentaba desviarme para juntarme con Cloe. Cloe llegó a la Cornucopia y empezo a buscar en un estante algo. Yo llegué pocos segundos después. Tener tanta agua a mi alrededor me extresaba.
-¡Hazte con cualquier cosa y vamonos de aquí ya!
Agarre un par de cuchillos y me los guarde torpemente en el cinturón. Después agarré un machete que tenia a mi alcance y me moví para marcharme de aquel lugar en el cual empezaba a correr sangre. Al alzar la vista, me tope con un tributo que llevaba un arma blanca en las manos. Maxwell, del ocho. No me fijé muy bien en su arma ya que intento golpearme. Lo unico que vi fue un haz metalico venir hacia mi, y yo me sumergí en el agua verdosa. El agua paró el golpe. Cuando salí, volvi a ver el arma venir hacia mí, pero esta vez no fui lo suficientemente rápido y me dio en la cara, haciéndome caer hacia atrás. La sangre empazó a manar de mi nariz y de mi labio, aunque el golpe no me habia dolido tanto. Intenté levantarme pero Maxwell me piso en el pecho, dejándome sin salidas. Por mas que me movia no podia quitarme la fuerza de su peso contra mi. Lo único que pensaba era que ese era el final. Los Juegos habían acabado para mi. Pataleaba y me movía intentando que me dejase, pero no me soltaba.
¿Y Cloe? ¿Ganaría ella?
Me quedaba sin aire así que grité. Grite por si alguien me oía, por si eso me daba fuerzas a escapar, pero no se escuchaba nada, salvo burbujas saliendo de mi garganta. Entonces, bajo el agua, oí como el acero rasgaba la piel, y la sangre se mezclaba con el agua. No habia sido otro tributo. Habia sido yo. Maxwell quito el peso de encima de mi, y yo me levanté, viendo lo que había ocurrido. Mientras me agitaba para lograrme escapar, no habia soltado el machete, y este se habia clavado en el abdomen del chico del 8. Muerto. Aun estaba vivo, pero por poco tiempo. Con fuerza, saque el arma de su cuerpo, y Maxwell hundio sus manos en el agua, llevandoselas a la herida.
-¡Blight!-El grito de Cloe resonó por las paredes de la Cornucopia. Parecía urgente, pero yo seguía mirando mi machete cubierto de sangre, y a Maxwell empezando a inclinarse sobre si mismo. Habia matado a un chico inocente. Y eso no me lo perdonaría nunca.
Alguien me empujo contra la pared de la Cornucopia, dandome en la cabeza y hundiendome de nuevo en el agua y tragándola. Sabía horriblemente mal. Me levanté rápido dispuesto a luchar, pero el corazón me dio un vuelco al ver a Jade.
-¡Vete! ¡Te dije que te fueses! ¡Vete ya!-Gritaba. Histérica.
Asenti, e intenté correr hacia la dirección opuesta a donde estaba la masacre. Cloe venía hacia mi. La hice un gesto para que no se acercase a mi más, e intenté impulsarme con las puntas de mis pies en el suelo para avanzar mas deprisa por el agua. Cuando llegue al lado de mi hermana, nos abrazamos durante unos breves segundos y luego salimos de alli lo mas rapido posible.
A medida que nos separamos de la Cornucopia habia menor cantidad de agua. Corrimos bastante minutos con ella a la altura de las rodillas y despues se fue rebajando hasta que solo estaba a la altura de los tobillos. Me pregunté si el suelo estaria encharcado en toda la arena. No podía divisar zonas elevadas por culpa de los árboles.
-¿Que te ha pasado Blight?-Cloe me volvió a abrazar, esta vez con cuidado, y mirándome miedosa. Ladeé la cabeza al no comprender.-La sangre por la cara, y la brecha en la cabeza.
La miré. Ella estaba intacta, pese a estar empapada, como si no hubiese pasado por esa guerra.
-He matado a un chico Cloe. Yo. Y... No deberia haber pasado.
Solte el machete, y me saque los cuchillos del cinturon deshaciendome de ellos. Los cojí por el mango y los tire al agua.
-No... ¿Que haces? Pueden sernos utiles.
Cloe fue a por ellos, y yo llore. No queria, pero no podia evitarlo. No queria estar alli, queria volver a casa. No queria haber matado a aquel chico.
12/19/2014
Johanna-Capitulo 48
Era fácil entablar una conversación con el adorado Finnick Odair. Durante los quince minutos de caminata por las calles del cuatro, me contó varias anécdotas sobre su vida como vencedor, aunque al parecer, su vida era maravillosa: Gente haciéndole regalos, gente preocupándose de el todo el tiempo, viajes... Le pregunte sobre sus Juegos, si le habían resultado duros. No me respondió. Paso inmediatamente al tema de los nudos, el cual a mi me importaba nada.
Al acercarnos a la plaza del Edificio de Justicia, la gente empezaba a amontonarse alrededor de pantallas gigantes que proyectarían mi discurso. No estaba nerviosa pero temía de Blight y Minerva. A veces eran demasiado sobre-protectores conmigo.
Finnick me condujo por una bifurcación que daba a la parte trasera del Edificio de Justicia. Aun quedaban un par de horas para mi discurso, pero Blight ya estaba de los nervios.
-¿A que no adivináis a quien me he encontrado en la playa admirando la puesta de sol?-Pregunto Finnick con una cálida voz. Todo en el cuatro parecía cálido, como si te envolviese en sus brazos. Opuesto totalmente al siete.
-Oh, Finnick...-Suspiro Minerva. Blight suspiro aliviado y se dirigió hacia nosotros.
-Gracias Odair.-Dijo con voz seca, y luego se giro para mirarme.-Creí que te había dicho que no salieses sola.
-Creí que era libre para hacer lo que quisiese.-Le espete.
-Intento cuidar de ti y me lo pagas con respuestas malas...-Blight me miro, duro.-Ya me da igual Johanna. Haz lo que quieras. Se libre como un pájaro, pero cuando hagas las cosas mal, que las harás, no me pidas consejo.
-Una vez te pedí consejo y no me sirvió de nada...
Blight se giro y desapareció por una puerta. Las horas pasaron dentro del Edificio de Justicia entre maquilladores y estilistas. Me habían dejado que el pelo suelto me cayese por los hombros. Un vestido verde claro realzaba mis ojos, que tenían aplicadas varias sombras grises. Llevaba unos empinados zapatos de tacón del mismo color que el vestido. Los odiaba. No sabia como Minerva podía pasarse el día correteando por allí con ellos puestos. Me hacían sentir un dolor horrible. No llevaba zapatos como aquel desde el día de la entrevista, y podía apostar que ya se me había olvidado dar un paso con ellos. Una vez lista, me senté en las escaleras del hall, donde Finnick estaba, junto a una cuerda, haciendo nudos.
-¿Nudos? ¿En serio?
Finnick se encogió de hombros y dejo la cuerda a un lado para mirarme. Tenia unos profundos ojos verdes, como el color del mar.
-Recuerdo mis discursos de la Gira de la Victoria aun. Créeme, no los olvidaras jamas. Ver las caras de los familiares de las personas a las que has matado...
Sentí algo dentro de mi, seguido de un escalofrió. Ambos tributos del cuatro, Cliff y Oceana. Oceana había sido matada por la chica del uno, Rubi. Cliff, mi aliado, murió a manos de la chica del seis, Dorothy. Una lagrima se escapo de mi ojo derecho, por Cliff.
-Se que eras aliada de Cliff. Era un buen chaval y seguía sus propias normas. De verdad que aposte por el desde el principio de los Juegos. No se por que, había asumido que seria el ganador. Era tan diferente a todos... Igual que tu.
-¿Igual que yo?
Le mire desconcertada. Yo no era diferente del resto de tributos que habían participado en los septuagésimo primeros Juegos. Era otra tributo cualquiera, asustada.
-Tu demostraste miedo al principio, algo que todos intentan ocultar. Tu no. Y luego, a la hora de la verdad, te armaste de valor y tomaste partido. Fuese por venganza, fuese por amor, fuese por deseos de regresar... A tu manera, eras distinta al resto.
-Gra, gracias... creo...
Minerva me llamo. Ya era la hora de salir a dar el discurso. Suspire y me levante.
-Quizá te vea en el Capitolio en un par de días... me gusta ir por allí.-Dijo Finnick. Sonreía, pero su voz no demostraba felicidad.
-Me gustaria verte, de verdad Finnick.-Le devolví la sonrisa, y me dirigi a la puerta.
Antes de salir, vi como Finnick Odair se levantaba y caminaba hacia dos figuras que acababan de entrar por la puerta. Reconocí a ambas rápidamente. Mags, antigua vencedora, al igual que Annie. Annie había ganado un a;o antes que yo. Tenia una melena rojiza que la cubría la vista, era delgada y menuda. Finnick abrazo a la chica, que debía de ser de mi edad mas o menos, y esta ni se inmuto. Las puertas se abrieron y salí a ver a los habitantes del Distrito 4.
No me fije nada mas que en el lado izquierdo de la plaza, donde una imagen enorme de Cliff se situaba delante de mi. Se me seco la garganta y las lagrimas amenazaban con salir en mis ojos. Solo había dos personas bajo la pantalla de su foto. El me había contado que su hermana había muerto, pero no sabia nada del resto de su familia. Seguramente fuesen sus padres. Parecían serlo. Me imagine lo que podían llegar a sentir. Padres, a los cuales ya no les quedaba ningún hijo. A mi me dolía inmensamente la perdida de Cliff, mi aliado, mi amigo. No podía imaginarme su dolor...
Mire las tarjetas, aguantando las lagrimas, que se amontonaban en mis ojos. No podía leer, veía las letras borrosas, así que suspire, y deje que las palabras que salían directamente de mi corazón hablasen por si solas.
12/15/2014
Blight: Capítulo 16
Hola tributooos! Hoy vuelvo de nuevo con Blight, porque estoy atascada con la historia de Johanna y no se como seguirla, aunque la haya hecho ya un par de veces. Lo siento. Espero reescribirla y subirla en los proximos dias. Muchas gracias por leer!
Las puertas se abrieron dejándome ver nada mas que oscuridad. Todo estaba en silencio. Era medianoche.
No podía parar de imaginarme lo que sucedería si alguien me pillase aquí. ¿Algún otro tributo lo habría intentado antes? ¿O era el único tonto de toda la historia de los Juegos? En mi interior chocaban dos sentimientos opuestos. El primero, la curiosidad. El segundo, el miedo.
Me guié hacia las habitaciones por instinto. (Y deseando que los muebles tuviesen la misma disposición en todas las plantas.) Cuando llegue al hall de las habitaciones de los tributos, encendí una tenue luz. Abrí un poco la puerta de la derecha, conteniendo la respiración. Era la de Jade. Me meti dentro, y Jade me miro sorprendida. Yo la mire igual de sorprendido a ella. Tenia la cara cubierta de lagrimas, con el maquillaje de la noche esparcido por ello.
-¿Q-que haces aquí Blight?
-No podía quedarme con la curiosidad de lo que casi me dices en el ascensor.
Me acerque despacio, sentándome junto a ella en la cama. Ella me miro durante un rato, como si estuviese pensando que decirme.
-Da igual lo que pienses. Confía en mi. Mañana no nos esperes. Huye con Cloe. Tienes que decírselo. No confíes en nadie. Jasper y Blade, hablaron hoy. Piensan mataros. Creen que sois una amenaza demasiado grande. Tienes que irte. Si te ven... Vete Blight...
-Ya no hay alianza...-Era una afirmación por mi parte, no una pregunta.
-No, ya no... Vete.
-¿Por que me lo has dicho?
-Ya hemos hablado de esto...-Suspiro, y se limpio las lagrimas.-No le digas a nadie que tengo miedo.
-¿Tienes miedo?-Pregunte, y no recibí respuesta.
-¿Sabes Blight? A veces me pregunto como matar a los monstruos sin convertirte en uno de ellos. Porque si salgo, si salgo de la arena Blight, sere un monstruo. Lo seré. Llevo toda la vida entrenándome para esto. Para ser un...
La bese. Yo, la bese. Y al momento me sentí absolutamente culpable de todo, pero a la vez, me daba igual. Me daba igual porque sabia que no volvería a casa. Porque sabia que nunca mas estaría cerca de Rosie. Y eso es lo que mas me dolía. Que lo que mas parecido que tenia a los labios de Rosie eran los de Jade. Y en ese momento lo único que pensé fue en que Rosie debía de tener un futuro perfecto. La suerte se lo debía...
Me separe lentamente de Jade, y ella me abrazo. Sus cálidos brazos envolvieron mi cuerpo y tiraron de mi hacia abajo. Me tumbe a su lado, olvidándome de todo. En la oscuridad no estaba con Jade, estaba con Rosie. Y era penoso consolarme de esta forma.
-En realidad me fije en ti de verdad. Eres diferente al resto. Eres como a mi me hubiese gustado ser...-Me susurro al oído.
Empece a llorar, Jade me beso llorando. Y nos besamos con lagrimas en los ojos hasta quedarnos dormidos.
No se que hora seria cuando me desperté. Jade seguía durmiendo en calma. Me levante con sigilo y salí de su habitación. Camine despacio, intentando no hacer mucho ruido. Seguía todo oscuro, y de repente choque con algo. Casi caigo al suelo, pero ese algo me agarro. Se encendieron las luces y vi a Ben Monroe sujetando mi camiseta.
-¿Con que de visita a la habitación de mi hermanita, eh, siete?
-Eh... yo no, yo... No hemos hecho nada.
Ben no se parecía en nada a Jade. Media como dos metros, era musculoso, de mirada audaz, con rizos rubios y barba de tres días.
-Eso ya lo se...-Me dio un empujón tirándome al suelo.-No se que demonios hacen en la alianza del uno y el dos, pero si se que no duraras mucho en la arena. De hecho incluso es mi propia hermana la que te raja la garganta. Esta entrenada para eso, ¿Sabes? Por mucho que la hayas besado...
-¿Tu sabes...?
-Todo el mundo lo sabe... Andas detrás de ella. Muy bonito lo de cambiarla el nombre en las entrevistas, pero nada listo.
-Yo no estoy...
-Ben, déjale marcharse. Solo estábamos aclarando unas cosas para cuando suene el gong en los Juegos... -Jade estaba con los brazos cruzados sobre el pecho mirándonos, y hablando entre susurros. Ben me tendió una mano y me ayudo a incorporarme. Hizo un gesto con la cabeza, indicándome que saliese.
-Te veré en la arena Blight.-Se despidió Jade, y volvió a su cuarto. Yo me metí en el ascensor y pulse el botón de la planta siete. Me apoye en la pared del ascensor mientras este subía y suspire. Ya no había alianza. Quiza no volviese a ver a Jade mas, y tal vez fuese lo mejor. Debia de decirselo a Cloe. Iria ahora a su habitacion.
Cuando las puertas se abrieron, fui casi corriendo hasta su cuarto, pero no estaba. Estaba en el mio. No estaba contenta. Tenia el ceño fruncido.
-¿Donde estabas Blight?
-Cloe, tengo que contarte una cosa muy importante, así que no digas nada. He ido a ver a Jade y...
-¿QUE HAS IDO A...?-La tape la boca con la mano y me lleve el dedo indice a los labios para que se callase.
-Se acabo la alianza. Jade me ha dicho que Jasper y Blade piensan matarnos en cuanto tengan oportunidad. Se acabo. Iremos tu y yo solos. Nos iremos de la matanza sin acercarnos a la Cornucopia.
-¿Estas loco? No sobreviviremos sin armas...
-Tampoco si Jasper o Blade nos corta la garganta.-Replique.
-O Jade...No me mires así, pero no confió mucho en ella. Va en su manada Blight.
-Sea como sea, ahora estamos tu y yo solos. -Dije.
-¿Hermano y hermana?
Hermano y hermana.
No dormimos mas. Desayunamos temprano, todo lo que pudimos, y nos despedimos de Cressa.
-Chicos, se que uno de vosotros volverá. Lo presiento.
Nos llevaron en un aerodeslizador hacia donde la arena estaba. Nos pusieron unos chips en el antebrazo, el cual dolía mucho al insertarlo. No vi a Jade. En cambio en frente de mi estaba el "amistoso" Jasper, intentando hablar con Cloe y conmigo. La única palabra en la que podía pensar, era en la de traidor.
Lo mas duro, fue separarme de mi hermana. La abrace fuerte. Estos días habían sucedido muchas cosas. Y pensar que hace apenas una semana no sabia que tenia una hermana...
Camine junto a Atella por unos pasadizos subterráneos que estaban bajo la arena, hasta llegar a un diminuto cuarto. En el estaba la ropa que debía de llevar. Unos pantalones anchos marrones, una camiseta de manga corta negra, calcetines térmicos negros, botas de montaña y sudadera verdes, y una cazadora marrón y verde. Mi estilista me arreglo algo el pelo hacia un lado y me animo diciendo que estaba fantástico.
Me daba igual estar o no fantástico. Me temblaban las piernas, las manos, los brazos, los hombros, los labios... Mi cuerpo se sacudía descontroladamente. Me llevaba los dedos a la boca intentando morderme las uñas, las cuales ya tenia bastante cortas.
-60 segundos...-Advirtio una voz femenina.
Me levante de donde estaba sentado y camine hacia el elevador. Atella me detuvo antes abrazandome.
-Que la suerte este siempre de tu parte Blight.
-Gracias.-Hice un esfuerzo por sonreír y subí al elevador. Este se cerro, y comenzó a subir, y a subir, y a subir...
No hacia frío, tampoco calor. La luz del sol se reflejaba en el agua. ¿Agua? Pero también había arboles. Me fije mas en el paisaje, y lo reconocí. En el siete te los podías encontrar de vez en cuando. La arena era un pantano.
Mire a mi alrededor. A la derecha tenia a Connor, del Distrito 3, y a la izquierda a Jade. Ella no me miraba, estaba concentrada en la Cornucopia. Cloe estaba siete personas a mi derecha. Casi en el extremo. A su derecha tenia a Gregory, el chico del doce, y a su izquierda a Marina, la chica del Distrito 4. Ella también estaba atenta a la Cornucopia. No podía ir hacia allí. Me fije en la Cornucopia también, dorada y grande.
-Que empiecen los quincuagésimo primeros Juegos del Hambre.-Una voz masculina rugió por toda la arena.
Las puertas se abrieron dejándome ver nada mas que oscuridad. Todo estaba en silencio. Era medianoche.
No podía parar de imaginarme lo que sucedería si alguien me pillase aquí. ¿Algún otro tributo lo habría intentado antes? ¿O era el único tonto de toda la historia de los Juegos? En mi interior chocaban dos sentimientos opuestos. El primero, la curiosidad. El segundo, el miedo.
Me guié hacia las habitaciones por instinto. (Y deseando que los muebles tuviesen la misma disposición en todas las plantas.) Cuando llegue al hall de las habitaciones de los tributos, encendí una tenue luz. Abrí un poco la puerta de la derecha, conteniendo la respiración. Era la de Jade. Me meti dentro, y Jade me miro sorprendida. Yo la mire igual de sorprendido a ella. Tenia la cara cubierta de lagrimas, con el maquillaje de la noche esparcido por ello.
-¿Q-que haces aquí Blight?
-No podía quedarme con la curiosidad de lo que casi me dices en el ascensor.
Me acerque despacio, sentándome junto a ella en la cama. Ella me miro durante un rato, como si estuviese pensando que decirme.
-Da igual lo que pienses. Confía en mi. Mañana no nos esperes. Huye con Cloe. Tienes que decírselo. No confíes en nadie. Jasper y Blade, hablaron hoy. Piensan mataros. Creen que sois una amenaza demasiado grande. Tienes que irte. Si te ven... Vete Blight...
-Ya no hay alianza...-Era una afirmación por mi parte, no una pregunta.
-No, ya no... Vete.
-¿Por que me lo has dicho?
-Ya hemos hablado de esto...-Suspiro, y se limpio las lagrimas.-No le digas a nadie que tengo miedo.
-¿Tienes miedo?-Pregunte, y no recibí respuesta.
-¿Sabes Blight? A veces me pregunto como matar a los monstruos sin convertirte en uno de ellos. Porque si salgo, si salgo de la arena Blight, sere un monstruo. Lo seré. Llevo toda la vida entrenándome para esto. Para ser un...
La bese. Yo, la bese. Y al momento me sentí absolutamente culpable de todo, pero a la vez, me daba igual. Me daba igual porque sabia que no volvería a casa. Porque sabia que nunca mas estaría cerca de Rosie. Y eso es lo que mas me dolía. Que lo que mas parecido que tenia a los labios de Rosie eran los de Jade. Y en ese momento lo único que pensé fue en que Rosie debía de tener un futuro perfecto. La suerte se lo debía...
Me separe lentamente de Jade, y ella me abrazo. Sus cálidos brazos envolvieron mi cuerpo y tiraron de mi hacia abajo. Me tumbe a su lado, olvidándome de todo. En la oscuridad no estaba con Jade, estaba con Rosie. Y era penoso consolarme de esta forma.
-En realidad me fije en ti de verdad. Eres diferente al resto. Eres como a mi me hubiese gustado ser...-Me susurro al oído.
Empece a llorar, Jade me beso llorando. Y nos besamos con lagrimas en los ojos hasta quedarnos dormidos.
No se que hora seria cuando me desperté. Jade seguía durmiendo en calma. Me levante con sigilo y salí de su habitación. Camine despacio, intentando no hacer mucho ruido. Seguía todo oscuro, y de repente choque con algo. Casi caigo al suelo, pero ese algo me agarro. Se encendieron las luces y vi a Ben Monroe sujetando mi camiseta.
-¿Con que de visita a la habitación de mi hermanita, eh, siete?
-Eh... yo no, yo... No hemos hecho nada.
Ben no se parecía en nada a Jade. Media como dos metros, era musculoso, de mirada audaz, con rizos rubios y barba de tres días.
-Eso ya lo se...-Me dio un empujón tirándome al suelo.-No se que demonios hacen en la alianza del uno y el dos, pero si se que no duraras mucho en la arena. De hecho incluso es mi propia hermana la que te raja la garganta. Esta entrenada para eso, ¿Sabes? Por mucho que la hayas besado...
-¿Tu sabes...?
-Todo el mundo lo sabe... Andas detrás de ella. Muy bonito lo de cambiarla el nombre en las entrevistas, pero nada listo.
-Yo no estoy...
-Ben, déjale marcharse. Solo estábamos aclarando unas cosas para cuando suene el gong en los Juegos... -Jade estaba con los brazos cruzados sobre el pecho mirándonos, y hablando entre susurros. Ben me tendió una mano y me ayudo a incorporarme. Hizo un gesto con la cabeza, indicándome que saliese.
-Te veré en la arena Blight.-Se despidió Jade, y volvió a su cuarto. Yo me metí en el ascensor y pulse el botón de la planta siete. Me apoye en la pared del ascensor mientras este subía y suspire. Ya no había alianza. Quiza no volviese a ver a Jade mas, y tal vez fuese lo mejor. Debia de decirselo a Cloe. Iria ahora a su habitacion.
Cuando las puertas se abrieron, fui casi corriendo hasta su cuarto, pero no estaba. Estaba en el mio. No estaba contenta. Tenia el ceño fruncido.
-¿Donde estabas Blight?
-Cloe, tengo que contarte una cosa muy importante, así que no digas nada. He ido a ver a Jade y...
-¿QUE HAS IDO A...?-La tape la boca con la mano y me lleve el dedo indice a los labios para que se callase.
-Se acabo la alianza. Jade me ha dicho que Jasper y Blade piensan matarnos en cuanto tengan oportunidad. Se acabo. Iremos tu y yo solos. Nos iremos de la matanza sin acercarnos a la Cornucopia.
-¿Estas loco? No sobreviviremos sin armas...
-Tampoco si Jasper o Blade nos corta la garganta.-Replique.
-O Jade...No me mires así, pero no confió mucho en ella. Va en su manada Blight.
-Sea como sea, ahora estamos tu y yo solos. -Dije.
-¿Hermano y hermana?
Hermano y hermana.
No dormimos mas. Desayunamos temprano, todo lo que pudimos, y nos despedimos de Cressa.
-Chicos, se que uno de vosotros volverá. Lo presiento.
Nos llevaron en un aerodeslizador hacia donde la arena estaba. Nos pusieron unos chips en el antebrazo, el cual dolía mucho al insertarlo. No vi a Jade. En cambio en frente de mi estaba el "amistoso" Jasper, intentando hablar con Cloe y conmigo. La única palabra en la que podía pensar, era en la de traidor.
Lo mas duro, fue separarme de mi hermana. La abrace fuerte. Estos días habían sucedido muchas cosas. Y pensar que hace apenas una semana no sabia que tenia una hermana...
Camine junto a Atella por unos pasadizos subterráneos que estaban bajo la arena, hasta llegar a un diminuto cuarto. En el estaba la ropa que debía de llevar. Unos pantalones anchos marrones, una camiseta de manga corta negra, calcetines térmicos negros, botas de montaña y sudadera verdes, y una cazadora marrón y verde. Mi estilista me arreglo algo el pelo hacia un lado y me animo diciendo que estaba fantástico.
Me daba igual estar o no fantástico. Me temblaban las piernas, las manos, los brazos, los hombros, los labios... Mi cuerpo se sacudía descontroladamente. Me llevaba los dedos a la boca intentando morderme las uñas, las cuales ya tenia bastante cortas.
-60 segundos...-Advirtio una voz femenina.
Me levante de donde estaba sentado y camine hacia el elevador. Atella me detuvo antes abrazandome.
-Que la suerte este siempre de tu parte Blight.
-Gracias.-Hice un esfuerzo por sonreír y subí al elevador. Este se cerro, y comenzó a subir, y a subir, y a subir...
No hacia frío, tampoco calor. La luz del sol se reflejaba en el agua. ¿Agua? Pero también había arboles. Me fije mas en el paisaje, y lo reconocí. En el siete te los podías encontrar de vez en cuando. La arena era un pantano.
Mire a mi alrededor. A la derecha tenia a Connor, del Distrito 3, y a la izquierda a Jade. Ella no me miraba, estaba concentrada en la Cornucopia. Cloe estaba siete personas a mi derecha. Casi en el extremo. A su derecha tenia a Gregory, el chico del doce, y a su izquierda a Marina, la chica del Distrito 4. Ella también estaba atenta a la Cornucopia. No podía ir hacia allí. Me fije en la Cornucopia también, dorada y grande.
-Que empiecen los quincuagésimo primeros Juegos del Hambre.-Una voz masculina rugió por toda la arena.
12/14/2014
Blight: Capítulo 15
Caesar estaba sentado en su silla, esperándome para empezar mi entrevista. Sentía que mis piernas temblaban, y daban pasos hacia el entrevistador sin que yo me diese cuenta. Estaba demasiado ocupado preocupándome de toda la atención que ahora se centraba en mi. La gente aplaudía, aunque yo no la hacia mucho caso. Empezaba a odiar el traje. Era incomodo, y hacia que tuviese calor. Aunque el calor también era por culpa de los focos que estaban sobre mi y sobre Caesar. Había una fina neblina de humo que me entorpecía la vista y me desorientaba. Cuando al fin llegue al sillón, me apoye en el brazo de este y luego me senté, dejándome caer.
-Bueno... Blight, ¿Que tal te sientes?
Mire a Caesar y aparte la vista. Le volví a mirar. No podía ser mucho mayor que yo. Diecinueve. Veinte años quizá.
-Em... em... bien, supongo... Algo mareado con todas estas luces.
-Bueno...-Miró hacia las luces.- Al final te acabaras acostumbrando, créeme.
-Eso espero. -Sonreí, pensando en el consejo de Ray. Debía de comportarme naturalmente, aunque con tanta presión, no era tan fácil como yo me había imaginado.
-¿Que piensas de tus rivales en estos Juegos?
Pregunta trampa.
-Pienso que todos tienen alguna que otra habilidad escondida y que ninguno de nosotros sabemos. Cuando estemos en la arena todos intentaremos sobrevivir sea como sea, y nos daremos cuenta como somos realmente.
-Profundo pensamiento Blight. Creo que tienes bastantes ganas de salir ya a la arena.
-La verdad es que estoy mas cómodo aquí.
Caesar soltó una carcajada, seguida del publico. Era bastante fácil hablar con Caesar. El hacia que al publico le gustases, fueses como fueses.
-Y bueno...-Prosiguió Caesar.- Supongo que habrá algo por lo que mostrarte como un tipo fuerte en la arena, ¿no? Alguna chica en especial?¿ Alguien en la que estés interesado y te tenga que ver como un autentico tributo? Fuerte, valiente...
Mi turno. No podía fallar este movimiento y dejarlo ir.
-Si... Aunque creo que ella me querrá, aunque no sea el modelo perfecto de tributo. De hecho, incluso apostaría que todavía me quisiese aunque muriese en la arena. Mi novia... Mi Rosie...-Susurre. No había pensado en hablar de ella. No quería que la gente hablase de ella, ni que supiesen quien era... pero tampoco quería que creyesen que Jade y yo teníamos algo mas que una alianza.-Ella me dijo que tenia que ganar... Que sabia que iba a ganar... -Sonreí. Una sonrisa de enamorado, ni mas ni menos.-La quiero con todo mi corazón, y en los Juegos no parare de pensar en ella. Luchare por volver a verla.
Escuche al publico suspirar y cuchichear entre ellos. Caesar sonrió y hablo.
-Pues Blight, espero de veras que vuelvas a ver a Rosie muy pronto. Y también espero que luches muy bien en los Juegos. ¿Quieres añadir algo mas?
-No me subestiméis.
Deje escapar una sonrisa tímida y algo arrogante a la vez. Escuche los grititos de un par de chicas del Capitolio y me ruborice un poco. Caesar me dio permiso para salir mientras presentaba a la tributo del Distrito 8, Shirley.
Cloe, Cressa, Jara, y Ray me estaban esperando a las puertas del ascensor. Ray me dio un par de palmadas en la espalda felicitándome y Cloe me guiño un ojo. Nos metimos en el ascensor y Cressa pulso el botón de la séptima planta.
-Blight! Blight!-Jade corroa descalza hacia el ascensor que comenzaba a cerrar sus puertas. Intente detenerlo, pero no puede.-Tengo que hablar contigo. No puedes confiar...
Y las puertas se cerraron, dejando en el aire las palabras de Jade. Mire a mi hermana, la cual se encogió de hombros.
-¿A que se refiere? ¿No puedo confiar...?
-No lo se... -Admitió Cloe.
Algo me daba mala espina en todo esto.
-Cloe... no la vamos a volver a ver hasta los Juegos.
-Entonces supongo que tendrás que esperar hasta los Juegos. Y por favor...-Llegamos a la séptima planta.-Acuérdate de Rosie.-Salí del ascensor detrás de Cloe.
-¿Que tiene que ver mi novia en todo esto?
-Es Jade...
-¿No te fías de Jade?
Mi hermana puso los ojos en blanco y se fue a su habitación.
Llegue a un punto en el que no entendía absolutamente nada. Nos llamaron para cenar. La ultima cena, con todo el equipo reunido. Comí hasta que no me entraba nada mas en el estomago, y luego todos se fueron a sus respectivas habitaciones. Había pensado ir a ver a Cloe, de hecho lo pensaba hasta que salí descalzo al hall donde estaba su puerta, entonces cambie de dirección, hacia al ascensor. Pulse el botón de la primera planta.
12/12/2014
Blight: Capítulo 14
-Blight... ¿Por qué tu y yo...?
-No lo sé...-Susurré.
-¿No sabrán lo de...?
-¡No! No pueden saberlo.
Un estruendo de voces rugió desde el escenario acompañado de la música alta y las carcajadas sonoras de Caesar.
-Tengo que dejarte. Es mi entrevista...
Asentí, preocupado.
Cloe se sitúo a mi lado, y me miró de soslayo, con una mirada que no fui capaz de descifrar. Por un lado me daba la sensación de que contenía algo de dulzura y tranquilidad, por otro también veía cansancio, miedo... Miré nervioso a la pantalla. El joven y radiante Caesar Flickerman, con el pelo corto y de un color dorado muy parecido al de Jade se sentó al lado de ella, micrófono en mano. Tenía una gran sonrisa de felicidad por el comienzo de los Juegos. El vocerío y los vítores de la gente se alzaba ante los intentos de Caesar de acallar a la gente. Una vez conseguido su propósito, comenzó a hablar.
-Con nosotros tenemos a Jade Monroe. Bienvenida...-Caesar tomó la mano derecha de Jade entre las suyas y sonrío. Jade tenía las mejillas rojas y sonreía tímidamente al público. Me revolví un poco, sacudiendo los hombros.-¡Vaya! ¡Estás espléndida! Seguro que ya tienes muchos patrocinadores detrás... y lo que no son patrocinadores...
Tosí. Cloe me agarró de la mano, transmitiendome seguridad. Ya no estaba seguro de nada.
-Gracias Caesar, es un honor para mí estar aquí, representándo a mi Distrito.-Contestó Jade.
Suspiré. Al menos había ignorado la primera pregunta indirecta sobre un supuesto amor con otro tributo. ¿O era yo que creía que las cosas significaban lo que no eran?
-Y como no estar orgullosa. Tu, hermana de uno de los vencedores de los Juegos del Hambre. ¿Podría ver a una familia de Vencedores? La familia
-Estoy segura de que la verás Caesar, no me he presentado aquí para morir.
-Aunque has entablado amistades especiales...
-Algunas...-Dijo Jade sin darle mucha importancia, jugueteando con un mechón de su pelo rubio. La camara la enfocaba desde una posición en la que podría confundirla con mi Rosie perfectamente.
-Ya hemos oído que tu familia esta muy orgullosa de ti. Tu compañero de Distrito, os conocíais de antes...
-Ibamos a la misma escuela-Intervino Rosie.
-Ambos chicos del dos, -Aunque en realidad solo era Blade la que parecía estar en la manada de profesionales junto a Cloe y a mí, Caesar también había añadido a Flint. Más revuelto cuando nos abandonase, supongo.- ambos del siete. ¿Tienes buena amistad con el chico del siete?
-Tengo buena relacion con todos los que he hablado en general, sin contar a Jasper. Jasper me conoce.
-Hum... ¿Una chica con secretos?
-No tengo secretos con nadie Caesar...-Jade sonrío dulcemente y Caesar se río.
-¡Me encanta! ¡Me encanta! ¡Es una pena que tengamos que terminar ya! Creo que te has convertido en una de mis favoritas Jade, te deseo la mejor de las suertes.
-Gracias Caesar.-Respondió Jade, y se levantó para salir del escenario. Estaba temblando. Ahora era el turno de Jasper, quién ya estaba caminando hacia el escenario, seguro de si mismo.
Algo me atrapó entre sus brazos y me presiono contra la pared. Era Blade, la chic del dos. Me miraba con sus inmensos ojos verdes llenos de furia. Me apretaba el pecho con una mano, y con la otra me había clavado las uñas en la piel de mi mano derecha, la cual me empezaba a doler.
-¿A qué estáis jugando tu y Jade? -Blade tenía tics en el ojo izquierdo, y sus brazos convulsionaban un poco. Recordé que Cloe había dicho que los demás tributos la llamaban "loca". Cloe, la que estaba a mi lado intentando alejarla de mi, mirándola con odio.
-Yo no estoy jugando a nada.-Espeté, intentando zafarme. Blade me soltó, y se miró una de las uñas que me había clavado en la piel. Había una gota de sangre. Se la llevo a los labios sin dejar de mirarme.
-Hagáis lo que hágais, ganaré yo. Jade no es digna de ser ganadora, y vosotros dos ni siquiera sé por qué vais a intentarlo.
Nos miró un segundo más, y se alejo, dando zancadas mientras movía las caderas y su melena rizada ondeaba sobre su vestido de gasa dorado.
-¿Se ha bebido mi sangre?-Era lo único que podía preguntar. Cloe se encogió de hombros, mirando al suelo extrañamente. No quería ver en los Juegos a Blade, matando gente, y lo peor es que yo era uno de sus aliados.
En su entrevista, Blade aparentó ser completamente normal. Sin rastro de la locura que la carcterizaba, aunque Caesar mandó una indirecta al decirla que "Había llegado a sus oídos que había una tributo muy salvaje este año, dispuesta a todo." Y Blade lo confirmó. El tiempo se me pasó deprisa, y cuando menos me lo esperaba, llamaron a Cloe para que subiese para su entrevista.
-Suerte.-La dijé.-Lo harás bien.
-Gracias Blight... Suerte a ti también, y recuerda, sé tu mismo.
Ser yo mismo. Ray también me había dicho eso.
Cloe fue recibida por una oleada de aplausos, mientras, avanzaba con paso lento situandose al lado de Caesar,en la silla de los tributos. Cloe no sonreía, pero tampoco estaba seria. Lo miraba todo con curiosidad, y esperaba ansiosa al silencio del público.
-Bueno... Aquí tenemos a la espléndida y misteriosa Cloe Pinebreath. ¿Nerviosa?=Caesar alzó una ceja.
-No realmente...
-¿Tenemos aquí a una chica preparada?
-Se supone que estamos aquí para prepararnos a los Juegos.
-Bueno, si... pero no todos estan igual de preparados, ¿no? Y bueno... Bueno, bueno... Es sumamente extraño una alianza del 7 con el Distrito 1 y 2. ¿Y como así? ¿Buenas habilidades? ¿Astucia? ¿Algo... mas...?
-Deseos de ganar.
-¿Deseos de ganar?-Repitió Caesar.
-Deseos de ganar. No estoy aqui para morir en esa arena, y si muero, entonces que vuelva Blight. Creo que es un chico muy preparado, y nos sorprenderá en la arena.
-Blight... tu compañero... ¿tenéis buena relacion?
No podía creérmelo. ¿Estaba Cloe haciendo buena propaganda de mi? No debía. Era su entrevista. Sus minutos de fama, y tenia que aprovecharlos.
-Creo que no hay ninguna pareja de tributos que se lleve mejor que nosotros.
Punto para mí, al intentar confirmar que la pareja que hacía con Jade era solo ficción.
-Y bueno... te criaste sola. Tus padres, murieron cuando tu eras muy pequeña, ¿verdad?
-Si, así que supongo que me puedo considerar bastante independiente. Tengo miedo a pocas cosas, y he dependido de mi durante toda mi vida. El nueve que saque en las pruebas, deja bastante claro que seré una rival... interestante.-Cloe sonrió. Amenzadora, dulce, provocativa, astuta, sincera, temerosa... todo en una sonrisa. En una mirada hacia el público.
-¿Y no nos puedes dar una pista sobre lo que hiciste en las pruebas?
-Eso es una sorpresa mi querido Caesar...
El gong sonó, y Caesar se vio obligado a despedir a Cloe. No me había dado cuenta de que estaba hiperventilando hasta que mi hermana bajo del escenario y Caesar volvio a hablar.
-Un tributo muy interesante el que viene ahora, Blight Oakheart...
12/09/2014
Capitulo 47 - Johanna
-¿Por qué discutiste con Haymitch en el doce?
Estábamos en el tren, del camino al 4. Ya habíamos pasado por todos los Distritos más pobres, lo cual significaba que nos acercábamos al Capitolio. Tenía los nervios a flor de piel, y no me separaba en ningún momento del frasquito de perfume con el veneno dentro. Cada noche, miraba tres veces en el cajón de la mesita de noche donde lo depositaba antes de irme a dormir. Palpaba el bolsillo de mi abrigo cada diez minutos para comprobar si seguía allí.
-No es asunto tuyo…-Contestó Blight mientras revolvía con una cucharilla su taza de café.
-Creí que si lo era. Hablabais sobre mi… gritabais mi nombre.
-Creí que era de mala educación espiar conversaciones ajenas.
-Creí que era de mala educación hablar de otras personas por las espaldas. Y para tu información, no te estaba espiando. – Proteste.
-Lo que sea…-Blight se levantó, dejando su taza de café casi intacta. –Deberías de dormir un poco. Llegaremos al Distrito en un par de horas aun cuando sea noche cerrada.
-Si, claro… Buenas noches.
Blight salió del vagón en el que nos encontrábamos y me quede sola con el frío de la noche. Metí mis manos en el bolsillo del jersey, notando el cristal del frasco de veneno. Suspire aliviada, y temblando. No quería reconocerlo, pero tenía miedo. Aunque el plan funcionase en un principio, no tardaría en que alguien se diese cuenta de la verdadera razón. Volví a suspirar. Me abrace a mi misma y cerré los ojos, esperando dormirme. Solo quedaban cuatro días para llegar al Capitolio.
Blight me despertó cuando el tren paro en la estación del 4. Cuando bajamos, me sorprendió el aire calido que invadía el ambiente para ser aquella época del año En la mayoría de Distritos nevaba o hacia frío. El alcalde del 4, acompañado de varios agentes de la paz nos acompaño hasta el Edificio de Justicia y nos indico donde podíamos dormir. Yo lo intente. Pero no pude. El Distrito 4 había sido el Distrito de Cliff, mi aliado en los Juegos...
Antes de que saliese el Sol, me vestí con unos pantalones negros y una blusa beige, dejando de lado mi jersey. En una mochila metí el frasquito y salí de la habitación y del centro del Distrito en general. Algo que me fascinaba del 4, era la playa. Nunca había visto el mar, y no quería irme sin visitarlo. Me sorprendí al ver la cantidad de gente que había por la calle aun cuando no había amanecido. Niños en la calle jugando, ancianas abriendo sus puestos, hombres dirigiéndose al puerto… Seguí a un grupo de jóvenes que llevaban en sus manos calderos y cañas. Fue todo un alivio no ser reconocida, y pese a que sabia que la gente de los Distritos no era igual que la del Capitolio, aun así podía tener problemas, mas habiéndome ido de mi habitación sin avisar a nadie y estar en un Distrito completamente desconocido.
Cuando vi la playa, corrí hacia ella. Cuando llegue a la arena, me descalce, y camine despacio por ella. Me senté en una duna y admiré el mar. La espuma de las olas devoraba con ansias la tierra húmeda cuando las olas rompían contra la orilla. El agua dejaba restos marinos en la arena, como conchas, corales, algas… y luego, cuando la ola regresaba, los volvía a tragar, despareciendo de tu vista. Debí de pesar un gran tiempo admirando el mar, lo único que me distrajo fue la salida del sol, por el mar. Algo precioso. El sol, haciendo que la gran masa azul de agua que se extendía hasta donde me alcanzaba la vista, se volviese naranja y rosa.
-Bonito, ¿verdad?
Alcé la vista para ver a la persona que me había hablado. Al principio pensé en pasar de ella, hasta que vi de quien se trataba.
-Finnick Odair…-Susurré.
-Johanna Mason, es un placer verte por el Distrito 4. Aunque… creo que no deberías de estar aquí.
-Solo quería ver el mar.-Me levante, agarrando con fuerza mi mochila. No me hubiese esperado nunca encontrarme al mítico Finnick Odair en una playa desierta. Aunque me encontrase en el 4. No a Finnick, no aquí. Quizá en el Capitolio. Quizá durante los Juegos…
-¿Qué haces aquí?
-Pescar… -Extendió su brazo, en el cual llevaba una caña.
-Oh, genial…-Sonreí. Y mire mi reloj.-Oye… ¿Me acompañarías hasta el Edificio de Justicia? Vine sola y no creo que se sepa volver.
-Y Blight te esta buscando…-Sonrío, mostrando sus perfectos dientes blancos.
-Le diré que quería admirar el mar.
-Y se enfadara.
-Me da igual. Blight no es mi padre. Entonces… ¿Me acompañas?
-Claro. Sera un honor hacerme amigo de la ultima vencedora de los Juegos.
12/07/2014
Blight: Capítulo 13
-No os fiéis de lo que oís. Ya sabéis como de sobrevalorados están los tributos de esos Distritos, y no siempre ganan. - Apuntó Jara.- Además, no os olvidéis que vuestra querida aliada del 1 tiene mucha más ventaja que el resto al ser familiar cercano de un vencedor. ¿Estáis seguros de que vuestra alianza es de verdad y no os intentarán matar cuando estéis allí?
Miré a Cloe. Era ella la que parecía tomar las decisiones y la que sabía lo que se traía entre manos todo el mundo. Yo solo hacía lo que ella decía. Pero esa mañana estaba ausente, con la cabeza apoyada en su puño izquierdo, comiendo galletas de chocolate y mojándolas en el café.
Me preocupaba lo que Jara había querido decir. Es cierto que Jasper, Jade y Blade (nuestros supuestos aliados para la arena) habían estado muy amistosos con nsotros. ¿Pero por qué nosotros? No paraba de hacerme esa pregunta. Éramos del 7, un Distrito supuéstamente muy inferior a Distritos como el 1 y el 2, los mimados del Capitolio.
Ray entró estírandose en la sala, y se sentó a mi derecha. Alargó el brazo para alcanzar un plato con rosquillas que tenían azúcar de color azul espolvoreada por encima.
Hoy era la mañana previa a los Juegos, lo que quería decir que hoy por a noche habría una entrevista, y Ray debería de prepararme a mí. Jara y Cloe acabaron algo antes que yo, y se marcharon. Jara era la encargada de enfocar el carácter de Cloe. Ray se ocuparía del mío. Suspiré.
Cuando Ray acabó con las rosquillas, echó mano a unas rebanadas de pan tostado y separó las menos tostadas de las que más. A un grupo, les untó mermelada de frambuesas, y al otro, mantequilla. Luego se sirvió un par de tazas de chocolate caliente mientras yo esperaba pacientemente.
-Se supone que hoy es el día en que me ayudas.-Dije bruscamente mientras Ray miraba a unas porciones de tarta. Ray estaba completamente perdido en la comida, y la verdad es que no me había ayudado en nada en todos los Juegos, Jara se había encargado de eso.
-Chaval, te daré un consejo muy importante. Muéstrate como eres.
-Pero así no...
-¿Acaso sabrías actuar de tributo prepotente? ¿De amenazador? ¿Misterioso? ¿Y luego seguir actuando en la arena mientras tus amigos mueren... o les matas? No actúes, sé tu mismo.
-Pero... ¿se fijará alguien en mí así?
-¿Y a quién le importa que se fijen en ti o no? ¡Es un mal año! ¿Has visto las estadisticas? Hay un 38 por ciento de probabilidades de que gané el Distrito 1, y el 70 por ciento de ese 38 es para la chica. La hermana del famoso Ben, vencedor de los 44º Juegos del Hambre. Si no gana esa chica... será un milagro. Así que si quieres volver a casa y tienes oportunidad de matarla, hazlo.
Me quedé mirando incrédulo a Ray. ¿Matar a Jade? Era mi rival, claro, pero también mi aliada y... ¿Podría matar a alguien? Daba igual que fuese Jade u otro tributo, no quería matar. Pero si salir de allí. Cuando la comida se acabó, Ray se retiró, y me quedé solo con mis pensamientos. Cloe y Jara no tardaron en volver. Cloe se veía nerviosa, y me contó que Jara la había dich que podía enfocarse en su seguridad, su originalidad y su belleza. Cuando me preguntó... bueno, yo me tenía a mí mismo.
Las clases de Cressa no fueron muy difíciles para mí. Mis padres me habían enseñado a tener una buen educción, aunque a decir verdad, el traje era muy incómodo. En cambio Cloe, lo hacía todo mal. No sabía andar con sus zapatos, y cada vez que daba dos pasos se tropezaba con la tela del vestido. Cressa me dejó salir antes para centrarse en ella.
Mi tiempo libre se esfumó de repente. Atella quiso comenzar ya con los preparativos, así que mis estilistas me prepararon para la entrevista cuando aún quedaban un par de horas. Me sorprendió que el traje que iba a llevar fuese blanco. Casi nunca los tributos iban de blanco en esta entrevista. Cuando Cloe salió, me llevé otra sorpresa. Ella y yo no íbamos iguales como los compañeros de Distrito solían ir. Ella iba envuelta en un vestido corto de color rosa pálido que le sentaba muy bien. Seguía tropezandose con los zapatos pesé a que ya no pisaba el vestido.
La entrevista se realizaba antes de la cena, por lo que podía escuchar a Ray quejarse sobre el hambre que tenía. Bajamos en el ascensor, todos juntos. Cressa estaba muy emocionda, y no paraba de colocar el vestido de Cloe. No pude reprimir una sonrisa. Cuando llegamos al pabellón donde se realizaba la entrevista, nos dimos cuenta de qún faltaban tributos, los profesionales, 1, 2 y 4.
Poco a poco fueron llegaron, los del 4, ambos de azul, luego los del dos. Blade llevaba un vestido dorado, y Flint un traje negro, con la corbata dorada, como su compañera. Todos iban de acuerdo a su compañero.
-Cloe, ¿Por qué tu y yo vamos diferentes?
-No lo sé... Quizá no quieren que la gente piense que por ser del mismo Distrito vamos a ser aliados.
-¿No lo somos?
-Blight... no seas tonto.-Se toqueteó los mechones de pelo que se le escapaban del recogido.
Jasper y Jade llegaron. Por fin podíamos empezar las entrevistas. Entonces me di cuenta de algo muy importante. Yo si que iba a juego con un tributo. Pero no era Cloe. Era Jade.
Connor y Paige
Distrito 3
12/04/2014
Johanna: Capítulo 46
No me había imaginado el Distrito 12 así, tan diferente. Cuando bajé del tren y puse por fin los pies en el suelo cubierto de nieve, me di cuenta de que al igual que el 7, el 12 también era un Distrito muy frío. Sabía que en el 12 hacía frío, pero no tanto. Estaba bien abrigada, preparada para el crudo clima. Lo que más detesté del 12, fue la suciedad del carbón. En mi Distrito, cuando nevaba, la nieve se cubría de las hojas de los pinos, de corteza seca, y de resina. En el doce la nieve era negra, los edificios eran negros, y hasta la cara de las personas estaba negra.
Permanecí en el edificio de Justicia mientras los agentes de la paz preparaban el escenario. El alcalde del doce, el señor Undersee, un hombre muy amable que me había hecho un par de preguntas sobre si me encontraba bien, estaba leyendo unas tarjetas -probablemente de su discurso- con una niña al lado, aferrada a su chaqueta. Era rubia, y no muy alta. Seguramente ya estaría en edad de Cosecha. No me lamenté mucho por ella, era dificíl que los hijos de personas importantes como los Alcaldes saliesen elegidas para los Juegos. Aunque no imposible.
-¿Has preparado algún discurso?
Minerva me había dicho en el tren que intentase escribir algo para los tributos caídos del Distrito 12, pero no se me había ocurrido nada, salvo lo consolada que me sentí cuando Coal, el tributo masculino, me deseó suerte antes de mi prueba. Parecía que habían pasado milenios desde aquello.
-No se me ocurría nada.-Admití.-Supongo que improvisaré.
-¡Oh no! Yo hice algo para tii.-Me dió unos papeles. Parecía un discurso.
-Gracias...-Sonreí un poco.-Aunque añadiré algo de mi cosecha. No quiero parecer un robot.
Minerva torció el gesto y se cruzó de brazos suspirando.
-Solo hazlo bien...
-Lo hago siempre sin ayuda... ¿Por que no debería de haerlo ahora?
Las puertas se abrieron media hora después, y el Alcalde Undersee salió, dejando a su hija atrás. Se volvieron a cerrar las puertas. No estaba nerviosa, a decir verdad. Estaba acostumbrada a las cámaras, y toda esa gente mirádome... bueno, ya me habían visto en los Juegos.
El abrigo hacia que me muriese de calor dentro de las paredes del Edificio de Justicia. Minerva no me había permitido llevar gorro por si estropeaba mi`peinado. Hubiese discutido con ella, aunque solo fuese porque hacía mucho que no lo hacíamos, pero no tenía ganas. Blight me había obligado dejar mi bolso en una de las habitaciones, aunque antes había cogido el frasquito de veneno y lo había metido en uno de los bolsos del abrigo. Demasiado peligroso que alguien lo viese, aunque había cambiado el frasquito y ahora solo parecía perfume. Un perfume muy raro y negro.
Minerva me acompño a las puertas y me las abrió cuando el Alcalde terminó su discurso. Se cerraron detr´s de mí, y me vi sola frente a todo el desconocido Distrito 12. Mientrs me acercaba al escenario, vi las caras de algunas personas que me miraban serias: Un hombre pelirrojo al lado de otro hombre pero más viejo, una anciana muy, muy delgada, un chico alto, más o menos de mi edad, al lado de una chica con una trenza morena, agarrada de la mano de una niñita rubia, una madre cargando con su hijo en brazos, mineros llenos de carbón... Cuando me encontré delante del mirófono, vi las familias de Coal y Wendy, los caídos. A la derecha, se encontraba la familia de Wendy: Una pareja de mediana edad agarrandose las manos, y entre ellos otros dos niños, totalmente iguales. A la izquierda, la de Coal: Una mujer con un niño de unos seis años abrazado a ella, y una chica un par de años mayor que yo, con un bebé en sus brazos. Ambas mujeres lloraban.
Me aclaré la garganta y miré el papel de Minerva. Su letra torcida y elegante era algo incomprensible, así que, más o menos, acabe inventndome el discurso. No sabía muy bien que decir. Alternaba frases que sonaban demasiado al Capitolio, la dureza de los Juegos, de la vida, las pérdidas irrecuperables... Al final intenté dar protagonsimo a Coal, admirando su cordialidad, y lo buen tributo que había sido. nadie aplaudió, y no me sorprendió, nadie lo hacía nunca.
Cuando termino el discurso, volví a entrar al edificio de justicia. Escuche gritos y alguna que otra palabra mal sonante. Minerva no estaba. Solo estaba Blight, discutiendo con Haymitch , el único vencedor del 12.
Permanecí en el edificio de Justicia mientras los agentes de la paz preparaban el escenario. El alcalde del doce, el señor Undersee, un hombre muy amable que me había hecho un par de preguntas sobre si me encontraba bien, estaba leyendo unas tarjetas -probablemente de su discurso- con una niña al lado, aferrada a su chaqueta. Era rubia, y no muy alta. Seguramente ya estaría en edad de Cosecha. No me lamenté mucho por ella, era dificíl que los hijos de personas importantes como los Alcaldes saliesen elegidas para los Juegos. Aunque no imposible.
-¿Has preparado algún discurso?
Minerva me había dicho en el tren que intentase escribir algo para los tributos caídos del Distrito 12, pero no se me había ocurrido nada, salvo lo consolada que me sentí cuando Coal, el tributo masculino, me deseó suerte antes de mi prueba. Parecía que habían pasado milenios desde aquello.
-No se me ocurría nada.-Admití.-Supongo que improvisaré.
-¡Oh no! Yo hice algo para tii.-Me dió unos papeles. Parecía un discurso.
-Gracias...-Sonreí un poco.-Aunque añadiré algo de mi cosecha. No quiero parecer un robot.
Minerva torció el gesto y se cruzó de brazos suspirando.
-Solo hazlo bien...
-Lo hago siempre sin ayuda... ¿Por que no debería de haerlo ahora?
Las puertas se abrieron media hora después, y el Alcalde Undersee salió, dejando a su hija atrás. Se volvieron a cerrar las puertas. No estaba nerviosa, a decir verdad. Estaba acostumbrada a las cámaras, y toda esa gente mirádome... bueno, ya me habían visto en los Juegos.
El abrigo hacia que me muriese de calor dentro de las paredes del Edificio de Justicia. Minerva no me había permitido llevar gorro por si estropeaba mi`peinado. Hubiese discutido con ella, aunque solo fuese porque hacía mucho que no lo hacíamos, pero no tenía ganas. Blight me había obligado dejar mi bolso en una de las habitaciones, aunque antes había cogido el frasquito de veneno y lo había metido en uno de los bolsos del abrigo. Demasiado peligroso que alguien lo viese, aunque había cambiado el frasquito y ahora solo parecía perfume. Un perfume muy raro y negro.
Minerva me acompño a las puertas y me las abrió cuando el Alcalde terminó su discurso. Se cerraron detr´s de mí, y me vi sola frente a todo el desconocido Distrito 12. Mientrs me acercaba al escenario, vi las caras de algunas personas que me miraban serias: Un hombre pelirrojo al lado de otro hombre pero más viejo, una anciana muy, muy delgada, un chico alto, más o menos de mi edad, al lado de una chica con una trenza morena, agarrada de la mano de una niñita rubia, una madre cargando con su hijo en brazos, mineros llenos de carbón... Cuando me encontré delante del mirófono, vi las familias de Coal y Wendy, los caídos. A la derecha, se encontraba la familia de Wendy: Una pareja de mediana edad agarrandose las manos, y entre ellos otros dos niños, totalmente iguales. A la izquierda, la de Coal: Una mujer con un niño de unos seis años abrazado a ella, y una chica un par de años mayor que yo, con un bebé en sus brazos. Ambas mujeres lloraban.
Me aclaré la garganta y miré el papel de Minerva. Su letra torcida y elegante era algo incomprensible, así que, más o menos, acabe inventndome el discurso. No sabía muy bien que decir. Alternaba frases que sonaban demasiado al Capitolio, la dureza de los Juegos, de la vida, las pérdidas irrecuperables... Al final intenté dar protagonsimo a Coal, admirando su cordialidad, y lo buen tributo que había sido. nadie aplaudió, y no me sorprendió, nadie lo hacía nunca.
Cuando termino el discurso, volví a entrar al edificio de justicia. Escuche gritos y alguna que otra palabra mal sonante. Minerva no estaba. Solo estaba Blight, discutiendo con Haymitch , el único vencedor del 12.
12/03/2014
Blight: Capítulo 12
Jade me miraba fijamente con sus intensos ojos claros, con una mueca extraña. No me atrevería a decir que fuese de pena, de hecho no sabría decir que sentimientos podría guardar. ¿Acaso acabaría nuestra alianza -la de Cloe y la mía- con el Distrito 1 por el simple hecho de rechazarla? No. No podía ser. ¿Era ridículo, no? Nos miramos a los ojos durante varios segundos, los cuales habían parecido una eternidad, hasta que miré hacia las calles del Capitolio y me levanté incómodo. Me limpié el sudor de las manos en los pantalones y evite la mirada de Jade, precipitándome con grandes zancadas de nuevo hacia el ascensor. Jade corrió para alcanzarme, y en el último segundo, antes de que las puertas del ascensor se cerrasen detrás de mi, ella se coló por ellas.
-Y-yo... perdona...-Balbuceaba, y era la primera vez que podía ver a Jade insegura de sí misma.-No sé por que... Blight...
No la podía mirar a los ojos. Miré el botón con el 7 en él y fui a presionarlo, pero la chica me detuvo.
-Mira...-Suspiré.-Me caes bien, de verdad. Eres una chica genial pero... ¿Acaso olvidas donde estamos? ¿Acaso olvidas lo que somos? Jade, tu y yo no somos amigos, porque cuando salgamos allí afuera y el gong suene, tu intentarás salir de la arena como sea. Y yo también. A parte, tengo novia...
Al fin mis ojos se encontraron de nuevo con los de Jade.
-No me gustas Blight.-Dijo rápidamente, hueca de sentimientos.-Solo... quería probar.
-¿Probar?-Susurré, y luego alzé más la voz.-¿Probar? ¿El qué? A ver si por un simple beso me enamoraba de ti y así tenías una oportunidad más de matarme, porque yo, por culpa del amor, no lo haría. ¿Acaso has intentado esto con Jasper pero no te funcionó? ¡Pues conmigo tampoco funciona y no deberías de preocuparte porque...!
Me callé, lleno de ira. No quería demostrarle mi debilidad a Jade. Ahora ella ya no tenía la misma expresión, parecía furiosa también.
-¡Eres un completo idiota!-Me gritó.-¡No entiendes nada!
Me acerqué a ella acorralándola contra la pared de cristal del ascensor. Su rostro se tornó, y me miró más calmada. Era más alto que ella, aunque la verdad, en temas de armas, no tenía nada que hacer en su contra.
-Estoy harto de que me digan eso. -Susurré en su oído, y luego me aparté.
¡No quería disutir con Jade! ¡Ni con ningún profesional! Irían a nosotros en la arena de ser así, pero no podía permitir que Jade me dijese eso.
-Blight...-Susurró, y sonó como un sollozo. Pulsé el botón.-¿De verdad piensas eso de mi?
-Ya no sé que pensar sobre nadie. ¡No te conocía hace una semana y ahora me besas en un tejado como si fuesemos amantes! ¿Por qué? -Jade se encogió de hombros.- Si no estuviesemos aquí podríamos ser buenos amigos, pero despierta, -Chasqueé los dedos.- la realidad es que solo uno ganará.
-Esa tengo que ser yo.-Dijo, mirando sus pies.
-¿Lo ves? Por esa razón somos aliados, nada más.
Las puertas se abrieron al llegar a la planta 7, aunque antes de salir del ascensor, Jade me abrazo y me susurró algo al oído.
-Suerte con las puntuaciones.
Cuando se separó, me miró y me dio un beso corto. Suspiré, y salí del ascensor. No tenía ni idea de lo que Jade podía estar tramando y tenía el presentimiento de que todo lo que Jade había hecho era una actuación.
Cloe se encontraba con los brazos cruzados sobre el pecho y bastante seria en frente de las puertas del ascensor.
-¿Con que tu y Jade, eh? ¿Qué hay de Rosie hermanito?
-Yo no tengo nada que ver con Jade...
-Pues yo no he visto eso...
-Creo que estan actuando. Nuestra "relacion" con los profesionales no es real.
-Eso ya lo sabía, y creía que tu también. ¿Te has enamorado?
-¡No! ¿Por qué se supone que debería de hacerlo? ¡Tengo a Rosie!
-No parecías acordarte de ella cuando estabas con Jade.
Me enfadé. ¿Acaso ella se podía imaginar cuanto quería a Rosie?
-¡Cállate! ¡Me da igual lo que pienses! Yo sé lo que hago...
-Esta bien Blight, enfádate si quieres como un niño, pero si lo de Jade y tu se hace público y Caesar lo saca en la entrevista...
Me encerré en mi cuarto antes de que acabase la frase. Estaba harto de todo el mundo. Si los Juegos no eran fáciles de por sí, añadirles esta presión los complicaba más aún. Aunque me mría de hambre, no cené. Por orgullo y por no ver Cloe. Luego me arrepentí, ya que al parecer ella tampoco había asistido a la cena. Ray me llamó a la hora que se daban las puntuaciones, y todos -incluso Atella- nos reunimos para verlas. Yo estaba a un extremo del sofá, y mi hermana al otro. Las puntuaciones empezaron con Caesar y Claudius muy emocionados, asegurando que estos Juegos podrían ser dignos de comparación con el Vasallaje del año pasado. Como no, empezaron por Jasper, tributo masculino del Distrito 1 y compañero de Jade. Su puntuación fue de un 10. Jade fue la siguiente, la cual obtuvo la misma puntuación que su compañero. Flint, del Distrito 2, consiguió otro 10, y Blade, un 9. Ambos tributos del Distrito 3 tenían un 7. Mosses, Distrito 4, se sitúo con un 9 delante de su compañera Marina que obtuvo un 8. Del Distrito 4, Pep sacó un 5, al igual que su compañera Eve. La nota de Patrick, tributo masculino del 6, fue considerablemente alta, un 8. Muy por debajo estaba su compañera Abby con un 5.
Me puse nervioso. Me encorvé en el sofá para ver mejor.
-El tributo masculino del Distrito 7 ha sido puntuado con una nota de ocho.-Dijo Claudius.
Salté de alegría, aunque espere pacientemente la nota de Cloe.
-Bueno, y su compañera de Distrito nos sorprende a todos con un nueve en la puntuación. Parecen buenos tributos, quizá el Distrito 7 resurja de sus cenizas tras muchos años en la sombra.-Dijo Caesar.
Abracé a Cloe y saltamos por el salón juntos, perdiendonos puntuaciones. ¡Era increíble! Un ocho y un nueve.
-Parecemos profesionales ¿eh?-Comentó Cloe.
-Bueno, sois sus aliados. Deben temeros.-Aportó Jara.
Parecía ser que nuestro enfado había pasado. Ya volvíamos a ser los dos compañeros tributos de siempre.
Nos perdimos las puntuaciones del 8, del 9, y del chico del 10. Halia, la chica del 10 obtuvo un 5, al igual que ambos del once, Evan y Flora. Gregory, tributo masculino del 12 consiguió un 4, y Gea, su compañera, un 5. No era sorprendente, los del doce siempre sacaban notas muy bajas.
-Bueno chicos, enhorabuena... sabía que lo haríais fantástico. Ahora descansad bien, ¿vale? -Dijo Cressa.-Mañana tengo unas clases con vosotros.
Jara y Ray asintieron.
-Tu vendrás conmigo Cloe. -Sonrío Jara.-Tengo que darte consejos para la entrevista.
-Y tu vendrás conmigo chaval.-Dijo Ray. La verdad, prefería a Jara en el tema de dar consejos, se la veía más... cuerda.
-Y luego por la tarde me tendréis a mi. ¡Todo será realmente genial!-Exclamó Cressa.
Miré a Cloe y ambos suspiramos. Solo quedaban dos días para los Juegos, y no me había dado ni cuenta. Empezé a temblar.
Tributos del Distrito 2, Flint y Blade.
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